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Con una lectura de poesía y una muestra de retratos suyos, la escritora Carmen Naranjo será homenajeada por sus contribuciones a la cultura nacional y en particular a la gestión de mantenimiento del Teatro Nacional.
“Ella es la única de los creadores de la Fundación que está viva. Ha dejado una huella en la vida cultural y literaria costarricense y queremos agradecerle su visión de crear un grupo de voluntarios para ayudar en la consecución de fondos para el Teatro”, puntualizó Marjorie Sibaja, presidenta de la Fundación de Amigos del Teatro Nacional.
Así, en el homenaje que se llevará a cabo el 20 de enero, se podrán apreciar 14 retratos fotográficos de la escritora realizados por Byron Espinoza en una sesión en el 2006, conjunto que en la muestra ha sido titulado Carmen en su casa. Durante el mencionado acto – de asistencia por invitación – la actriz Haydée de Lev declamará poesías de Naranjo.
Sibaja detalló que de lo que se trata es de “darle las gracias por tener esa visión de que el Teatro Nacional necesitaba amigos, pues a veces cuesta que la gente reconozca el aporte que ciertas personas han hecho al país; queremos decirle que seguimos su ejemplo”.
APORTE
Carmen Naranjo nació en 1928 y estudió filología en la Universidad de Costa Rica para luego realizar posgrados en universidades de México y Estados Unidos.
Se desempeñó como embajadora de Costa Rica ante Israel; fue subgerente administrativa de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y asistente de gerencia del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Destacó particularmente como Ministra de Cultura durante el gobierno de Daniel Oduber y también fue directora de la editorial EDUCA y del Museo de Arte Costarricense. Además, en su momento también dirigió los programas regionales del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF).
Como escritora, a lo largo de su prolífica carrera ha dejado textos como Los Perros no ladraron, Diario de una multitud, Cinco temas en busca de un pensador, El Caso 117.720, o Más allá de Parismina.
Sobre el homenaje que ahora recibe dijo estar “muy contenta”, pues “ha pasado mucho tiempo y parece que pasa desapercibido lo que hice por el Teatro Nacional”.
Al respecto, dijo compartir la noción de que en Costa Rica se tiende a olvidar el aporte de las figuras culturales, “aunque tengo la dicha de que el periodo durante el cual estuve al frente del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, se le ha llamado la época dorada”.
“Da la impresión de que nuestros valores culturales tienen mejor acogida fuera de Costa Rica, que no le da tanta importancia a su propio patrimonio cultural”, lamentó. La escritora relató que promulgó la Ley de Patrimonio Cultural cuando fue Ministra de Cultura, por la cual tuvo que enfrentar muchas reacciones adversas, “pues trataron de detener todo lo que tenía que ver con los tesoros indígenas”.
Por su parte, el fotógrafo Espinoza recordó que conoció a la escritora en el 2004, como parte de un trabajo que ha realizado de retratos a diferentes creadores costarricenses, como Fabio Herrera, Samuel Rovinsky o Alfonso Chase.
En el 2006 la volvió a retratar, y pasó la tarde con ella. Más tarde Naranjo le ayudó a publicar un poemario bajo el sello Osadía y escribió la reseña de la contraportada.
“Este año retomaremos el proyecto de un ensayo fotográfico, que implicará reuniones constantes; abarcará más allá de sólo retratos y la idea es poder publicar las fotos en un libro”, detalló.
Para Espinoza, la experiencia de visitar y trabajar con Naranjo fue “impresionante y enriquecedora”.
“Ella – expresó – es una figura fundamental en la cultura del país y la admiro como persona y como creadora. Costa Rica ha tenido monstruos en el arte, como Felo García o Francisco Zúñiga, pero me atrevo a decir que después de García Monge ella es la figura más importante. Además es muy humilde, humana y sencilla; conoce el mundo y compartió con figuras como Juan Rulfo y Julio Cortázar. Ha sido un gran privilegio compartir con ella.”
Sobre el aporte de la Fundación de Amigos del Teatro Nacional, Naranjo manifestó que esa organización ha hecho mucho por esa institución y su inmueble, “que tiene serios problemas. Entre otras cosas, se debe reconstruir o sustituir la capa acústica del sonido. Es una de las tareas más importantes en este momento y ya hemos pensado en organizar gente que aporte contribuciones para ese fin”, comentó.
Mientras tanto, Sibaja hizo ver que la mayor parte del trabajo de la Fundación es voluntario y destacó aportes como la colaboración en la compra y mantenimiento del piano Steinway.
Naranjo por su parte enfatizó en la importancia de conservar el Teatro “como la joya arquitectónica que es”. Respecto del deterioro y destrucción que en ocasiones sufren los inmuebles históricos en Costa Rica, indicó que “el dinero nos ha perdido un poco. La gente prefiere vender o destruir casas históricas que están muy bien situadas, aunque también hay personas que han sido muy generosas. Así como hay gente que ayuda, hay gente que destruye”.
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