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De lamentable torpeza histórica, cataloga el investigador y analista político John Saxe-Fernández la decisión de la presidenta Laura Chinchilla y la Asamblea Legislativa de abrir formalmente los puertos de Costa Rica a la armada de EE.UU. , en momentos que ese país “militariza, paramilitariza y mercenariza” su política exterior hacia América Latina.
A Centroamérica le están aplicando la misma receta que a México, con la que se busca atacar los efectos y no las causas de la política económica imperial empresarial impulsada con el Tratado de Libre Comercio (TLC), que genera informalidad económica y una de cuyas manifestaciones es la criminalidad y el narcotráfico, señaló el sociólogo costarricense, profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) de México.El coordinador del programa «El Mundo en el Siglo XXI» del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM sostuvo el pasado 5 noviembre un conversatorio sobre estos y otros temas de la geopolítica en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, y concedió un entrevista a UNIVERSIDAD, de la cual este es un extracto.
Al analizar la situación regional, Saxe-Fernández dijo que hay que ponerle mucha atención a lo que está ocurriendo en México, donde al mes pasado ya había un acumulado de 30.000 bajas en la guerra del narcotráfico desde que el presidente Felipe Calderón llegó al poder hace cuatro año, de acuerdo con las cifras oficiales.
Y según información confidencial de la Procuraduría General dada al Senado mexicano solo se ha investigado el 5% de los casos.
“Esto me pareció a mi terriblemente importante; lo había yo escrito en varios artículos en (el diario) La Jornada, hablando que el esquema era poner al mexicano a aniquilar al mexicano, mientras los EE.UU. siguen haciendo los grandes negocios, y sigue exportando armamentos a los carteles en forma cada vez más intensa.”
“Es la misma receta para Centroamérica que es muy peligrosa… Es absolutamente lamentable que la nueva presidenta de Costa Rica, junto con los siervos menguados de la Asamblea Legislativa, le haya abierto formalmente las puertas de los puertos, fondeaderos y aguas territoriales a la armada de EE.UU. en momentos en que EE.UU. militariza, paramilitariza y mercenariza su política exterior hacia América Latina. Lamentable torpeza histórica para decirlo de manera cauta y que no ofenda a nadie.”
¿Qué explica la espiral de la violencia en México, no es el narcotráfico?
-Los fundamentos materiales de la estabilidad y el equilibrio social en México y en América Latina en general han sido vulnerados por la aplicación de una política económica del TLC, con efectos acumulativos que pueden ser efectos sumamente graves para algunos países. Ciertos países, sin embargo, han reaccionado de alguna otra forma y han podido articular salidas a lo que ha sido una verdadera guerra de clase contra la economía popular.
Entonces tenemos recomposiciones en el caso de Brasil, con Lula, por ejemplo, donde se desarrollan ciertos parámetros para promover el desarrollo económico.
Es decir, que se puede articular una salida no violenta que no destruya a la nación. Pero con el esquema estadounidense se aplica una misma política económica a los países y encima se incauta literalmente la política de seguridad sobre la jurisdicción de los países. En el caso de Colombia se puso en operación este esquema de manera muy sistemática con el Plan Colombia, que lo inició un demócrata, Bill Clinton.
En México, la adopción del programa de seguridad de los EE.UU. por parte de Calderón fue la respuesta de este a la ilegitimidad electoral que le abrumó, porque tomó el poder cuando había que hacer una segunda vuelta electoral.
Para lograr consenso nacional, le cayó muy bien el consejo estadounidense de lanzar el ejército a las calles y militarizar la guerra antidrogas, con el resultado deplorable para la estabilidad social. Esto se conjunta con el problema de seguridad número uno que es la aplicación de esa política económica que está detrás de todo lo que es la informalidad económica, de la cual el narcotráfico y la criminalidad es una de las expresiones.
Pero en ningún momento ellos tratan de enfrentarse a las causas sino a los efectos de esa política, y la idea es mantener el estado al borde o en proceso de colapso, enfatizando simultáneamente la dependencia de la política y de los órganos de seguridad del país que incluyen fuerzas armadas con el Pentágono, el Comando Norte en el caso de México, y Comando Sur en el caso de Colombia, con la DEA (Agencia antidrogas de EE.UU.).
