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Un acuerdo polémico

El Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, en sesión 5509 del 1 de febrero de 2011, acordó “Solicitar a la Vicerrectoría de Investigación suspender la conferencia “Looking back to the discovery of the double hélix” a cargo del Dr. James Watson, fundamentándose principalmente en un abierto rechazo a las afirmaciones racistas, homofóbicas y misóginas efectuadas en el pasado por este científico. Este acuerdo fue tomado a escasas dos horas de que la actividad iniciara, lo cual implicó contratiempos y dificultades para las personas organizadoras, y fue la Dra. Libia Herrero Uribe, Rectora a.i. quien había participado en la sesión del Consejo Universitario, la que autorizó finalmente que la actividad se realizara, según había sido programada.

El Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, en sesión 5509 del 1 de febrero de 2011, acordó “Solicitar a la Vicerrectoría de Investigación suspender la conferencia “Looking back to the discovery of the double hélix” a cargo del Dr. James Watson, fundamentándose principalmente en un abierto rechazo a las afirmaciones racistas, homofóbicas y misóginas efectuadas en el pasado por este científico. Este acuerdo fue tomado a escasas dos horas de que la actividad iniciara, lo cual implicó contratiempos y dificultades para las personas organizadoras, y fue la Dra. Libia Herrero Uribe, Rectora a.i. quien había participado en la sesión del Consejo Universitario, la que autorizó finalmente que la actividad se realizara, según había sido programada.
 
Este acuerdo, que no llegó a ejecutarse, ha resultado polémico y generado tres posiciones claramente delimitas: la primera, que ha tenido lugar en los medios de comunicación y en las redes sociales, lo ataca en el sentido de que considera que lesiona la libertad de cátedra y genera censura previa; la segunda ratifica el acuerdo del Consejo Universitario indicando que los valores humanistas consagrados en el Estatuto Orgánico y el respeto a los derechos humanos deben prevalecer sobre cualquier otra situación; y la tercera que reconoce los valores humanistas de la Universidad de Costa Rica y considera que el acuerdo fue precipitado en el sentido de que no cabía solicitar la suspensión de la actividad, y, por el contrario, el Consejo pudo pronunciarse indicando que no compartía las ideas y afirmaciones discriminatorias expresadas por el Dr. James Watson.
 
La segunda y tercera posiciones se sustentan en las opiniones emitidas por un sector de estudiantes, funcionarios y autoridades universitarias. Es evidente que la primera posición es la que ha tenido mayor espacio en la opinión pública y en la comunidad universitaria, pero ello no significa que sea la única.
 
Ante este escenario, el Consejo se dio a la tarea de escuchar las diferentes  opiniones emitidas, y en la sesión 5510 del 3 de febrero de 2010, acordó reconocer (a modo de mea culpa) que se excedió con el acuerdo de la sesión 5509, el cual fue interpretado como lesivo a la libertad de cátedra y pudo haber generado censura previa. Al mismo tiempo, subrayó la importancia incuestionable de la libertad de cátedra, ratificó la defensa de una universidad humanista y expresó de nuevo el rechazo a cualquier forma de discriminación.
 
Resulta pertinente también señalar que los acuerdos del Consejo Universitario no implican que este sea una instancia monolítica, como pareciera desprenderse de varias afirmaciones que se han hecho. En el seno de este, como órgano colegiado y democrático que es, se ha suscitado la reflexión y también ha habido espacio para las opiniones diferentes.
 
Considero que en mucho, la polémica suscitada obedece a que no ha habido un abordaje integral que contemple los diversos aspectos relacionados con la conferencia del Dr. Watson y con lo que este representa para la comunidad internacional.  Más allá de cualquier posición que se haya asumido, conviene recordar que no es suficiente una sola perspectiva para analizar el tema. Son respetables todas las opiniones expresadas pero, sin duda, ninguna debe entenderse en forma aislada ni como verdad absoluta. Finalmente, deseo enfatizar que es obligación del Consejo Universitario, y, por supuesto, de toda la comunidad universitaria, resguardar permanentemente la libertad de cátedra y la libertad de expresión como esencia misma de nuestra Universidad y al mismo tiempo propiciar el debate para resguardar también los principios humanistas y los derechos humanos que orientan el tipo de sociedad por el que trabajamos.

  • José Ángel Vargas Vargas (Miembro del Consejo Universitario)
  • Opinión
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