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Si tomando como cierto el hecho de que las “Lámparas con Mercurio” son “Residuos de Manejo Especial” y sustituimos la expresión “Residuos de Manejo Especial” por “Lámparas con Mercurio” en el Art. 41 de la “Ley para la Gestión Integral de los Residuos” (Ley GIR) y hacemos la misma sustitución en los artículos 38, 39 y 40 del “Reglamento sobre el Manejo de Residuos Ordinarios” (este último vigente desde el 16 de febrero del 2011), podemos resumir lo siguiente: El Ministerio de Salud y las municipalidades deberán promover y facilitar la existencia de la infraestructura necesaria para la valorización, el tratamiento y la disposición final de las lámparas con mercurio. Mientras no exista o no estén disponibles en el país otras opciones de manejo o alternativas tecnológicas para la valorización o tratamiento de las lámparas, las lámparas con mercurio de origen habitacional deberán salir de la corriente normal de recolección de residuos sólidos ordinarios y deberán ser recogidas en días y horarios separados; comunicados al usuario…
Visto el resultado anterior nos podemos preguntar ahora: ¿Y que hay que hacer para que se cumpla con la Ley? Es simple: instalar una planta de reciclaje de lámparas en Costa Rica, con una logística de recolección adecuada. Consecuentemente se generan dos (2) preguntas importantes: a-.¿Es viable el reciclaje de lámparas con Mercurio en Costa Rica? b-.¿El Reciclaje de Lámparas es un “Proyecto Isla” o puede combinarse con otro proyecto?
Por suerte la respuesta a ambas preguntas es un rotundo “SÍ”. De hecho, y esto es la parte más importante, el proyecto de reciclaje de lámparas puede combinarse con el proyecto de eliminación de mercurio de los hospitales ya iniciado hace tiempo; extracción de mercurio de baterías, de switches y de otros elementos como de sistemas de frenos ABS, ya que usarán el mismo equipo “retorta” para extraer el mercurio. Todo se hará basado en una ordenada secuencia de fases en extremo simples.
Tecnologías tipo Balcan para reciclaje de lámparas con mercurio y de conocido uso en países como Inglaterra, Australia y USA, permiten además colaborar con el proyecto de Costa Rica de ser un “País Carbón Neutro”, disminuyendo el volumen de los residuos para minimizar la huella de CO2 en el proceso de transportar las lámparas a la planta de reciclaje.
Costa Rica tiene una gran ventaja respecto de otros países; el hecho de que en la GAM (Gran Área Metropolitana) se genera aproximadamente el 55% de los desechos de lámparas de todo el país, optimiza el proceso de recolección por la alta concentración de lámparas en un área bien definida y en donde ya existe una cultura ambientalista en la ciudadanía, que simplemente están a la espera de poder colaborar con el ambiente de su país.
¿Pero es necesario un proyecto de este estilo en Costa Rica? La respuesta nuevamente es un rotundo “SÍ”. Si asumimos un consumo anual de solo 2 lámparas fluorescentes por persona en Costa Rica y que cada lámpara pudiese tener un promedio de 8 mg de Mercurio y se asume una población de 4,5 millones de habitantes, entonces al año se vierte en suelo de Costa Rica unos 72 Kg de mercurio solo por lámparas, de los cuales 40 kg son solo en el Área Metropolitana. Esto sin incluir una mayor cantidad por efectos de baterías y otros elementos. Visto de otra manera: si cada lámpara pudiese contaminar unos 30 mil litros de agua y desechamos unos 9 millones de unidades al año, la cifra de agua potencialmente contaminada es en extremo grande y simple de calcular.
Otra ventaja de un proyecto de reciclaje de lámparas en Costa Rica, además de incrementar aun más la protección del ambiente, es que tiene un efecto positivo en la economía de la nación. ¿Por qué? Si se exportan las lámparas usadas a otros países para ser procesadas, el costo inherente al transporte y pago del servicio supera con creces el costo de instalación de una planta de reciclaje en Costa Rica. Consecuentemente, el país pierde divisas si el proceso se hace en el extranjero.
A sabiendas de que una planta de reciclaje de lámparas puede estar operando en menos de un año, que los costos no son altos, que se generarán beneficios económicos para el país, que la población está deseosa de colaborar, que se puede combinar con otros proyectos de interés ambiental y nacional, etc., entonces la respuesta a la pregunta originaria es “SÍ ES POSIBLE”. Pero… ¿Quién hará cumplir la Ley?
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