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Artefacto talamanqueño podría cambiar la historia precolombina de América

Un quipu elaborado en Costa Rica a finales del siglo XIX y hallado en los archivos del Instituto Smithsoniano podría ser la clave para descifrar el sistema de escritura de esos enigmáticos registros precolombinos.

Un quipu elaborado en Costa Rica a finales del siglo XIX y hallado en los archivos del Instituto Smithsoniano podría ser la clave para descifrar el sistema de escritura de esos enigmáticos registros precolombinos.
Los quipus son artefactos comúnmente relacionados con el Perú precolombino, incluso preincaico, elaborados con cuerda a base de diversos textiles, los cuales se atan en nudos. Se les ha comparado con el ábaco chino en cuanto a que podían ser usados para llevar cuentas, además es sabido que la poesía épica inca recurría a ellos para llevar la métrica.
El quipu costarricense se denomina Censo de Talamanca y lo valioso del hallazgo consiste en que se trata de una información que también existe en inglés y alemán, sobre un censo realizado por un investigador estadounidense de la población indígena de Talamanca en 1874.
Fue un equipo liderado por la filóloga Ahiza Vega, junto al escritor José León Sánchez, el historiador Orlando Barrnates y el informático  Daniel Corrales, el que realizó una investigación de cuatro años a través de diversas fuentes bibliográficas y de Internet para finalmente dar con el quipu en los archivos del Instituto Smithsoniano.
Vega calificó el hallazgo como “asombroso”, ya que hasta ahora nadie ha podido interpretar los quipus pues “no existía lo que encontramos, una información, en este caso el censo y el quipu que la tradujo”.
Detalló que el investigador estadounidense William Gabb elaboró el censo en inglés y alemán,  pero que contó con un traductor que pasó la información a la persona que elaboró el quipu.
“Gabb se lo llevó al Smithsoniano, porque aquí no había un sitio adecuado para conservarlo. La lucha ahora es poder traerlo a Costa Rica y queremos en primer lugar ir a ese Instituto con un anciano de Talamanca para que sean ellos quienes lo reclamen, así como con una carta original de Gabb en que señala que lo entrega en calidad de préstamo mientras Costa Rica cuenta con un sitio adecuado para conservarlo”, indicó.
“LIBRO DE CONDICIONES EXTRAORDINARIAS”
Se han encontrado quipus elaborados a partir de la lana de la llama, la alpaca, vicuña, algodón o cabello humano. En algunos casos, el problema es que no resisten los cientos o miles de años tras su fabricación.
Según explicó Vega, el primero en tener noticia de la existencia del quipu del Censo de Talamanca fue el escritor Sánchez, quien escuchó sobre la existencia del documento en Alemania mientras hacía una investigación para su libro “Tenochtitlán: La última batalla de los aztecas”.
Por su parte, Sánchez explicó que puede haber 2000 quipus en el mundo, aunque muchos son falsos. “La Universidad de Harvard ha sometido al conocimiento de científicos unos 600, pero aún no se sabe como leerlos. En el caso del trabajo de 1874, sí sabemos qué es lo que contiene, el asunto es traducirlo, si ello se logra se podrán leer los demás”, aseveró.
“Sabíamos que era un ábaco y, por lo tanto, un rasgo de herencia china, pero no un libro de condiciones extraordinarias”, acotó.
Para el autor de “La Isla de los Hombres Solos”, este descubrimiento “es inconcebible en Talamanca”, pero el origen del documento está certificado en el Instituto Smithsoniano. “Tenemos que empezar a escribir la historia del país, es increíble que en un pueblo como Talamanca aparezca semejante documento, estamos muy impresionados”, señaló.
Sánchez indicó que fue el mismo Gabb quien especificó que registró la información del censo también con el conocimiento local de los indios, “el sistema de nudos”. “Nosotros llegamos a concluir que se trató de un quipu y a partir de ahí investigamos. Él lo regaló al Smithsoniano, pero fue a través de la Sociedad Científica de Filadelfia, lo cual complicó la búsqueda”, detalló.
“Ningún historiador costarricense había llegado a pensar que aquí pudiera haber quipus, es herencia antiquísima anterior a los incas, como lo demuestra el sitio arqueológico de Caral Supen en Perú”, manifestó.
