Abrir Noticia Guardar

Piscinas están cerradas por grave daño en tuberías

Las dos piscinas de las instalaciones deportivas de la Universidad de Costa Rica (UCR), en Sabanilla, están cerradas y fuera de uso desde hace más de un mes, ya que a principios de enero sus tuberías cedieron a la presión del agua y provocaron que el cuarto de máquinas colapsara.

Las dos piscinas de las instalaciones deportivas de la Universidad de Costa Rica (UCR), en Sabanilla, están cerradas y fuera de uso desde hace más de un mes, ya que a principios de enero sus tuberías cedieron a la presión del agua y provocaron que el cuarto de máquinas colapsara.
Por esa razón se suspendieron todas las actividades recreativas y el entrenamiento del equipo de natación universitario.
“Las tuberías, las llaves, y los filtros son los originales desde hace treinta años; era de esperar que esto pasara en algún momento”, explicó Wilfridio Mathieu, director de la Oficina de Bienestar y Salud de la UCR –órgano universitario encargado de la administración de las instalaciones deportivas–, al consultarle la principal razón de la avería.
Sumado al daño en las tuberías, en el momento en que se produjo la ruptura no fue posible detener la fuga del agua de las piscinas, por lo cual se perdieron más de 15 000 litros.
“Según me informan los técnicos, las tuberías, así como las llaves ya fueron cambiadas en su totalidad, pero ahora viene un proceso largo: llenar de nuevo ambas piscinas, lo cual durará al menos dos semanas”, puntualizó Mathieu sobre el avance en las reparaciones.
Durante esas dos semanas, los técnicos deberán trabajar en la extracción del líquido del pozo de las instalaciones deportivas, luego trasladarlo a los filtros y finalmente tratar el agua con los químicos necesarios para que esté en condiciones óptimas.
Debido a lo que ocurrió, se vieron afectados los programas recreativos, de natación utilitaria y de terapia acuática. Asimismo, los cuatro grupos de natación mixta, matriculados este semestre en actividad deportiva, se atrasarán entre una y dos semanas en sus lecciones.
Para Gerardo Corrales, director de Programas Recreativos, Deportivos y Artísticos de la UCR, aunque “la reparación era necesaria y en algún  momento tenía que  afectar los programas”, sí ha sido inconveniente, en especial para el equipo de natación universitario.
El conjunto de 40 nadadores entrena de lunes a viernes dos horas diarias para mantener un ritmo recomendable. Por eso, se tuvo que buscar una alternativa.
“Tenemos un convenio con el Comité Cantonal de Deportes, así que nos prestan la piscina de Goicoechea, sin ningún costo. No se cuenta con toda la piscina, pero sí con dos o tres carriles”, comentó Corrales.
Los programas de natación utilitaria y de terapia acuática sí fueron suspendidos. Se reanudarán hasta que las piscinas estén habilitadas nuevamente para su uso. Se espera que ambas piscinas estén funcionando de nuevo, en un lapso no mayor a dos semanas.
En cuanto a las reparaciones, el costo de los materiales asciende ¢1.5 millones, mientras que se gastarán ¢3 millones en la extracción del agua y los químicos necesarios para su posterior tratamiento. Para pintarlas de nuevo se tiene un presupuesto de ¢10 millones.
El último remozamiento de las piscinas fue en el 2008, con motivo de los Juegos Deportivos Universitarios Centroamericanos (JUDUCA), cuando se pintaron y se cambió su iluminación.
DAÑO PREDECIBLE
De acuerdo con Wilfridio Mathieu, de haber tomado mediadas preventivas con anterioridad, la Universidad hubiera ahorrado varios millones de colones, además de los inconvenientes para los cursos y demás programas.
Hizo ver que “si la reparación se hubiera hecho  hace dos  años, cuando se detectó el deterioro en las tuberías, estas no hubieran cedido”. Sin embargo, dichas reparaciones no se pudieron realizar en el momento por la falta de presupuesto, acotó.
Según Mathieu, el rubro de mantenimiento para las instalaciones deportivas no tiene la prioridad que correspondería, “o al menos la Oficina de Servicios Generales no le da la prioridad que debería”,  afirmó. Se intentó conocer la posición de Johnny Badilla, jefe de la Oficina de Servicios Generales, pero no fue posible.
El presupuesto anual calculado por la Oficina de Bienestar y Salud para cubrir el mantenimiento es de 30 millones, lo cual para Mathieu “es una cifra baja en contraste con el mantenimiento preventivo que se podría dar”. “Hay muchas reparaciones pendientes,  instalaciones eléctricas, la cancha sintética, graderías, techo”, añadió.
Consultado sobre las limitaciones presupuestarias para el mantenimiento de las instalaciones deportivas, el vicerrector de Vida Estudiantil, Carlos Villalobos, dijo que “todo es importante en la Universidad. No obstante, la Universidad es muy compleja y cuando se da una definición de prioridades, pues lógicamente la respuesta se inclina a favor de otros rubros como lo son becas y residencias estudiantiles”.

  • Redacción
  • Universitarias
Notas

Este documento no posee notas.