Los autores del “Memorando del Miedo”, el exvicepresidente Kevin Casas y el exdiputado  Fernando Sánchez, con el aval del expresidente Óscar Arias y su hermano el exministro de la presidencia Rodrigo Arias, llamaron la atención sobre una falsa conspiración antidemocrática impulsada por los del NO al TLC con apoyo de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba; ocultaron, así, la verdadera conspiración antidemocrática  del SÍ al TLC, orquestada por el gobierno de los Estados Unidos y su gobierno
Los autores del Memorando al percibir el bajo perfil motivacional en que habían caído los del SÍ, le dieron un viraje a la campaña a favor del TLC, para mostrar que no se trataba de una lucha por aprobar un tratado comercial simplemente, si no por defender patrióticamente la democracia: “Aquí hay algo muy importante; esta campaña dejó de ser racional y, en consecuencia, sobre el contenido del TLC. Así el argumento de la defensa de la democracia es el único recurso que nos queda…Hay que entender una cosa, nadie está dispuesto a “morir” por el libre comercio, pero tal vez sí por la democracia…”
Se buscaba, de esta manera, destacar que lo que estaba en juego en el país era la institucionalidad democrática, amenazada por regímenes autoritarios: “Hay que restregar  por todas partes la conexión del No con Fidel Castro y Ortega, en términos bastante estridentes”. Asimismo, se dio una recuperación del argumento del discurso del NO, que apelaba al sentimiento patriótico en defensa de la institucionalidad social pública, la soberanía y la dignidad  nacional. Los del SÍ aparecen ahora como abanderados de una gesta patriótica que convoca a  salir a “morir” por la patria, frente a la amenaza de la injerencia extranjera de regímenes antidemocráticos y la ingobernabilidad en que caería el país en manos de liderazgos sindicales y políticos que no apoyaban al TLC.
Los documentos de WikiLeaks confirman lo que ya había puesto en evidencia el Memorando: cuál fue la verdadera conspiración antidemocrática, sus actores intelectuales y políticos y el tipo de estrategia utilizada. Efectivamente, Estados Unidos fue un aliado estratégico enviando emisarios y comunicados oficiales en momentos claves, que tenían amplia difusión mediática en el país, para infundir miedo entre la población apelando a los alcances económicos catastróficos que significaría la no aprobación del Tratado. Por su parte, el Gobierno costarricense utilizó el chantaje económico y político, para hacer que sus síndicos, alcaldes y diputados se jugaran el “pellejo” apoyando públicamente el Tratado, pues de no ser así serían candidatos a la “hoguera política”. A su vez, como ha quedado en evidencia, se realizaron gestiones de todo tipo para incidir en las decisiones de los magistrados de la Sala IV y buscar el favor del Tribunal Supremo de Elecciones. Queda así confirmado quiénes fueron los principales actores de la conspiración antidemocrática.
El “Memorando del Miedo” es un monumento a la antidemocracia en este país. Una página de nuestra historia política que no debería pasarse tan fácilmente, como algunos han pretendido. No debemos perder de vista que algunas formas de violencia simbólica y política, como en este caso,  pueden tener alcances más devastadores que las propias de la violencia física.