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Encuestas en Perú anuncian un apretado final y una inevitable segunda ronda electoral

En un reñido final, cinco candidatos disputarán la presidencia del Perú el próximo domingo 10 de abril con alguna posibilidad de pasar a la segunda ronda. Las últimas encuestas indican apenas un 8% de diferencia entre el primero y el último en esta carrera.

En un reñido final, cinco candidatos disputarán la presidencia del Perú el próximo domingo 10 de abril con alguna posibilidad de pasar a la segunda ronda. Las últimas encuestas indican apenas un 8% de diferencia entre el primero y el último en esta carrera.
Además de la elección presidencial, los casi 20 millones de peruanos con derecho al voto deberán elegir a 130 diputados para el Congreso Nacional.
Si alguna sorpresa muestra esas encuestas, es el avance del candidato de “Gana Perú”, Ollanta Humala. Este, a solo dos semanas de los comicios, aparecía con un 23,3% de las preferencias de votos, según la encuestadora peruana CPI.
Identificado por algunos como el único candidato de “izquierda”, o como un “nacionalista” por otros, Humala intenta por segunda vez llegar a la presidencia después de haber ganado en primera ronda los comicios del 2006. En esa ocasión, perdió estrechamente en la segunda ronda ante el actual presidente Allan García, 52,6% a 47,4%.
No faltan quienes estiman que la irrupción de Humala al primer lugar no es más que una maniobra para tensar las fuerzas más conservadoras y hacer un último esfuerzo para evitar que el candidato más incómodo al “sistema” pase a la segunda vuelta.
Con resultados tan estrechos, las encuestas se han transformado en otro campo de lucha entre los candidatos que aspiran a pasar a una inevitable segunda ronda electoral. Esta se celebrará el 5 de junio, si ninguno logra más de 50% de los votos.
HUMALA
Humala es descrito como un “político atípico”, el cual “participó en los 90 en el combate contra la guerrilla de Sendero Luminoso. Organizaciones de derechos humanos lo han acusado de sembrar el terror en las regiones donde ejerció como militar, un tema que la justicia investiga”.
“En 2000 se sublevó, junto a su hermano Antauro, en el sur del país contra el gobierno del presidente Alberto Fujimori, ya debilitado por acusaciones de corrupción. Ambos fueron apresados, pero después de que Fujimori se fugara del país, fueron amnistiados”.
Si bien lo consideran como el candidato de la izquierda, es visto con desconfianza por algunos sectores más radicales. Lo acusan de haber “cambiado la camiseta de color rojo por los trajes oscuros y ha intentado desmarcarse del discurso de líderes regionales como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales”, pero algunos estiman que “aún enarbola las propuestas más radicales, como una reforma constitucional, el replanteamiento del modelo económico que le ha servido a Perú para destacar como uno de los países con mayor crecimiento del mundo y la revisión de los tratados de libre comercio y los contratos firmados por el Estado con empresas extranjeras”.
“La política económica que me comprometo a implementar respetará nuestros compromisos internacionales, independientemente de las opiniones que nos provocó en su momento tal o cual de esos acuerdos y tratados. Desde el momento en que los mismos fueron firmados, ellos no pueden ser unilateralmente cuestionados o revisados, salvo cuando cláusulas específicas así lo autoricen o cuando una flagrante ilegalidad precedió a su adopción”, habría dicho el candidato, en respuesta a las acusaciones contra su candidatura.
El día que las encuestas pusieron a Humala en primer lugar, el mundo de los negocios reaccionó rápidamente, como si mandara un mensaje de qué le esperaría al país si llegara a triunfar. La Bolsa cayó un 5,16%, y el dólar se fortaleció con respecto de la moneda nacional, el sol, al revertir una tendencia a la baja que llevaba varios años.
AL FRENTE
Al frente, otros cuatro candidatos parecen representar matices de una misma política, la cual ha permitido un rápido crecimiento económico en los últimos años, con una agravada polarización social. Un fenómeno que dos analistas explicaban así: “El año recién pasado (2010), una decena de transnacionales obtuvieron utilidades netas por ocho mil millones de dólares. Muy por encima de los sueldos y salarios totales y conjuntos de 12 millones de peruanos, casi el 42% del total de la población del país”.
