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Este invierno ha hecho desastres: arruinado carreteras, desmontado puentes, deslavado cerros, arrastrado casas y desnudado a algunos políticos… Pero sobre todo, ha demostrado el descuido e ineficiencia de las últimas gestiones gubernamentales, evidenciando los engaños de que es víctima el pueblo costarricense.
El sistema vial, en el que se invierten tantos millones, ha colapsado de frontera a frontera y hasta el más ciego sabe que esos dineros se fueron por alguna alcantarilla (o caja fuerte, porque las alcantarillas no existen).
El asombroso despilfarro (uno entre tantos) de la carretera a Caldera (radiografía de Costa Rica) verdadera “caldera”, ha despellejado orgullo y obra del gobierno anterior.
“Este es un monumento para los del NO” –decía Óscar Arias con su habitual sarcasmo, cuando inauguró sin estar concluida dicha carretera, que él y sus acólitos llamaron: “Autopista de primer mundo”, para su regocijo y lucro de una empresa española que nos engaña y saquea como en tiempos de la conquista… Y entre el jolgorio de la “trocha”, desfiles y discursos, afirmaban que todo era parte de aquel TLC, que impusieron a base de terror, miedo, soborno y compra de conciencias… Era el progreso del neoliberalismo que salvaría al mundo… Por ello había que votar por el continuismo, acotaban los incondicionales aristas babeando loas. Mientras, el gobierno plantó la placa conmemorativa más rápido que cruz en sepultura…
“Para verdades… la lluvia” (nuevo proverbio). Al viejo mono se le cayó el zapote y a Arias “le salió la venada careta”, pues sus escasos logros no convencen. ¡Zas, qué lección para quienes dudaban que en Costa Rica se hiciera teatro verosímil!… Colapsó la “joya vial” de don Óscar, por obra de una naturaleza a la que no pudo torcer el brazo (la lluvia). ¡Y aquí no cabe sala cuartazo! Bastaron unos aguaceros y, del mismo modo que al ganadero tramposo, se le despintaron sus vacas, pues aparte de la maltrecha carretera, la apresurada inauguración del Museo de Arte Costarricense resultó otro “scherzo” en busca de la fama; no estaba concluida la remodelación y han tenido que cerrarlo porque se le mete el agua… ¡Ah, y falta el estadio de la esclavitud! Bueno, “no por mucho que madrugue le amanece más temprano”; mal actúa quien por hambre, no deja cocer su cena o sazonar la cosecha. Pero ¿qué esperar de un gobierno cuyos ministerios (in) competentes, no pudieron colocar ni una simple platina en un puente?
¡Vivid y aprenderéis!, ya ven, las aguas que calman la sed, lavan penas y revelan tesoros, también desentierran cadáveres, “chorizos”, ropas sucias y caras de barro… Pero duele ver cómo se tira la plata de los costarricenses en concesiones millonarias mal planificadas y peor supervisadas, en carreteras, puentes, aeropuertos y todo, pues la incapacidad gubernamental es desastrosa. ¡Qué fraudulentos y paupérrimos han sido los últimos gobiernos, que no tapan un hueco si no es período electoral, para convencer ingenuos! ¡Lástima campañas publicitarias cortando cintas inaugurales de fláccidos logros!… ¡Ay madres, deberían dejar que los niños recortaran más con tijeras en su infancia, para que de adultos no arrastren frustraciones malsanas!
La lluvia desnuda al país y los culpables no dan la cara. No explican por qué los campesinos no reciben los Mercedes o BMW. Ni qué pasó con los empleos del TLC, si más bien se pierden los que hay. O por qué aumentó la pobreza, la corrupción, la explotación laboral y la inseguridad social. O por qué la presidenta (firme obediente) no puede frenar la atrocidad de Crucitas, les hace el juego a “ladrones del sol” y permite un ejército artillado en nuestro territorio, para “vigilar” el narcotráfico. Pero el tropezón a Caldera, la alianza con China comunista, el TLC con una potencia desmirriada, la corrupción, la inseguridad, las concesiones irresponsables, la deserción escolar y muchas desgracias más, serán parte del Karma de los Arias y compañía… Porque los dineros compran y disfrazan muchas cosas, pero no lo esencial de la vida: la calidad humana, la honradez y los principios…
¡Adiós mis flores! Pero, si dinero, “autopista” y gloria se fueron a la porra con los aguaceros de un simple invierno, ¿qué no pasará cuando las lluvias de la Historia, que lo mismo desentierran a un “héroe” que sepultan al farsante (como se ha visto), desdibujen estas gestiones gubernamentales y desnuden las falsas bondades del afamado neoliberalismo? En tanto, sigamos cruzados de brazos esperando a Dios…
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