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La tranquilidad en el juego del tenis y el juego de la vida

Don Bernardo Rojas, padre de la familia Rojas, honorable familia de gran tradición y calidad tenística, me daba un consejo hace cerca de 34 años en las canchas de tenis del club Cariari, sobre el juego del tenis que podía también aplicarse a lo que se podría llamar  el arte de vivir o el juego de la vida.

Don Bernardo Rojas, padre de la familia Rojas, honorable familia de gran tradición y calidad tenística, me daba un consejo hace cerca de 34 años en las canchas de tenis del club Cariari, sobre el juego del tenis que podía también aplicarse a lo que se podría llamar  el arte de vivir o el juego de la vida.
Me decía don Bernardo que cuando fallara una bola porque le pegaba mal, no había que lamentarse; había que seguir adelante, olvidar el error cometido, pero nunca perder la paciencia, gritar o lamentarse.
En el juego de la vida y el juego de tenis, muchas veces cometemos errores, torpezas. El consejo de don Bernardo es seguir adelante, no pegarse en el punto, olvidar lo que pasó.
En otra dimensión, pero con igual sentido, muchos poetas nos aconsejan ante las tragedias de la vida, olvidar la tragedia, salir adelante, no pegarse en el pasado. Muchos poetas han captado la lección de vida que señala que a veces la mente es tramposa, traicionera.
“No hay que ofuscarse, no hay que seguir en el punto anterior, no hay que lamentarse. Hay que estar tranquilo, seguir adelante”, es la lección de don Bernardo, gran amigo personal.
El célebre y clásico tenista Iván Lendl, quien reside actualmente en un hermoso castillo en los Estados Unidos, es un ejemplo claro del control de los sentimientos adversos que debe tener el jugador de tenis. Nunca se ofuscaba, nunca se encolerizaba, nunca se enojaba, nunca se impacientaba…permanecía tranquilo, apolíneo y con gran dominio de sí mismo.
El servicio o saque de Iván Lendl es un ejemplo claro de tranquilidad, paciencia, concentración, relajamiento, conocimiento. Antes de hacer el servicio golpeaba 4 veces la bola al suelo lentamente, respiraba profundamente (se aflojaba, se relajaba), pensaba en el lugar donde quería meter la bola y servía.
Virtudes o cualidades como la paciencia, la tranquilidad, la concentración, el buen humor, deben dominar en la mente del tenista. Defectos como el mal humor, la impaciencia, la intranquilidad, la desconcentración, deben ser dominados por el tenista que desea superarse a sí mismo como persona y jugador.
Luis Javier Naranjo Mora, sobrino, quien actualmente trabaja como profesor en la Academia de tenis Naranjo, me brindó un dato biográfico que medio recordaba y al cual no había puesto atención: a Iván Lendl se le conoce con el nombre de  “El hombre de hierro”…

  • Héctor A. Naranjo Rojas (Profesor)
  • Opinión
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