La educación ha de responder a los cambios que presenta la sociedad; esta como formadora
debe velar por una formación integral y a su vez a la vanguardia en aspectos propios de la creación humana, entre estos la tecnología. Los avances tecnológicos a partir de lo que Adam Toffler denominara la tercer ola, son increíblemente vertiginosos.En el campo de la docencia los educadores y educandos se ven inmersos en un constante bombardeo tecnológico; sin embargo, la brecha es amplia en cuanto el conocimiento de los medios por parte de los más jóvenes con respecto a sus antecesores; es, por ende, en estas circunstancias necesaria una constante actualización por parte de los docentes.
Los medios tecnológicos actuales se debaten entre la eliminación de fronteras para la comunicación y la virtualización de la realidad social, donde la visión de alteridad se ve desplazada a una alter-alteridad. El papel del docente como guía ha de ser el de llevar a cabo un desarrollo óptimo de las herramientas tecnológicas de la información y la comunicación en beneficio de procesos educativos inclusivos, integrales, democráticos, en fin humanistas.
Ciertas destrezas y habilidades debería poseer cualquier docente interesado en integrarse en el movimiento tecnológico actual, para poder comprender la realidad y emprender su rol como formador de esta, bajo la premisa principal de brindar una educación integral donde prime el valor ontológico del ser humano.
El docente como mediador dentro de un ámbito educativo donde prima el paradigma educativo constructivista, sin dejar de lado elementos positivos del conductismo y otras áreas pedagógicas, debe velar por una utilización adecuada de los medios partiendo primero de la realidad sociocultural en la que se encuentran sus estudiantes, además discriminando los conocimientos que ellos posean del elemento de Internet que desea mostrar; por ejemplo, un docente no puede pretender que cierto grupo de estudiantes ingresen en una discusión de un Chat sobre algún tema, si ellos mismos son conscientes de que no tienen desarrolladas las capacidades y destrezas para un tecleo eficaz y rápido y un criterio propio para sostener ideas o debatirlas.
La educación costarricense parte de un modelo de políticas neoliberales; la visión de persona se ha visto empañada a costas de un paradigma cosificador que propone la formación de simples seres capaces de ejecutar órdenes en un futuro poco alentador, al servicio del capital. Es necesario tornarse hacia una educación al servicio de la persona, capaz de liberar del letargo en el cual se ven inmersos los pueblos hoy denominados subdesarrollados. El cambio surge cuando los mediadores de la luz del saber se reconocen como lumbreras al servicio de la humanidad y no simples asalariados; si bien toda labor al servicio del Estado debe ser remunerada, en el caso de la educación al servicio de la persona se debe pensar en términos trascendentales, que vean más allá de lo inmediato. Estas lumbreras del saber son los educadores.
La tecnología como medio es una herramienta de beneficio; sin embargo, esta ha llegado a convertirse para muchos en un fin; en esta ideología ha llegado a renacer la concepción maquiavélica de que el fin justifica los medios; en esta concepción se desvirtualiza tanto el sentido real, primero de los estudiantes como personas a simples consumidores y el de tecnología como herramienta pedagógica y metodológica a simple mercancía. Los grandes cambios sociales se darán en los pequeños cambios que surjan a partir de una actitud positiva por parte de los educadores, en un paradigma educativo donde se muestra la tecnología como elemento primordial.
En esta realidad de cambios vertiginosos en el ámbito tecnológico yo expreso: ¿Cómo hablarles de Redes Sociales y Plataformas Virtuales si en casa por más que se quiera virtualizar la realidad esta no se puede minimizar con un click o simplemente enviar el hambre a la papelera de reciclaje o peor aún, no se puede formatear la disfuncionalidad familiar y reinstalar un software de equilibrio y armonía en el núcleo de la sociedad?
Esto no significa que la tecnología se deba obviar en los salones de clase, simplemente que esta debe ir estrechamente unida a una educación integral en beneficio de la sociedad respetando su realidad social e imaginario. (El presente artículo es un extracto del original publicado en CIAPE http://www.ciape.org/blog/?p=1561