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Las llanuras del Gaspar

Existe un lugar perdido, no visible para quienes viven en las diferentes ciudades, capitales de provincia de Costa Rica. Se llama la Aldea de Sarapiquí  y en particular las Llanuras del Gaspar.

Existe un lugar perdido, no visible para quienes viven en las diferentes ciudades, capitales de provincia de Costa Rica. Se llama la Aldea de Sarapiquí  y en particular las Llanuras del Gaspar.
Ahí se produce queso (5000 kilos por semana, que son comprados por los intermediarios por una miseria, y vendidos en el mercado para los consumidores a precio de oro), también, carne, leche (y seguramente en algunos lugares de los alrededores), hortalizas, verduras, huevos de gallina criolla, carne de gallina o de conejo, qué se yo…
 
Pero los campesinos que viven ahí, viven en la  peor de las desgracias: en primer lugar, no tienen agua que llegue a sus viviendas; en segundo lugar no tienen viviendas (las fotografías que llegaron a mi poder de parte de los personeros del programa radial “El Agropecuario” (Miguel A. Grillo, Walter Badilla, José Torres y Sergio Ramírez, entre otros) manifiestan que esos, nuestros campesinos, que nos dan comida no tienen ni como vivir); en tercer lugar, no tienen electricidad, cuando vivimos en el siglo XXI y nos jactamos de tener electrificado a todo el país.
Ese no es el caso de los grandes hoteles, centros comerciales, y grandes residencias de lujo. A ellos nunca les falta la electricidad. Siento que hemos perdido el norte. ¿Por qué no se puede electrificar  una zona en donde viven quienes producen nuestra comida? Que los gobiernos  no se hayan preocupado por darles  las condiciones básicas para vivir a esos campesinos, está mal. En el programa que escuché, se habló de la posibilidad de poder construir biodigestores, para que esas comunidades tengan energía eléctrica. ¿Pero de dónde tela… si no hay araña? Esos hombres, mujeres y niños, como antes lo apunté, viven en situación precaria, y si no tienen como construir una casa, ¿cómo podrán construir unos biodigestores?  Desde aquí llamo a la gente, llamo a los especialistas de la Universidad Nacional (yo sé que ellos tienen mucha experiencia en los procesos de energía solar, para hacer cocinas solares, secadoras, etc., y también con los biodigestores); a la gente del INA, a la Universidad de Costa Rica. Desde muy joven aprendí que la Universidad tiene tres fuentes y tres partes integrantes: la docencia, la investigación, y la acción social. ¿No podría ser una fantástica acción social acudir en auxilio de esos campesinos?  A las universidades, o al ICE o a quien corresponda, no les resultaría caro donarles las estructuras tanto para los biodigestores como para las cocinas solares o los cables que van a llevar la energía eléctrica a las casas de esas familias, que están completamente desamparadas.
… Sería interesante no solamente para quien esto escribe, sino también para muchas personas preocupadas por la situación económica de nuestros campesinos, que los especialistas de las diferentes universidades e instituciones mencionadas anteriormente, “pudieran poner  el huevo”, así podrían cacarear.
La frase popular dice que el huevo hay que ponerlo y también cacarearlo, pero muchos de nuestros políticos, esas personas que toman decisiones, sólo cacarean, pero no ponen el huevo. Esperamos que nuestras frases no caigan en saco roto… 

  • Rutilio Herrera (profesor de matemática)
  • Opinión
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