La presión militar de EE.UU. es enorme. Un dato significativo al respecto es que el Pentágono en un informe que salió este año dice que la capacidad ociosa mundial de petróleo se acaba en el 2012, y que para el 2015 va a haber un déficit de unos diez millones de barriles diarios en relación con la demanda.
Y nuestros gobernantes todavía andan jugando como si estuviéramos en los tiempos normales. No se dan cuenta de que estos esquemas son esquemas de una economía como la de EE.UU. altamente dependiente y de principal consumidor mundial de petróleo, y consecuentemente el impulso de usar la fuerza militar es muy grande.
¿Qué lugar ocupa la lucha contra el narcotráfico en el esquema que describe?
-La guerra contra el narcotráfico se usa como excusa para intervenir. En esto hay una enorme falta de información. Hay que leer a los grandes estrategas del siglo XX y ver la historia de la Segunda Guerra Mundial para entender la importancia que tienen las bases militares. Abrir bases en América Latina, abrir los espacios oceánicos y el espacio territorial a la marina de los EE.UU. formalmente es una verdadera atrocidad.
Las bases en territorio colombiano con cara a Brasil y a Venezuela, le permiten a EE.UU. tener una vigilancia minuto a minuto donde hay enormes recursos naturales.
En los juegos geoestratégicos propiciados por el aparato de seguridad nacional en México y por extensión a Centroamérica y el Caribe, hay cuatro elementos básicos: armas, drogas, negocio y caos. Son cuatro elementos que operan bajo un esquema de dominio colonial imperial, y que en el gobierno de Bush se llamó “operaciones de estabilización y reconstrucción.” En este esquema se inserta la doctrina de “las fronteras flexibles”, que son las fronteras de los otros estados, no las de EE.UU. donde no lo dejan entrar a uno si no tiene visa aunque vaya de paso hacia otro país, lo que conlleva una fragilización de la soberanía o la jurisdicción de los estados nacionales.
Es una dinámica en la que organismos de espionaje de EE.UU., el Departamento de Defensa, el Pentágono juegan un papel primordial en la interrelación y protección de los negocios mundiales del narco y el tráfico de armas. Esto quedó ilustrado por ejemplo en el escándalo Irán-“contras”, que fue un operativo secreto de la CIA para financiar la guerra de Reagan contra la revolución sandinista, usando dinero del tráfico ilegal de armas y drogas.Usted llama a EE.UU. narcopotencia…
Los EE.UU. no controlan de ninguna manera el curso de armas donde están los carteles; al contrario, hace pocos meses se flexibilizó aun más la exportación de armas. Y es que hay que entender que EE.UU. es una narcopotencia. Ahí están los principales lavadores que son los principales bancos. Sin ese sistema financiero, el narcotráfico no opera. Además, EE.UU. es el principal mercado de consumidores, hay más de siete millones de adictos.
La venta de armas genera grandes ingresos a las empresas estadounidenses, y van a los principales carteles de la droga, que tienen dinero en abundancia depositado en EE.UU. Y luego se arma mediante la iniciativa Mérida a los ejércitos que combaten a los narcotraficantes. Entonces es un negocio redondo de doble vía.
Hay también centenares de fuerzas especiales de EE.UU. que operan encubiertas. Documentos dados a conocer en la página Wikileaks indican que hay una acrecentada presencia de fuerzas especiales de EE.UU. en 19 países latinoamericanos, que operan bajo cubierta. Son temas de ampliación militar por las vías de este programa de estabilización y reconstrucción del Departamento de Defensa que está en curso en México y Centroamérica, montado en un enorme trauma humano que abarrota las morgues en México. Con una cantidad de atrocidades inimaginables, como la que sucedió la semana pasada (tres semanas para el lector).
Están 12 estudiantes futbolistas, entra un escuadrón militar, no se sabe de dónde, con 15 camionetas negras, en una zona ocupada por la policía y el ejército mexicano. Ametrallan a los chicos de 16,17 y 18 años, los matan y se van. ¿Qué tiene que ver esto con el negocio de las drogas? ¿De qué se trata? Es producto de la militarización de la lucha contra el narco. Es decir, al norte van los dólares, al sur van las grandes cantidades de armamento, las balas y las pilas de cadáveres.
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