Añadió que esa tradición cultural pudo haber llegado a Costa Rica a través de la influencia chibcha, la cual se nota en rasgos como la ingeniería hidráulica del sitio de Guayabo de Turrialba. Sin embargo, también apuntó que se trata de “herencia china”, pues “los chinos hicieron un último viaje a la Gran Nicoya 70 años antes de Colón”.
“El quipu es herencia china. Está comprobado que a través de las grandes corrientes llegaron poco a poco taipanes y naves a la deriva que no pudieron regresar, la cultura mesoamericana desciende de China y en enterramientos se ha encontrado ADN chino o japonés, pero no de los primeros habitantes que llegaron a través del estrecho de Bering. En Copán se encontraron 400 esqueletos con evidencia de ADN chino”, sostuvo.
¿PIEDRA ROSETA?
Vega también se refirió al tema de la influencia china y aseveró que “el ábaco es numérico, el quipu es para escribir. En el censo Gabb se cuentan personas, animales, puentes y todo quedó en el quipu”.
Añadió que en su opinión como filóloga, el quipu tiene un “lenguaje universal” y “si podemos traducir uno se puede traducir cualquiera”, aunque reconoció que es necesaria una mayor investigación para no quedarse en el campo de la especulación.
“Por suerte contamos con tecnología para ver el tamaño de los nudos y descubrir los colores que tenían, está pendiente un buen trabajo. Nosotros hicimos el descubrimiento. Una vez que lo podamos traer le tocará a las universidades interesadas, Harvard por ejemplo, hacer más investigación. Viene a ser como la piedra Roseta”.
La piedra Roseta es un vestigio arqueológico que contiene el mismo texto en latín y griego antiguos y en la escritura de jeroglíficos del antiguo Egipto. A partir de su estudio fue posible la traducción de esa escritura egipcia.
Al respecto, la antropóloga y Premio Nacional de Cultura Magón, María Eugenia Bozzoli, explicó que el rasgo de las cuerdas con nudos es bien conocido en la zona de Talamanca y no discutió el hecho de que se le nombre “quipu”, al tiempo que recordó que recientemente Eugenia Ibarra tuvo oportunidad de examinar el quipu en el Museo Smithsoniano y fotografiarlo.
También indicó que en el medio antropológico costarricense el estudio de Gabb se conoce y estudia, pues probablemente es el más completo del siglo XIX y “no se puede emprender un estudio de los talamanqueños sin leerle”.
Bozzoli añadió que aún cuado ella realizó investigación de campo en Talamanca durante la década de los años 70 se utilizaba el sistema de nudos. “Por ejemplo, cuando alguien se va de viaje se marcan los días con nudos. Otros indígenas en Suramérica también utilizan las cuerdas y nudos como ayudas para la memoria”, apuntó.
Detalló que “relacionamos lo visto en Talamanca con la técnica de los quipus en tanto que se trata del mismo principio respecto de materiales y nudos, pero no llegamos en Costa Rica a tener un desarrollo técnico como el de las culturas andinas, donde se llevó a niveles más complejos con  colores y simbolismos”.
La antropóloga subrayó que en este momento no es posible aseverar que el registro costarricense sirva para aclarar lo que había en Perú, donde se ha trabajado bastante en el desciframiento de los quipus con avances moderados.
“Cada cultura tiene su propia manera de utilizar lo que recibe de otras. Cada grupo ha de haber tenido su propio código en el uso de los nudos, por lo que no podríamos con base en lo nuestro interpretar el registro arqueológico peruano. Aunque haya relaciones que indiquen que la técnica en principio es la misma, pueden haber variaciones en los símbolos como cuánto expresa cada nudo”, especificó.
Un ejemplo de ello, según la especialista, sería el tema de los sistemas de numeración, pues algunos son de base 5, otros de base 10 y, aún, de base 20.
En ese sentido, señaló que el quipu del Censo de Talamanca no presenta colores, aunque el escritor José León Sánchez plantea que se pudieron haber borrado con el tiempo. “Es algo que podríamos comprobar pues sabemos qué colores usaban los talamanqueños y a partir de cuáles  vegetales y demás recursos los lograban. Es parte de toda la investigación pendiente que debe hacerse con el objeto original que está en Washington”.

  • Vinicio Chacón 
  • Cultura
Germany
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