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Vaya lío el de Watson. Por fin nadie quedó bien. No se qué pensar, pero es verdad que después de un periodo de tiempo, casi toda institución llega a tener un lío así. Uno en que todos terminan embarrados. No dejo de admirar las palabras de don Helio Gallardo al respecto del auditorio “pop” que buscaba un autógrafo y nada más. Hijos muchos de ellos, de la cultura de inmolación colectiva actual. ¡Me imagino que algunos hasta viven en esos condominios a hora y media de San José y eso con los problemas de tráfico actuales! Cuando los compraron estaban a 15 minutos de San José. ¡Vaya embarcada! Pero en fin, en la sociedad pop/spam de esa farándula actual, lo importante era conseguir un autógrafo (como bien dice don Helio) y nada más. En sus declaraciones en La Nación, Watson habla de su hijo esquizofrénico como un “perdedor”, no una víctima de una enfermedad. Pero en fin lo que se añoraba, no era la calidad de la madera de la mesa, sino el mantel de lino que se le ponía encima. No sé por qué los católicos insisten en que el aborto es uno de los peores males, cuando la sociedad vive valores suicidas a tantos y tantos niveles. No es un mundo de vida, sino una cultura y civilización de la muerte. De la anomia, de la enajenación!
Por otro lado, que lío con la denuncia de Pilar Cisneros en canal 7 sobre el documento de Seguridad, promovido por la presidenta Chinchilla. En todos mis años nunca he visto un reportaje tan bravo como el de Pilar. Al menos quiere decir que el periodismo crítico no ha muerto en Costa Rica completamente. La ANEP similarmente publicó un reportaje indicando que el grado de indiferencia e invalidación de la información era muy alto en los ministerios del gobierno. Se gobernaba con apariencias y no con realidades. Creo que fue doña Pilar que indicó que la palabrería era seudoimpresionante, pero la ejecución era realmente defectuosa. De nuevo son elementos de la incultura pop/spam, que cree en la sastrería, pero no en la calidad de la tela o del telar.
En fin, qué vamos a hacer si las caravanas de automóviles, siguen en aumento viajando desde y hacia, esos condominios. ¡Vaya ridiculez! Vidas pues malgastadas detrás de una rueda y no en compañía de un corazón. Una especie de epidemia de lo no significativo, en búsqueda de una neurosis noogénica. Imagínese lo que es enterrar el transitar de una existencia, detrás de un volante y de un escritorio. Más aun así, ir a ver a Shakira o alguna monstruosidad aun peor, en cumplimiento de una obsesión recreativa. La antropología de la caída de nuestra águila costarricense, desde sus alturas ontológicas y culturales. ¡Lacrimae Rerum!
Fuera de la UCR, parece que no hay ranking que valga la pena en el país. Es una de las estrellas de la cultura latinoamericana. “Mater et Magistra” de la educación superior costarricense. Una verdadera heredera de las universidades catedralicias del medioevo. Solo nos falta el Trivium y el Quadrivium. Pero en fin eso fue hace muchos siglos. Al menos convirtamos a parte de la UCR en una especie de “College”(o Hoch Schule Universitario) que imparta estudios generales durante cada uno de los cuatro años, en cualquier carrera que se escoja. Así lograríamos graduar caballeros y damas y no salvajes involucrados en desesperadas búsquedas de solamente un condominio. ¡Esos condominios, esos caseríos carentes de espíritu, los desahucios de una modernidad fallida, cuya piedra angular reposa sobre una ausencia colectiva!
Hoy en día no se salva uno con solo cerrar las puertas de su hogar. Pasan a cada rato camiones y carros con altoparlantes hablándonos de una ganga o la otra. Un bombardeo auditivo de tipo invasivo. No se ha pensado que resulta esto estresante y ofensivo. Se van aceptando hechos así poco a poco. Cuando llegamos a darnos cuenta, todos los barrios parecen un mercado persa. De hecho, el otro día fui a pasear por la Avenida Central y encontré asombrosamente que estaba lleno de ventas de ropas baratas en sus tiendas de acera. Se ha perdido el sentido señorial de la ciudad. Parece estar infectada de tantos tramos del peor gusto. ¡Otra enfermedad urbana!
Lo mediocre y lo barato proliferan sus abarrotes y viandas en las culturas chicuelas de tipo populista. Son de pésimo criterio. Caprichos de trueque caracterizados por una desdeñable escogencia. No se puede seguir rebajando la civilización a su mínimo común denominador y llamándole a eso democracia popular. ¡La democracia de una nada insolente y rabiosa! En fin no es así de fácil arreglar todo esto, ya que se vive esa muerte que nos trajo un modelo que rebajaba al hombre a la condición de solamente un cliente. No sé si los muertos resucitan, pero vaya, vaya que sí se necesita el milagro de Lázaro hoy en día.
¿Un último pensamiento es que si Watson resucitase, acaso nuestra fe no sería en vano? ¡O sea, como quien dice, San Pablo al revés!
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