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La tarde del 21 de enero de 2011, en Asamblea General de SINTRAJAP, los trabajadores y trabajadoras de JAPDEVA apuntados con la tendencia que encabeza Ronaldo Blear, celebraban el triunfo de su agrupación sindical, misma que defiende y propone la alternativa viable para la modernización de los muelles de Limón en manos del Estado.
A esa hora, el estruendo de petardos y bombetas, hizo estremecer los cimientos del Gimnasio Eddy Bermúdez en Limón y los de Casa Presidencial en San José, y no era para menos, puesto que el Gobierno invirtió y apostó por la tendencia que defiende la privatización.
Ese método, es parte de la estrategia del Gobierno ensañado en “copar” o destruir el movimiento sindical clasista; recordemos que desde que asumió al poder el binomio de los Arias Sánchez, el Gobierno desata una arremetida voraz contra el movimiento sindical clasista, peor que la del 48 y la exacerba con mayor contundencia, luego del asalto al sufragio perpetrado por los gobernantes de turno y los medios de comunicación al servicio de la oligarquía criolla, en el referéndum del TLC. En esa línea, la prensa vendida al mejor pagador, se encargará de desprestigiar la dirigencia sindical honesta, mientras que el Gobierno desde el Ministerio de Trabajo, pondrá fuera de ley las Juntas Directivas sindicales incómodas.
El ataque a los sindicatos para imponer el terror oficial, fue harto difundido; el país conoció de la persecución contra los dirigentes que se oponían a la entrega del patrimonio nacional, de las amenazas para sacar con la fuerza pública a los dirigentes sindicales que tomaron el edificio de Ministerio de Trabajo -en un acto de resistencia pacífica para exigir respeto a la autonomía sindical y defensa de los muelles de Limón y Moín-, y por último, del desalojo de los dirigentes de SINTRAJAP de su sede por parte del Gobierno, con su “ejército fantasma”, para instalar allí la dirigencia proclive a la privatización.
La asamblea de SINTRAJAP la podemos calificar como el mayor acto de desagravio que recibe el movimiento sindical en los últimos años; el triunfo de la tendencia que defiende la modernización en manos del Estado, evidencia la enorme capacidad que tiene nuestra fuerza laboral para frenar las ambiciones de los politiqueros de oficio; es un tapabocas a los medios de comunicación que se desgañitaron propalando infundios contra los dirigentes honestos, y una muestra del poder de los sindicatos clasistas, que cerraron filas junto a SINTRAJAP, para no permitir la intromisión del Gobierno en la dirección de las organizaciones sindicales.
Esta asamblea demuestra que los dirigentes sindicales, tan criticados por los facinerosos y amanuenses de la oligarquía criolla, fueron patriotas e inteligentes, al prever lo que se le venía a nuestro pueblo con el modelo neoliberal. Con visión de futuro, firmaron una convención colectiva que le dio al sindicato, el poder de decisión ante la avaricia de este Gobierno (que sigue siendo de los Arias), para decirle no a la concesión de los Puertos de Limón.
Esa visión va más allá de lo previsto, puesto que en el peor de los casos para infortunio de nuestro pueblo, desde que los Arias pensaron vender los puertos, ya estaban comprometidos con los trabajadores de JAPDEVA, para dizque comprarles lo que no era de ellos, mediante el chantaje de los $137 millones como indemnización, una pensión juvenil y prestaciones de ley con el reconocimiento de todos los años de servicio en algunos casos. Una verdadera ganga para los trabajadores desorganizados, no así para los de SINTRAJAP.
Las elecciones de SINTRAJAP nos deben servir de ejemplo para fortalecer la gestión sindical unitaria, proactiva, propositiva, beligerante, comprometida con los movimientos sociales, la defensa de un modelo de economía integral, que promueva la distribución equitativa de la riqueza social y defienda el patrimonio nacional; en síntesis, la gestión sindical de acción clasista.
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