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Vaya, vaya, era después de todo verdad el refrán que dice “A la mona más diestra y hábil se le cae también el zapote”. En tiempos recientes (11 de diciembre, 2010-La Nación) hemos visto como ese anacronismo ideológico que es el Dr. Jaime Gutiérrez Góngora ha defendido en distintas ocasiones una policía paramilitar que arreste izquierdistas, sindicalitas y estudiantes universitarios, una devastación marcada de nuestra flora y fauna, aparentemente una eliminación de las universidades pensantes o al menos algo parecido, etc. Ahora increíblemente le toca defender la tesis de la creación de un ejército en el país. Solo falta que ataque a los gays, a los afrocostarricenses y a las mujeres. Estamos esperando dicho acontecimiento con grandes anticipaciones. No creo que el Dr. nos falle. Tampoco creo que su séquito generacional en Estados Unidos (si bien ciudadano costarricense) deje de quejarse de la teología de la liberación y del uso de terminología como “capitalismo salvaje” para enfocar mejor algunos extremismos empresariales. Extremos tales y como indicó el Reporte a la Nación en materia de la violación de pago de sueldos mínimos. Pareciera ser que el joven y el abuelo son ambos parte de un triste paquete de la ultraderecha empresarial. Da un poco de dolor ver cómo en 70 años no se haya corregido la falta de capacidad intelectual o para ese caso el déficit en intelecto crítico. Como un barril que da vueltas, no se cambia de circunferencia, pero sí de estadía física (especialmente si va rodando cuesta abajo). En fin, qué podemos hacer. Algunas cambian y otras permanecen igual. A pesar de ello a uno le gustaría pensar que la evolución existe.
Lo llamé Sub Solís porque el artículo del buen Dr. aparece debajo del artículo de don Ottón Solís. Dos Costa Ricas contrapuestas en forma asimétrica. ¡Los juegos que hace La Nación! Uno blanco y el otro negro. Un Ariel y un Calibán. Cada cual que escoja. Desde luego, mucha gente escoge en secreto uno y en público su opuesto. La duplicidad es bastante corriente. Se usa corbatín para ir al entierro y pantalonetas “sport” para todo lo demás. En todo caso, el artículo llamando a la creación de un ejército en Costa Rica lo denominé Sub Solís o Infra Santo. Pero esta palabra inventada y prestada del latín, también se busca referir a los que optan por Solís en la conversación con intelectuales universitarios, pero respaldan a Gutiérrez Góngora en cónclaves secretas.
En todo caso se ha dicho que el que no sido ateo antes de los 60 años le falta un poco de seso y el que lo continúa siendo después de los 60 años, le falta un poco de precaución. Otra forma de pensarlo es que en la trinchera no hay ateos. Sub Solís como que tiene una serie de aplicaciones de espectro muy amplio. La duplicidad es desafortunadamente muy corriente hoy en día. Un terrible ejemplo de esto es el número de películas que mencionan a Costa Rica como refugio del gangsterismo internacional. Antes salía una sola de ellas y los periódicos lanzaban un sinfín de críticas a la Oficina de Migración y al Ministerio de Relaciones Exteriores. Hoy en día, como que se ha endurecido la epidermis y nadie protesta nada. Estamos acostumbrados a ello. Va a ser necesario como es el caso del Titanic, poner a Costa Rica a flote de nuevo. ¡Si es que se puede! En fin, pareciera ser que hemos perdido un país.
Duplicidad empresarial es también cuando se baja la calidad de las películas de cable y luego se proponen paquetes de películas buenas, pero pagando más. Interesante estrategia, pues ya se estaba pagando por eso con solamente conseguir el cable. Ahora hay que pagar extra. O sea, un asalto a mano armada. No es de extrañarse que tanto pandillero juvenil no sienta ninguna culpabilidad cuando asalta o mata. Los verdaderos sociópatas son los empresarios. Lógicamente, con lo alto que están en la jerarquía del modelo empresarial vigente, la juventud los emula mucho. El producto son pandilleros de la calle. No es de extrañarse. Hace algunos años emulaban políticos. Tampoco salió muy bien eso.
Han desaparecido los avatares del país. Aquellas personas que uno admiraba y cuya compañía buscaba. Ahora la comunicación es más bien una que desvirtúa la comunicación. Extraño, el joven habla como si lo que hablase no valiese la pena. Se desvirtúa a sí mismo. Casi todo el mundo que se puede señalar como virtuoso, se puede contraseñalar como vicioso. Eso conlleva un crecimiento del cinismo y relativismo que es atroz. Eso es muy destructivo de esa inocencia y pureza necesarias a la vida humana. Necesarios al crecimiento de la santidad en nosotros. Incluso del santo laico.
Pero como dicen en corredores por ahí, no hay mal que por bien no venga. Tanto Ortega como el Dr. Gutiérrez Góngora nos han hecho un bien. El primero nos advierte de la necesidad de desarrollar y patrullar nuestra frontera norte. El segundo, enteramente por contraste, nos lleva a no escuchar más opiniones adversas a nuestra ideología moderada y humanista. Si no que lo diga don Ottón Solís (o sea supra Gutiérrez Góngora).
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