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Una semana después de que el Dr. James Watson disertara en la Ciudad de la Investigación, Alberto Cortés, director del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR), admitió que ese órgano legislativo institucional no tenía facultades para interferir en la polémica presentación del cuestionado científico.
“Nos excedimos en nuestras potestades”, afirmó Cortés, quien alegó que la motivación del Consejo para sugerir la suspensión de la charla fue válida y que los miembros sostienen su opinión respecto a ciertas afirmaciones “racistas, homofóbicas y misóginas” que ha emitido el científico en otras ocasiones.
Cortés explicó que por haberse realizado la primera reunión del Consejo Universitario el mismo día de la convocatoria de la conferencia, no existió la posibilidad de validar su decisión con los sectores involucrados en la conferencia. “No tuvimos el tiempo de seguir el procedimiento que normalmente seguimos cuando tomamos este tipo de decisiones; hubo una serie de consultas que no pudimos hacer. Hemos señalado que fue precipitada la decisión en ese aspecto”, declaró.Afirmó que si bien la petitoria estaba fuera de sus competencias, el Consejo Universitario debió haber redactado un manifiesto que pusiera en claro su posición con respecto a los comentarios de Watson, que se consideraban contrarios a los valores humanistas que defiende el órgano.DECISIÓN FUERA DE SU COMPETENCIAEl abogado y profesor de la UCR, Adonay Arrieta, asegura que por estatuto el Consejo Universitario no tiene la competencia para proponer la cancelación de ninguna actividad académica y que sus decisiones más bien tienen un papel deliberativo. Por ende, tanto la resolución con respecto a la suspensión, como la que dictaba su rectificación, son nulas. “Las competencias están taxativamente definidas. Aunque un rector llevara un asunto al Consejo Universitario, el sector no esta delegando responsabilidad; la responsabilidad siempre es de él”, explicó el abogado. Por su parte, miembros académicos de la universidad manifestaron su desacuerdo con la resolución del Consejo Universitario, interpretada como un acto de “censura previa”.“No sólo es un procedimiento inadecuado con respecto a libertad de expresión y de cátedra, sino que ya había compromiso para que se realizara la actividad; es totalmente incoherente, y eso debió haberlo sabido la rectora”, opinó Gustavo Gutiérrez, director de la Escuela de Biología. “Una decisión de tal envergadura debió ser consultada con órganos internos de la Universidad. ¿Cómo esta gente toma una decisión tan apresurada sin consulta alguna a las instancias que se tenían que consultar?”, preguntó. Alberto Cortés, director del Consejo Universitario, asegura que previo a la actividad ya había habido controversia en el círculo académico con respecto a la invitación hacia Watson, quien incluso fuera retirado de su puesto en el Laboratorio Cold Spring Harbor en Nueva Cork, por afirmar que los africanos tenían un nivel de inteligencia menor al del resto del mundo.Respecto a las críticas de algunos sectores de la universidad -que vincularon la decisión del Consejo con una carta redactada por el diputado José María Villalta, Cortés afirmó que esa misiva no fue discutida, ni tomada en cuenta en el debate del 1 de febrero.“Se ha dado por un hecho que fue la nota la que motivó la decisión del Consejo y no es cierto; fue la motivación y valoración interna, la que hizo que tomáramos esa decisión por unanimidad”, aseveró el director del Consejo.APRENDIZAJE HISTÓRICO
A pesar de la rectificación del órgano legislador universitario, sectores académicos sienten que este debe más que una disculpa.“Como universitario no voy a quedar satisfecho hasta que se derogue el artículo”, afirmó Edgar Gutiérrez, director de la Escuela de Estadística. Aseguró que no basta con reconocer el error sobre la extralimitación de sus potestades, sino que deben derogar el artículo que fue emitido al respecto.Como director del Consejo Universitario, Cortés considera que esta situación equivale a un aprendizaje para este órgano, sobre la manera de responder a una situación similar en el futuro, para no cometer nuevos excesos , y “ese es el sentir de la mayoría”. “No fue una decisión antojadiza del CU, sino que apuntaba a rescatar la dimensión ética del tipo de sociedad que esta universidad esta tratando de construir”, insistió.
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