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Costa Rica ¿joven? consumida por el afán del dinero

Todo marcha así: el proletario paga por ropa, alimento y hogar, todo para subsistir… Pero, lo que muchos no saben es ¿qué sucede luego con ese dinero? En algunos casos, puede llegar a ser construcciones, mejoras o, lo más probable, más riquezas para los burgueses, y así menos para los pobres.

Todo marcha así: el proletario paga por ropa, alimento y hogar, todo para subsistir… Pero, lo que muchos no saben es ¿qué sucede luego con ese dinero? En algunos casos, puede llegar a ser construcciones, mejoras o, lo más probable, más riquezas para los burgueses, y así menos para los pobres.
La pobreza, un tema tan constante y tan sabido, que se podría decir que se mantendrá por un largo tiempo más. Pero aún se puede oír la promesa ‘‘superaremos la crisis económica’’, o ‘‘no habrá más pobreza’’, aunque muchos creemos, pensamos o sabemos que, en la mayoría de los casos, no se cumplirán. Debe entenderse también que no todos pensamos igual -otros confían en que sí se cumplirán esas promesas y, simplemente, aguardan hasta que se comente más sobre ello-. Es frustrante seguir escuchando en las noticias que a diario mueren más y más personas a causa del hambre. Sin embargo, los diputados prefieren discutir sobre si se construye un nuevo estadio de futbol.
Al darles más riquezas a los capitalistas aumentamos el deseo de consumismo en ellos, y aquellos que carecen de riquezas, se contagian de ese deseo de tener más y más. Démosle una mirada al mundo de los 80 y 90, y luego comparémoslo con el mundo de ahora, así entenderemos que esa inocencia en los niños se ha perdido; antes los niños les pedían a sus padres que jugaran juntos, que fueran al parque, o que hicieran algo en familia, ahora los niños piden a sus padres- sin siquiera dirigirles la mirada- un Xbox, un wii, o una computadora (con Internet, sino hacen todos los berrinches posibles), solo para encerrarse en su cuarto y fomentar la individualidad. Además, hoy en día los padres se hacen adictos al estrés, y apenas lo disminuyen un poco, pero luego buscan estímulos para llegar de nuevo al umbral. Una de sus preocupaciones es conseguir dinero para comprarles a sus hijos ese Xbox, ese wii, o esa computadora -con Internet, para evitar berrinches- para que estén felices.
Dándoles a los niños lo que quieren, los padres crean una verdadera crisis, ya que así, cuando lleguen a ser adultos, tendrán en su cabeza la idea de que todo les caerá del cielo, y en sus trabajos harán el mínimo esfuerzo, y esperarán a que alguien más les dé  lo que quieren. Cuando se den cuenta de que no es así, muchos podrían optar por el vandalismo, la venta de drogas… Muchos dicen que necesitamos más y mejor educación, pero ¿para qué? La educación desde hace muchos años fue mutada para enseñarnos a producir, y producir, y producir… sin que nada más nos importe, sin preocuparnos por el ambiente, por sí estamos dañando a otros. Y si a otros les molesta, simplemente los ignoramos, o le proponemos ideas falsas de que la producción será sostenible, que ayudaremos a los pobres, entre otros. En algunos casos puede ayudar, pero la función mencionada es la principal.
Todo está hecho para no tener arreglo, para comprar más, para consumir más. Hace no mucho tiempo, más o menos  en cada esquina se encontraba un zapatero, pero lo único que se puede ver ahora son zapaterías, con zapatos ‘‘nuevos y lujosos’’ en los cuales habrá que gastar por lo menos cuatro pares al año. Pongamos otro ejemplo, los celulares usados en el 2000, se caen y se desarman, pero luego se vuelven a armar y funcionan como si no le hubiese sucedido nada; sin embargo, los celulares modernos, con el primer golpe se les arruina la pantalla, algunas teclas ya no sirven… y por ende, se debe comprar otro. Y lo más curioso es que, en realidad, todo esta diseñado para dejar de funcionar, después de cierto tiempo. Puede ser desde lo más simple,  por ejemplo la ropa, hasta lo más complejo, como una computadora. Cada artículo fue fabricado con el único fin de fallar.
¿Qué quiero decir con eso? Que el consumismo nos obliga a creer que nuestras necesidades básicas son tener dinero para pagar estudio, casa, comida, ropa, y demás, y que debemos de tener un Ipod, un teléfono último modelo, un televisor pantalla plana y la casa más lujosa del barrio. Que el mismo consumismo nos va ahogando lentamente…

  • Daniela Rojas Gutiérrez
  • Opinión
Football
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