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Mickey Mouse

Inspirado en Radio Universal, uno de los lugares de trabajo de                                                                                                                                                                           mi primo, amigo y locutor                                                                                                                           Juan Diego Murillo Araya.

Inspirado en Radio Universal, uno de los lugares de trabajo de                                                                                                                                                                           mi primo, amigo y locutor                                                                                                                           Juan Diego Murillo Araya.
Radio Iglesias fue el nombre que eligió Franklin Taylor para su emisora, en homenaje al famoso cantante español Julio Iglesias que, aunque ya había envejecido, seguía lleno de entusiasmo y amor por la vida. Radio Iglesias era el fruto de un sueño de muchos años.
Los domingos en la mañana se había ideado un programa que se iniciaba a las 6 a.m. El patrón dispuso que se abriera el programa con el canto del Ave María de Schubert y el famoso poema Desiderata, cuyos derechos de autor pertenecen al autor o poeta Max Ehrmann.
Es muy posible que la famosa composición de Schubert estuviera marcada por el influjo de una relación edípica benigna, pura y tierna entre el compositor y su madre. Schubert adoraba a su madre, a quien idealizó hasta el punto de compararla con la madre de Jesús de Nazaret. No se estaría hablando de una relación edípica enfermiza o patológica, es decir, en una relación que cayera en el incesto, la malicia o el libertinaje.
En el poema Desiderata, según Taylor, había una profunda sabiduría sobre la vida, sobre la búsqueda de la felicidad. Desiderata es una serie de consejos para fortalecerse y aprender a vivir.
Las venas deportiva y romántica de Franklin Taylor hacían su aparición en el programa del domingo. El deporte favorito del patrón era el tenis. Un espacio de media hora dedicado a la historia y grandes figuras del tenis, un deporte que comenzaba a adquirir mucha popularidad y difusión  en el país. Muchos tenistas del país sintonizaban Radio Iglesias para escuchar hablar de su deporte favorito y sus grandes jugadores: el legendario Jack Kramer, el cosmopolita Boris Becker, el guerrero Arthur Asche, el polémico André Agassi, los príncipes Iván Lendl y Stefan Edberg, el fulminante Róger Federer, el español y corajudo Rafael Nadal y muchos otros.
Había un espacio musical romántico y sentimental de una hora con complacencias. Canciones, por supuesto, de Julio Iglesias, del rapsoda Salvatore Adamo, del nostálgico Charles Aznavour, del sentimental Camilo Sesto, del simple y sencillo, virtudes por supuesto, Leo Dan, del amistoso Roberto Carlos, del apasionado José Feliciano.
La canción más solicitada en el programa era siempre “La vida sigue igual” de Julio Iglesias, la cual no envejecía, no perdía actualidad o vigencia; una canción que asombraba a las nuevas generaciones de muchachos y muchachas. Lo cierto era que el programa mañanero de los domingos era todo un éxito de audiencia y producción.
Radio Iglesias contrató a un nuevo locutor, amante incondicional de la locución y la música: Rodrigo Moreno. Este estaba lleno de ideas para su nuevo trabajo. Una de estas era un espacio dedicado a las vitaminas y minerales, ya que había un interés creciente por la ciencia de la nutrición.
Aunque él no era nutricionista, perfectamente podía buscar en Internet y preparar un informe profesional. A Franklin Taylor le llamó la atención la idea.
Cada informe podría terminar así, según Moreno: “Y no olviden mineralizarse y vitamineralizarse amigos de Radio Iglesias, nutrirse bien, como recomendaba el famoso héroe de la televisión a los niños de hace algunas décadas, recomendación que es válida para todos hoy. Nos referimos al héroe Mickey Mouse…”
Una mañana llegó el amable patrón en su elegante Porsche y parqueó al frente de la emisora. Venía con sus dos hijas pequeñas: Suzette y Cosette. Se bajaron todos del automóvil. En ese momento llegó Rodrigo Moreno en un taxi. Se bajó y dirigió a saludar al jefe.
Mientras lo estaba saludando Cosette se apartó del grupo y, sin que se dieran cuenta, se dirigió a la calle. Cuando don Franklin notó la ausencia de la niña ya esta empezaba a caminar por la calle. “¿Cosette, Cosette, donde estás?”, preguntó asustado el patrón.
Rodrigo Moreno miró a la calle y vio a la niña. No lo pensé dos veces. Salió corriendo a rescatar a la niña. Un carro venía en ese momento. Moreno se tiró a agarrar y abrazar a la niña para protegerla. El automóvil, aunque frenó rápido, embistió la espalda de Moreno, pero este pudo salvar a la niña.
Inmediatamente llamaron una ambulancia. Cosette estaba bien: no sufrió ningún golpe ni rasguño y se sentía bien mentalmente. Moreno se fracturó la espalda, pero no la columna ni la cabeza gracias a Dios. Rodrigo era muy flexible y relajado. Se fue en la ambulancia.
Moreno fue hospitalizado. Al día siguiente llegó el patrón con sus dos hijas a visitarlo.
-¿Cómo estás Rodrigo? ¿O puedo llamarte Mickey Mouse, ya que fuiste heroico como el ratoncito de las fábulas? ¡Soy alajuelense y en Alajuela somos buenos para poner sobrenombres! ¿Te sientes bien? Me dijeron que tienes que pasar unos días en el hospital mientras te recuperas.
-¡Me siento muy bien, don Franklin!, sobre todo de ánimo. ¡Puede llamarme como quiera señor!, no hay problema. ¿Cómo está la niña?
-¡La niña está bien! ¡Salúdalo Cosette y dale las gracias por salvarte!
Cosette le dio las gracias al locutor.
-¡Bueno, nosotros nos vamos! ¡Muchísimas gracias por salvar a mi hija! Apenas te recuperes, regresa a la radio. Tenemos que estudiar juntos esa idea tuya sobre las vitaminas y minerales; ¡me parece muy buena! ¡Hasta luego Mickey Mouse, hasta luego! ¡Niñas, despídanse!
-¡Hasta luego don Franklin ¡-respondió Rodrigo Moreno.
Moreno se sintió muy contento, positivo como siempre.

  • Héctor Naranjo Rojas
  • Opinión
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