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El pasado 25 de octubre, en el marco de la Décima Conferencia de las Partes del Convenio de Biodiversidad Biológica, Costa Rica se convirtió en el ganador del Future Policy Award por su Ley de Biodiversidad (No. 7788).
Paradójicamente, un día después es galardonada con el vergonzoso Globo Gris, el cual fue otorgado por la Red Global de Humedales por descuidar la Biodiversidad y debido a su deficiente labor en el Humedal de Caletas en la zona de Nandayure, Guanacaste.
Con esto, se demuestra una vez más, que la imagen ambiental del país centroamericano se da desde su frontera hacia afuera. Es inaceptable que los discursos de los mandatarios sean decorados con democracia, sostenibilidad, pero cuando aterrizamos a ejemplos claros, la realidad es completamente diferente.
El desastroso turismo guanacasteco respaldado ya por documentales como “Quebrando los Huevos de Oro”, las prácticas insostenibles con la producción de la piña en la zona norte, también documentada por organismos europeos y demostrada con la contaminación de las aguas en San Carlos.
Una Ley de Aguas de 1942 que dista mucho de las necesidades del 2010 y que a pesar de querer ser renovada por iniciativa popular, las prioridades en la Asamblea Legislativa siguen siendo “otras”. Y aquí, en la Zona Central huelguistas de hambre buscaban la derogación de un decreto que declara de “interés nacional” el proyecto de minería a cielo abierto Crucitas.
Dos de estos jóvenes, en su día número 20 sin probar alimento, conservaban aún la esperanza de que la mandataria Chinchilla, se dignara a cruzar la calle para llegar a proponer algún acuerdo (los huelguistas además de pasar hambre, pasaron frío en un temporal campamento frente a Casa Presidencial). Son dos personas, que representaban a casi el 90% de los costarricenses que se opone al proyecto minero.
Por otra parte, también se convierte en “interés nacional” la construcción de un Aeropuerto Internacional en la Zona Sur del país, apostándole según la mandataria al “empleo y al turismo”, pero también, claro está, “al narcotráfico y a la delincuencia”. ¿Será ese tipo de desarrollo social, económico y ambiental el que nos hará merecedores de otro Globo Gris en el futuro?
Con estos dos tipos de premios se está haciendo un llamado tácito al doble discurso; podría verse como una llamada en el nivel internacional y un aprendizaje para todos los costarricenses. Se desprende, por otra parte, que tenemos los mecanismos y las leyes bien redactadas, dignas de premios internacionales, pero que si no las ponemos en práctica y exigimos a quienes confiamos el voto democrático, seguirán siendo un espejismo con eco de aplausos por parte de los diplomáticos en las grandes Cumbres, mientras que aquí adentro, vemos como el “verde” del ambiente y el “blanco” de paz y democracia se convierten en un lindo recuerdo.
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