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Los problemas no se resolverán con poses, mentiras, políticas focalistas y declaraciones de que “nuestra opción es por los pobres”. Hay que ir a las causas de los problemas y trabajar por eliminarlas.
El sistema ante las crisis, y la actual es profunda y extendida, recurre a perseguir a los trabajadores, al pueblo en general, si este opone resistencia al sistema; además, echa mano a las guerras de rapiña entre las diferentes metrópolis; en sí, el capital transnacional es un monstruo pero crea otros monstruos, para hacer la guerra, en la disputa por la hegemonía particular: el nazismo, el fascismo, el militarismo japonés, recientemente Saddam Husein.
También crea fantasmas, por ejemplo el narcotráfico, que es su gran negocio, para de paso, tener el pretexto que le permita apaliar a los pueblos. Además, el sistema procura que las diferencias económicas, políticas y sociales desemboquen en guerras fratricidas, para que el pueblo se ahogue en un mar de sangre.
(parte 2)
El humanismo y la democracia no es posible construirlos bajo el régimen capitalista, que olvida que el desarrollo del hombre y de la mujer es producto de la sociedad; el individuo, en solitario, no hubiera alcanzado la estatura humana, la riqueza en conocimientos, la capacidad de trabajo y creación de riqueza material, conceptual, el desarrollo de las artes, la ciencia y la tecnología.
La tensión entre la inteligencia del individuo y la de los otros, la colectividad, es lo que, a través de siglos, ha creado la conciencia social de lo que es correcto o incorrecto, son la ética y la moral construidas colectivamente, y es el espejo en el que no podrá verse el sistema capitalista, porque si le quedara un poquito de vergüenza, se sentiría muy mal.
Pero esto no es posible y no resuelve nada, de todas maneras, le corresponde al pueblo adquirir conciencia, organizarse, movilizarse, ejercer control sobre los poderes y exigir rendición de cuentas a los entes públicos y privados.
La cacareada “libertad” que proclama el sistema, bajo este, es una mentira; será posible cuando el conocimiento, la información, las oportunidades y las condiciones básicas de vida estén al alcancen de todos.
No puede ser que la riqueza, creada colectivamente, sea expropiada, y pase a manos privadas, originando tantos males sociales. Además, el sistema capitalista con el manejo perverso de la economía y su moneda, distorsiona y arruina las economías de los países periféricos. Los USA, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, impusieron al mundo la hegemonía del dólar. Y, para financiar su función de policía de la Tierra, hacer la guerra y mantener su desaforado consumismo, han recurrido, sin freno, a la máquina de hacer dólares, invadiendo al globo con éstos, que cada vez valen menos y están asfixiando al mismo sistema capitalista.
Ante más de cuatrocientos años de capitalismo, conservador, reaccionario y provocador de graves desigualdades económicas, políticas y sociales, se ha levantado el socialismo, como alternativa, que pasa por el ensayo-error; el hecho de que algunos de sus ejecutantes se equivoquen, no justifican, por sana lógica, desecharlo.
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