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El Museo Rafael Ángel Calderón Guardia (MRCG), declarado en 1979 Monumento Nacional, tendrá un mejor aspecto y ofrecerá mayores facilidades a sus visitantes, gracias al plan de remozamiento al que es sometido y que tardará en un principio un par de meses.
De acuerdo con la información facilitada por prensa, la inversión en esta primera etapa es de ¢40 millones y los trabajos comenzaron en diciembre pasado. El objetivo es que a lo largo de los cuatro años del actual gobierno, la casa – que fue propiedad del expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia (1900-1970) – reciba una remodelación total de ¢160 millones.
En el Museo se realizan durante todo el año exposiciones de distintos artistas, tanto nacionales como extranjeros, y las exhibiciones son gratuitas para el público.
En la actual restauración, al edificio se le cambió toda su instalación eléctrica por una moderna y digital. Se pretende evitar que una mala conexión pueda producir un incendio que pueda resultar catastrófico, debido al tipo de material histórico que se guarda.
Esta era, según las autoridades del MRCG, una de las mayores preocupaciones, puesto que hay que recordar que la casa es una construcción que data de 1912 y su sistema eléctrico ya estaba bastante obsoleto.
Las paredes de las salas de exhibición, en adelante estarán forradas con gypsum, lo que permitirá una mayor confortabilidad para los visitantes y dará la sensación de que se dispone de un mejor espacio.
El Museo también tendrá una iluminación inteligente con el fin de ahorrar energía y estar en la línea con las políticas ecológico-ambientales que en teoría respalda el presente gobierno.
Al ser un inmueble patrimonial, los trabajos que se efectúan en la actualidad requieren de la autorización del Centro de Patrimonio Histórico y Arquitectónico del Ministerio de Cultura.
De hecho el museo, abierto al público desde 1991, funciona como una institución adscrita a Cultura y su más importante caudal económico procede de esa cartera. Sin embargo, también cuenta con una junta directiva que en teoría debe conseguir recursos adicionales para mantenerlo y proyectarlo en la comunidad nacional.
Como nuevo
Otra de los cambios que tendrá el edificio es que será pintado en toda su zona interior. De igual manera, la verja original que protege y rodea la casa será embellecida de nuevo para que recupere su esplendor de antaño.
A estos trabajos, coordinados por el arquitecto Carlos Vargas, se une la recuperación de un espacio que será empleado como biblioteca. De esta forma el público podrá acceder a una serie de documentos relacionados con las reformas sociales de los años 40 y que no estaban del todo disponibles por falta de un lugar adecuado.
Dicha área funcionaba como una especie de bodega, pero gracias a las reparaciones que se hacen, esta será aprovechada en beneficio de los visitantes.
El MRCG se ubica en Barrio Escalante y tiene un horario de lunes a viernes de 9 a.m. a 5 p.m. En la actualidad todos los servicios al público están cerrados precisamente por las mejores que se le hacen.
Las personas que acudan al Museo y que padezcan algún tipo de discapacidad contarán con un baño especialmente diseñado. Esta era otra de las preocupaciones de los administradores que, con la restauración actual, queda solventada.
El techo no se caerá
A finales de 2009 el techo fue sometido a una serie de importantes reparaciones, pues sufrió un considerable deterioro como consecuencia de varias goteras. En aquella oportunidad, UNIVERSIDAD había alertado la necesidad de que el inmueble recibiera algún tipo de atención por parte de los gestores de Cultura, dado que el techo podía caerse y causar daños tanto en los documentos y exposiciones, como en el lugar donde acuden decenas de visitantes. Esto significaba que existía un peligro real y latente para ellos.
Debido al mal estado en que se encontraba el techo, este fue cambiado totalmente mediante una inversión de ¢15 millones.
Todo este sector donde se ubica el techo y que conecta con las salas de exhibición en el diseño original de la casa (cuyos primeros dueño fue la familia Trejos Donaldson, la que a su vez se la vendió al doctor Calderón Guardia), era un jardín interior.
La obra fue diseñada por el arquitecto Jaime Carranza, quien firmó importantes trabajos de la época como el caso del Club Unión.
La casa fue construida en bahareque francés, lo que indica que se empleó caña agria, horcones de madera, pedazos de teca con calicanto, mortero y yeso en su revestimiento, y en realidad respondía a un estilo ecléctico, muy de moda a comienzos del siglo XX.
El jardín ya no existe, pues cuando la casa fue utilizada como sede Liceo de Señoritas Anastasio Alfaro, ese espacio fue rediseñado para utilizarlo en aulas.
Rodeada de cafetales y caballerizas y pequeñas viviendas donde se hospedaban los peones, la casa tenía un extraordinario esplendor en sus comienzos. En esa época, el café era el verdadero grano de oro del país y las familias poderosas se esforzaban por vivir a la altura de la aristocracia europea, especialmente la francesa, cuya cultura era entonces la preponderante y el sueño y el desvelo de los criollos ticos.
Todo lo cambió la guerra
La casa, cuya restauración tiene una importancia capital debido a la belleza del inmueble y al impulso cultural que da el Museo en su área, fue adquirida por el doctor Calderón Guardia con el objeto de utilizarla luego de su salida de la presidencia de la República. La vivienda, sin embargo, nunca fue habitada como lo tenía planeado Calderón Guardia, porque la guerra del 48, provocada tras la anulación de las elecciones de ese año y en las que había resultado electo el periodista Otilio Ulate, hizo que el expresidente tuviera que exiliarse primero en Nicaragua y más tarde en México.
Tales circunstancias políticas tuvieron un impacto directo en el inmueble, puesto que la casa fue desmantelada en gran parte en ese período entre 1948 y 1958.
Al regreso al país, Calderón Guardia la recupera. Sin embargo, fue hasta el gobierno de Rodrigo Carazo Odio que se declaró Monumento Nacional, lo cual dio pie a que los costarricenses disfruten de un inmueble arquitectónicamente valioso.
Con el propósito de que el Museo se conserve en un buen estado, existe la promesa del actual gobierno de la presidenta Laura Chinchilla de que cada año, y hasta el 2014, se invertirán ¢40 millones en obras de restauración.
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