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Visión crítica de las estadísticas de criminalidad en Costa Rica

Todos sentimos  un incremento en los niveles de inseguridad ante  una criminalidad que conforme pasa el tiempo va tomando proporciones que nos parecen exponenciales, y esto,  a pesar del fortalecimiento en el aprovisionamiento logístico  y en el número de miembros de nuestros cuerpos de seguridad.

Todos sentimos  un incremento en los niveles de inseguridad ante  una criminalidad que conforme pasa el tiempo va tomando proporciones que nos parecen exponenciales, y esto,  a pesar del fortalecimiento en el aprovisionamiento logístico  y en el número de miembros de nuestros cuerpos de seguridad.
Y damos por hecho que ese nivel de incremento es real; no invertimos tiempo en cuestionarnos la situación, simplemente estamos muy atareados con nuestras vidas y, mientras tratamos de vivirla lo mejor posible, tomamos precauciones para no ser víctimas de algún asalto o cosa por el estilo.
Bueno, eso es cierto para la mayoría, menos para personas como Sebastián Huhn, historiador y politólogo, quien en un artículo publicado en Cuadernos de Sociología, número 10  de la Escuela de Sociología de la UCR , se apoya en una serie de argumentos para, sin negar que hay incremento en la criminalidad, afirmar que esta no es del “volumen informativo” que se nos pretende inculcar y que, por lo tanto, no se justifica el hablar de una ola delincuencial.
 
Para apoyar sus planteamientos, el autor inicia citando parte de un discurso de doña Laura Chinchilla aparecido en diario La Nación del 19 de agosto del 2007, cuando aún no era presidenta de nuestro país, en la que apoyada en datos estadísticos, afirmaba que los niveles de delincuencia en el país eran alarmantes. 
Para probar su hipótesis, don Sebastián hace un análisis crítico de las estadísticas oficiales de criminalidad, tarea en la que resulta ser muy creativo. En este sentido, nos recuerda el concepto de las cifras ocultas de las que hablaron Coleman y Moyniham, quienes afirmaban que  existen casos en el tema de la criminalidad que difícilmente serán detectadas por los registros correspondientes porque, hay muchos que no se detectan por la víctima o que no se reportan por algún tipo de temor, o porque la ciencia aún no logra descubrirlos como tales, como es el caso de los delitos cuya detección requiere de un determinado avance en la ciencia forense.
Refuerza Huhn su argumentación citando a Cohen quien dice que, el engaño a nuestros sentidos con respecto a los niveles de delictividad es mayor si se nos somete a “la amplificación de desviación en espiral”, que es el efecto que causa que la gente reporte más fácilmente aquellos delitos que se le transmiten por los medios de comunicación masiva y que estos se representan como mucho peores de lo que son y como socialmente inaceptables”.
Parece que son muchas las causas por las que deberíamos leer, escuchar o ver, en forma más crítica, las noticias de los medios de comunicación, los discursos de algunos políticos y en general, los datos y las estadísticas sobre criminalidad.
Pero mejor que yo en este resumido artículo, lo expone Sebastián Huhn, por lo que invito a su lectura que parece muy necesaria para académicos relacionados con el tema de la criminalidad, para los que tenemos que ver con el manejo de la Estadística, y para todo el resto de ciudadanos que queremos orientación sobre   hacia dónde caminamos como país en el tema de la delincuencia.
Por la responsabilidad que tienen, este artículo es de lectura especialmente urgente para  líderes políticos y responsables de medios de comunicación, para que tengan conciencia de lo delicado del uso de una información que mal utilizada, genera miedos masivos, e incluso, se transforma en obstáculo para reconocer, en caso de que los hubiere, avances en la prevención del delito.

  • Sergio Guillén (Profesor UCR)
  • Opinión
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