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Sindicatos magisteriales y otros gremios del sector público de Costa Rica desafiaron la reforma tributaria que impulsa el gobierno de la presidenta Laura Chinchilla, con una jornada de paros de labores y una marcha multitudinaria.
La marcha, que según dirigentes del movimiento habría reunido a unas 10.000 personas, copó varias cuadras en el corazón de la capital, hasta rematar frente a la Asamblea Legislativa.
La Asamblea Legislativa discute actualmente un proyecto de reforma fiscal presentado por el gobierno de Chinchilla que los sindicatos públicos y privados consideran «lesivo» para los intereses de los trabajadores.
El gobierno insiste en que es urgente reformar el sistema de captación tributaria para enfrentar un millonario déficit fiscal que heredó la presente administración de la anterior y que se ubica entre los más elevados de América Latina.
«Que la crisis la paguen quienes la provocaron: los ricos», «El salario es un derecho, no un privilegio», «Abajo el paquetazo fiscal», escribieron manifestantes en algunas pancartas.
Los gremios magisteriales, apoyados por otros sindicatos públicos, también reclamaron mejoras salariales al gobierno.
El dirigente sindical Carlos Cabezas acusó al ministro de Hacienda, Fernando Herrero, de practicar una «forma de terrorismo», tras haber advertido que el rechazo a la reforma fiscal posiblemente desencadenaría miles de despidos y recortes salariales en el Estado costarricense.
«El camino que nos queda es acumular fuerzas», dijo Cabezas.
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