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Empresarios califican el CAFTA como fracaso comercial

El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y Centroamérica al parecer no ha generado ningún tipo de beneficio para nuestro país, y muchos empresarios consideran como una burla las promesas que recibieron y las excusas dadas por parte del gobierno de los Arias y el de la actual presidenta, Laura Chinchilla.

El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y Centroamérica al parecer no ha generado ningún tipo de beneficio para nuestro país, y muchos empresarios consideran como una burla las promesas que recibieron y las excusas dadas por parte del gobierno de los Arias y el de la actual presidenta, Laura Chinchilla.
Incluso hay quienes señalan que los efectos han sido negativos, sobre todo para los productores y las compañías locales que no han podido ingresar con sus productos al mercado estadounidense, en gran parte debido a la falta de una agenda de competitividad.
Además sostienen que las enormes barreras arancelarias, sobre todo en materias primas para la producción, están en contra del avance económico y social del país, beneficiando únicamente los intereses de ciertos sectores.
 
Para el empresario de la industria alimentaria, Tomás Pozuelo, lo único que han recibido son falsas promesas, pues los productos costarricenses no tienen la oportunidad de ingresar a ese gran mercado.
La explicación que da el empresario es sencilla: los efectos del TLC han sido negativos, ya que hacen producto terminado y en Costa Rica el azúcar, la leche, el maíz, la harina y muchas otras materias primas, son más caras que en el resto de países, por lo que es difícil competir.
“El Gobierno está a favor de proteger a ciertos monopolios; los grupos de interés son muy fuertes y tienen protecciones diferentes al resto de los costarricenses.  Nosotros somos aperturistas, creemos que podemos competir con cualquiera, siempre y cuando nos den las condiciones justas, pero al parecer quieren volver a tener una nación de puros peones”, señaló Pozuelo.
Ante esta situación, el empresario argumentó que la protección a esos sectores va en contra del avance de toda la industria alimentaria e incluso del consumidor.
Pero otros empresarios también se han sentido engañados, como los exportadores, y así lo confirmó Juan Francisco Montealegre de la cámara de ese sector.
“La ilusión que nos vendieron, de que debíamos imitar a países como El Salvador e Irlanda se esfumó, porque el primero hoy tiene la peor posición de la región y el otro está quebrado. Esto nos demuestra que las tesis económicas que los partidarios del TLC con Estados Unidos tenían, funcionan mal en todo lo referente a desarrollo y progreso humano”, comentó.
Montealegre hizo la comparación del TLC con una gripe, la cual se esparce por el mundo, pero que ha llevado a la sociedad civil a una situación extrema, en la cual se desarrolló una violencia destructiva, una guerra.
Esa ofensiva llegó directamente a la clase media alta, a la media, baja y pobre, las cuales han tenido que luchar con el nuevo enfoque basado en la política de los negocios y el beneficio de ciertas empresas y no de un mercado justo y equitativo.
La ayuda que iba a generar el TLC no era real, e incluso Montealegre arguyó que si se analiza a fondo, este acuerdo comercial fue avalado por una minoría en Costa Rica, pues cerca de un 70% no lo apoyó (incluyendo a los del “no” y a quienes no votaron).
“El engaño fue tanto a lo interno como a lo externo, pues muchos de los inversionistas que pusieron su dinero en la campaña a favor del TLC, se han dado cuenta que Costa Rica no es el paraíso que les prometieron; nuestro país no se parece en nada al resto de Latinoamérica y a la hora de operar en la realidad las cosas se les complican, sobre todo sin una agenda de competitividad”, dijo el empresario.
ARGUMENTO ENGAÑOSO
De acuerdo con el empresario Román Macaya, la excusa que ha tomado el Gobierno, tanto de los Arias como de Chinchilla, ha sido la famosa crisis económica y financiera.  Bajo esa sombrilla quienes tenían bicicleta no consiguieron su moto BMW y los que contaban con un Hyundai no lo cambiaron por un Mercedes Benz; tampoco Costa Rica es una nación desarrollada y quienes se opusieron al acuerdo comercial han confirmado sus temores.
“Este TLC ha sido beneficioso para Estados Unidos, pero nosotros hemos visto cómo se ha agravado el déficit comercial; es decir, importamos más de lo que exportamos con ese país y el peor argumento de todos es que la crisis es la culpable; dicen que sin ese maravilloso acuerdo estaríamos peor”, indicó Macaya.
Sin embargo, el empresario considera que muchos otros países pudieron sacarle provecho a la crisis, como es el caso de Panamá, donde hubo un fuerte impulso de la economía.
En su criterio, tanto el gobierno anterior como el actual, lo único que han hecho es escudarse en la crisis como el causante de todos los males que nos acechan, sin aceptar que la incapacidad para resolver los problemas reales es lo que mantiene al país detenido.
Qué mayor prueba –agregó- de la ligereza del discurso y de la toma de decisiones, que una carretera a Caldera en estado deplorable, atrasos en el aeropuerto o el incremento multiplicador que quieren hacer con los costos de los puertos en Limón.
“Continúan enfocando su discurso en el miedo y afortunadamente las personas ya nos dimos cuenta; la realidad está frente a todos y nos hemos cansado. El país está en una situación muy complicada, con un déficit comercial y fiscal, siendo sujetos de especuladores internacionales y el problema es que a futuro veo más de lo mismo”, lamentó.
ACCIONES PALIATIVAS
Según Tomás Pozuelo, la única forma de resolver en parte esta situación, es que el Gobierno comience de una vez a ejecutar, sobre todo en materia de competitividad, ya sea mediante la baja de aranceles de materias primas, la reducción de tramitología o la aprobación de la agenda complementaria.
“El gobierno ya tiene identificadas las acciones que debe seguir, tienen que dejar de hablar y hacer las cosas; con buenas intenciones no se resuelve nada. Si no se resuelven esos elementos, todos los TLC que se sigan aprobando con naciones desarrolladas irán en detrimento de todos los costarricenses, ya que estamos atados de manos”, advirtió el empresario.
Incluso afirmó que lo que necesitan las compañías locales, es que el Gobierno se quite del camino y que permitan el desarrollo justo y equitativo del mercado.
Es necesario fomentar el emprendedurismo, la innovación de productos de alto valor agregado nacional, de manera que se pueda exportar no solo a Estados Unidos, sino al mundo, permitiendo una mayor iniciativa empresarial y de Estado.

Las promesas sin cumplir
El movimiento a favor del TLC, junto con el gobierno de los Arias, hizo una serie de promesas que auguraban una Costa Rica desarrollada, con grandes opciones y posibilidades para sus habitantes y que a la fecha están sumamente alejados de la realidad. Entre ellos se pueden recordar:
-Menores costos en los productos importados y aumento de la oferta.
-Mayores exportaciones.
-Una verdadera competencia entre los empresarios nacionales e internacionales.
-Agenda de competitividad que acompañe los proceso de apertura.
-Creación de gran cantidad de empleos y reducción del desempleo.
-Reducción de la pobreza.
-Aseguraron que no subirían los precios de telecomunicaciones y electricidad.

  • María José Núñez ([email protected])
  • País
Violence
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