Entre los rivales de Humala destacan el expresidente Alejandro Toledo (2001-06), quien es un economista de 64 años que consolidó el modelo neoliberal en el país, y Keiko Fujimori, de 35 años e hija del expresidentes Alberto Fujimori —hoy condenado y encarcelado por crímenes cometidos durante su administración—.
Favorito hace tan solo tres meses, Toledo aparece ahora en tercer lugar con 20,4% de los votos, según la misma encuesta de la CIP, detrás de Fujimori, con 20,9%.
En cuarto lugar está Pedro Pablo Kuczynski, de la Alianza por el Gran Cambio, con 17,7%. En quinto, el exalcalde Luis Castañeda, de Solidaridad Nacional, con 17% de acuerdo con la CIP.
Kuczynski es un candidato polémico, pues le señalan su doble nacionalidad (peruana y norteamericana), a la cual prometió renunciar, pero que no había hecho a tan solo dos semanas de los comicios.
Kuczynski, en palabras del candidato a diputado de “Gana Perú”, Javier Diezcanseco, es un aspirante que tratan de presentar como “el innovador, el ‘outsider’ de 72 años que sabe cómo impulsar las transformaciones que el Perú necesita, aunque ya haya gobernado y sido ministro en cuatro ocasiones, con los resultados que vivimos”.
Castañeda, exalcalde de Lima que arrancó como favorito, era considerado el candidato del presidente Alan García, pero aparece hoy con pocas posibilidades de acceder a la segunda ronda electoral.
Sin embargo, es evidente que todos se unirían, en el caso de que alguno tuviera que enfrentar a Humala en esa segunda vuelta. Esto repetiría el escenario de hace cinco años, el cual permitió a García volver al poder en el Perú.
SECRETO DEL CRECIMIENTO
Lucía Mariana Alvites y Ricardo Jiménez se refirieron a la realidad peruana en un artículo publicado en enero pasado por la agencia ALAI. En este señalaron que “el férreo y totalitario monólogo de los medios masivos de comunicación ocultan bajo la alfombra de un publicitado y ejemplar crecimiento macroeconómico del 7% anual”, el cual beneficia a muy pocos, mientras excluye a la gran mayoría.
“Crecimiento que además se debe casi por completo a la entrega de la propiedad de los cuantiosos recursos naturales del país a ese reducido grupo de transnacionales, cuya ‘inversión’ se publicita como un gesto generoso y vital, al cual no se puede arriesgar a molestar con impuestos en beneficio del país, ni normas laborales ni ambientales, a pesar de que no genera sino muy escaso empleo y casi nada de desarrollo”, agregan.
Mientras apenas existen en el Perú políticas sociales públicas –agregan los comentaristas–, “la corrupción desatada roba $30 mil millones al año, según estimaciones oficiales de la Contraloría de la República, y las grandes empresas adeudan al fisco, según cifras de los organismos oficiales, $25 mil millones, que simple e impunemente no pagan”.
Alan García alineó el Perú con el grupo más conservador de la política latinoamericana que tenía como eje Colombia y México.
Y si los dos países eran el centro de las actividades del narcotráfico, Perú tampoco fue ajeno a la producción y comercio de la cocaína. En junio del 2009, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) señaló que el país se había transformado en el primer productor mundial de hoja de coca, con 119 mil toneladas métricas, frente a las 103 mil producidas en Colombia.
El presidente peruano reaccionó calificando de «totalmente inexacta» esa información. Sin embargo, admitió que Perú sufría «el efecto del Plan Colombia», mediante este Washington promovía la erradicación de las plantaciones en ese país, lo cual la obligó a expandirse en naciones vecinas.
En todo caso, el escenario político regional es muy distinto al de cinco años, cuando el presidente George Bush impulsaba una agresiva política “antiterrorista” y, en Colombia, el presidente Álvaro Uribe asumía la representación regional de esa política.
Hoy, con los conflictos extendiéndose en otras regiones del mundo y una persistente crisis económica mundial, una política conservadora radical perece tener menos soportes en que apoyarse.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
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