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La fiesta que se vive en los colegios

¿Han notado que de unos años hacia acá, el comercio, con el propósito de obtener mayores ganancias, nos bombardea con publicidad? Ajá, y, bueno lo interesante es que es tanto el bombardeo publicitario que estando en pleno verano, nos ofrecen útiles y uniformes escolares; no hemos terminado de comprar los uniformes y ya tenemos que comprar las sardinas y el bacalao, porque viene Semana Santa.

¿Han notado que de unos años hacia acá, el comercio, con el propósito de obtener mayores ganancias, nos bombardea con publicidad? Ajá, y, bueno lo interesante es que es tanto el bombardeo publicitario que estando en pleno verano, nos ofrecen útiles y uniformes escolares; no hemos terminado de comprar los uniformes y ya tenemos que comprar las sardinas y el bacalao, porque viene Semana Santa.
Rapidito estamos en vacaciones y corra porque viene el día del padre, luego el de la madre y el del niño; pero, también, hay que aprovechar las liquidaciones de setiembre y llegó navidad. Fue tanta la atarantazón que con el poco aire que nos queda decimos: ¡qué rápido se  pasó el año!, y ustedes dirán ¿qué tiene que ver eso con los colegios? Dedúzcalo usted mismo.
El curso lectivo inicia aproximadamente en la segunda semana de febrero. A partir de allí se inicia la fiesta. Los estudiantes que no aprobaron alguna materia en la primera convocatoria,  no se pueden incluir en los grupos porque no pertenecen a ninguno, hasta tanto se realice la segunda convocatoria.
Una vez que pasa la segunda convocatoria, algunos reprueban materias; esos son los que “arrastran” y también “deambulan por los pasillos sin aprender”; porque en la sabia propuesta del Ministro Garnier no se contemplan algunas consecuencias del famoso arrastre que más que arrastre es un desastre. Como salida Olímpica, el señor Ministro, les tiró la pelota a los directores para que estos solucionaran un problema que él generó, con el fin de, según él, minimizar  el alto porcentaje de deserción a nivel de secundaria. No tomó en cuenta que la mayoría de directores para cada solución tienen un problema, y vemos que los centros educativos están plagados de problemas que en su mayoría se pueden solucionar con un poco de sentido común. Y es como lo expresa García Márquez: “Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas, mientras las causas se eternizan”.
Pero volvamos al tema. Luego de la apertura del curso, llega Semana Santa mientras los estudiantes “deambulan por los corredores sin aprender” y rapidito vacaciones de medio período, y se empiezan a oír los comentarios: “¡ya se nos fue el año!”, y es cierto se fue. Porque después de vacaciones siguen los congresos de sindicatos y asociaciones (SEC, SINPAE, ANDE, APSE). Cada uno tiene derecho a tres días de congreso y a dos más para asamblea y ¿saben qué? Algunos profesionales se afilian para disfrutar de estos días y luego renuncian. ¿Qué les parece la fiesta hasta aquí?
Pero aún hay más. En los colegios hay que hacer reuniones, consejos; además, algunos docentes, que reprueban el examen de dominio de su disciplina, tienen que asistir a capacitación a veces todo el año. Otros se enferman, bueno, se incapacitan, faltan o piden permiso, se disfruta el día del maestro y los feriados de ley. En algunas ocasiones, el MEP no nombra el docente de alguna materia y, “los estudiantes deambulan por los corredores sin aprender”.
Pero, el asunto no termina ahí; de verdad que llegó el fin de año, y como en el comercio éste empieza muy antes: la primera semana de octubre, no se sorprenda; así como lo lee. La primera semana de octubre los profesores ya “vieron la materia”, lo grave es que los alumnos “ni la vieron” y los estudiantes siguen “deambulando por los corredores sin aprender”.
Luego viene el bachillerato y alguien se defenderá diciendo: pero eso es en bachillerato; pues no, como buenas compañeras otras se suman a la fiesta ¡Ni tontas que fueran!.
Y mientras los estudiantes “deambulan por los corredores sin aprender”, caen las “observaciones y  boletas” para solucionar malos comportamientos y caen como lluvia sobre las espaldas de los terribles estudiantes, que encima de que son terribles y con mala conducta, tienen problemas económicos, familiares, están sufriendo la pérdida de algún familiar querido o la pareja o amistad significativa o se les quemó la casa o el padre está privado de libertad o la mamá tiene cáncer o… ¡Ah! y encima algunos tienen necesidades educativas y para colmo  de males, otros se atreven a cuestionar la estructura o contenido de exámenes y los apelan.
Y mientras todo esto sucede, algunos estudiantes logran entrar al aula; estos son los que se exponen a deficientes técnicas didácticas, cero humanidad y ausencia total de capacidad para resolver conflictos… y muchas cosas más que, según algunos, no son “atinentes a su cargo”. Y yo me pregunto, y atinentes al cargo de quién son. Y mientras todo esto sucede los directores, supervisores, asesores, el Viceministro y el  mismo Ministro levitan por los corredores. Bueno, el Ministro no, porque él está ocupado  pensando en mejorar la calidad de la educación. ¿Será que con unas vacacioncitas de tres semanas por trimestre mejorará? Aunque de algo  puede estar seguro el Ministro: el índice de aprobación se elevará. ¡Y en la de menos no hay nadie a quién dar recuperación!  No, ¡si el trabajito de algunos  es duro!

  • Damaris Picado Cordero
  • Opinión
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