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Demanda de Costa Rica ante La Haya

A partir de los argumentos costarricenses, la Corte Internacional de Justicia tiene ante sí un panorama que permite calificar como irracional, provocador e injustificado, el acto de invasión llevado a cabo por nicaragüenses.

A partir de los argumentos costarricenses, la Corte Internacional de Justicia tiene ante sí un panorama que permite calificar como irracional, provocador e injustificado, el acto de invasión llevado a cabo por nicaragüenses.
En contra de la documentación histórica y las actuales condiciones topográficas de la zona, los nicaragüenses han abierto un nuevo caño para que este sea considerado como el que se describe en el Laudo Nº 1 de Alexander.
Y lo hacen menospreciando el hecho de que su nuevo caño, cual si fuere uno que no solo se llenó de sedimentos sino que también fue cubierto con un bosque con árboles centenarios; ello iría en contra de lo descrito por el árbitro Alexander.
 
Con la argumentación de los “genios” nicaragüenses, ahora el límite no iría alrededor de la laguna Harbor Head (también llamada laguna de Los Portillos) sino que describiría una línea casi recta por el borde del cuerpo de agua, entre Punta Castilla y la boca del caño artificial.   Al escoger la vía del derecho internacional para enfrentar el irrespeto de un gobierno extranjero, los costarricenses hemos seguido el mandato de nuestra Constitución Política, fiel a las características de un país sin fuerzas armadas identificado con la solución pacífica de los conflictos. Por ello se acudió a la OEA y luego a La Haya, para presentar el caso de la invasión y la destrucción ambiental provocada para construir el caño artificial a través del territorio costarricense de isla Calero. Caño que según las autoridades nicaragüenses, ahora señala el límite entre los dos países, en oposición a lo descrito en las Actas de la Comisión Alexander y lo aceptado por ambas naciones desde entonces.
La excavación hecha para construir el caño se encuentra en el Humedal del Caribe Noreste (Informe de Misión Ramsar) que incluye parte del Área de Conservación Tortuguero, de suma importancia para la protección de la rica biodiversidad presente en el Parque Nacional Tortuguero, el Refugio de Vida Silvestre Barra del Colorado, el Corredor Fronterizo y otras áreas de conservación. Zonas en que predominan los ecosistemas de humedal importantes como áreas de alta productividad primaria que juegan un papel trascendental en la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero. 
Según dicho Informe, la laguna Harbor Head –nicaragüense, pero bordeada por tierras costarricenses- sería de los ecosistemas más afectados. Se considera además muy importante el papel de los humedales como ecosistemas protectores del agua, de reguladores del ciclo hidrológico y mitigadores de procesos erosivos de gran diversidad biológica, con invaluables beneficios ambientales.
Las preguntas que le hicieran con carácter perentorio a la representación nicaragüense, los jueces del Reino Unido, Marruecos y Alemania, evidencian malos augurios para Nicaragua. Por ejemplo, la del alemán Bruno Simma, que dice: “Antes de comenzar la audiencia del 11 de enero del 2011, ¿Notificó en algún momento Nicaragua, o intentó notificar a Costa Rica de su pretensión de que el curso de la frontera no sigue el que está documentado en todos los mapas existentes – incluyendo los nicaragüenses – sino que «alcanza el río propio por el primer canal que encuentra» (citando al primer laudo Alexander de 1897) siendo esta cláusula interpretada como referente al «Caño Harbour Head»? (como llaman los nicaragüenses al caño artificial).
Cuestionamiento que lleva implícita una respuesta que coloca a la delegación de Nicaragua en difícil posición. De hecho, el excanciller Norman Caldera se apresuró a declarar que “entre sus jueces plenos se encuentra uno que en los inicios del juicio sobre la navegación en el río San Juan en el 2005, fue Juez ad-hoc de Costa Rica; vivió en Costa Rica cuando fue presidente de la CIDH y fue propuesto por Costa Rica como candidato a juez de la CIJ. Debemos presuponer una inclinación a favorecer a Costa Rica”. Ello como parte de una campaña nicaragüense contra la muy prestigiosa Corte Internacional.
Los daños ambientales se multiplicarían hasta niveles inimaginables, e igualmente irracionales, de construirse un caño o canal  artificial paralelo al río San Juan, propuesto por gente que parece querer competir con los “genios” nicaragüenses. De aceptar tan insólita propuesta con el chistoso nombre de “río dignidad”, las aguas de los ríos San Carlos, Sarapiquí y otros ríos y riachuelos que son parte de la gran Cuenca del río San Juan, dejarían de descargar sus aguas en este, provocando una catástrofe ambiental, que entre otras graves consecuencias, colocaría a Costa Rica en una posición contraria a lo determinado por el Convenio de la Diversidad Biológica surgido en Río de Janeiro en 1992, así como a la legislación ambiental costarricense.
Aparte de que, implícitamente, conlleva la renuncia costarricense a ejercer el disputado derecho a la libre navegación en buena parte del río San Juan de Nicaragua, muestra de que la xenofobia y el patrioterismo también pueden germinar en suelo costarricense.

  • Dr. Freddy Pacheco León (Catedrático UNA)
  • Opinión
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