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El control biológico mediante la siembra de plantas que produzcan néctar en gran cantidad para incentivar la llegada de especies de insectos benéficos y de enemigos del insecto transmisor del dragón amarillo, podría ser una solución al control de esta enfermedad que afecta a los cultivos de cítricos.
Así lo considera el ingeniero agrónomo Ramón Mexzón Vargas, del Centro de Investigación en Protección de Cultivos (Ciproc) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Él es especialista en manejo integrado de plagas y sus enemigos naturales
La enfermedad es producida por la bacteria Candidatus liberibacter spp., que ataca el follaje y los frutos de los cítricos, los cuales se vuelven menos jugosos. Está considerada la más destructiva y de mayor perjuicio económico para este tipo de cultivo, pues reduce su rendimiento hasta en un tercio y lo vuelve no rentable en siete o diez años. Los frutos siempre pueden consumirse, porque la bacteria no afecta a los humanos.
En China, en donde se detectó por primera vez hace más de 100 años, se le denominó Huanglongbing (enfermedad del brote amarillo) y en países de habla inglesa se le llama Greening (enverdecimiento).
En el continente americano apareció en Brasil en el 2004 y en Florida, Estados Unidos, en el 2005.
Se transmite por medio del insecto Diaphorina citri, que tiene la apariencia de una pequeña cigarra o chicharra de unos 4 mm de tamaño, perteneciente a la familia de los psílidos, que se alimenta de la savia, sobre todo de los pequeños retoños de las hojas, y que se desplaza con las corrientes de aire.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) decretó en el país estado de emergencia para combatir la plaga y frenar los brotes, mediante la destrucción de plantaciones abandonadas y de plantas infectadas, la fumigación del insecto vector y la aplicación del control biológico.
Además, declaró cuarentena fitosanitaria en los cantones de Upala, Los Chiles, Guatuso y San Carlos, en la provincia de Alajuela, y La Cruz, en la de Guanacaste, al tiempo que prohibió el traslado de cualquier material que pueda propagar la bacteria y agiliza la importación de plaguicidas para combatir el insecto. Para ello el Gobierno destinó ¢300 millones del Fondo Nacional de Emergencia.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes oficiales la plaga continúa su expansión en distintos puntos de los cantones antes citados.
REGULACIÓN NATURAL
Según explicó Mexzón, la solución al problema del dragón amarillo empieza por la construcción de verdaderas cadenas alimentarias. “Una forma de alcanzar este objetivo es adicionar al cultivo un componente de plantas nectaríferas con gran capacidad de atraer insectos benéficos, los cuales quizá sean escasos en el ambiente, pero cuyas poblaciones se pueden incrementar en forma paulatina, hasta alcanzar a regular las poblaciones de fitófagos (que se alimentan de las plantas) nocivos”, dijo.
Esto significa que se deben sembrar plantas que produzcan néctar en gran cantidad, para incentivar la llegada de cientos de especies de insectos fitófagos neutrales y de insectos depredadores y parásitos del psílido, que son enemigos naturales de la cigarra que transmite la bacteria.
Por ello, el especialista cree que se deben sembrar en las plantaciones de cítricos otras plantas como paira (Melanthera aspera), urena (Urena lobata), abejoncillo (Cassia tora) y cinco negritos (Lantana camara), las cuales crecen a la orilla de los caminos o en potreros abandonados.
“Esta vegetación nectarífera, sembrada en los bordes de los lotes y en espacios vacantes en las plantaciones de cítricos, da pie a cadenas alimentarias muy complejas, donde el insecto plaga se constituye en un eslabón integral de muchas cadenas, de manera que su población queda sujeta a varios puntos de equilibrio poblacional”, afirmó el investigador.
Al disminuir la población del psílido, la enfermedad no puede ser transmitida, lo que permite que las otras medidas de control ejerzan su efecto.
En estudios anteriores de cultivos como palma, pejibaye, macadamia y plantas ornamentales se demostró que se puede lograr hasta un 98% en el control de las plagas.
También se corroboró en una experiencia preliminar en cítricos. Se sembraron plantas nectaríferas dentro del cultivo y ello permitió que “un complejo de especies de insectos depredadores, una avispa parásita y un hongo entomopatógeno lograran regulaciones de entre 80% y 95%”, agregó.
FUMIGAR NO ES SUFICIENTE
El especialista consideró que medidas como el uso de plantas sanas, el combate químico con insecticidas del insecto transmisor de la bacteria, la eliminación inmediata de plantas contaminadas y el control biológico por medio de insectos benéficos y hongos entomopatógenos son fundamentales en el manejo integrado del psílido que transmite el dragón amarillo.
Sin embargo, esto no es suficiente para detener la enfermedad, como lo demuestra la experiencia de otros países, en los cuales la enfermedad está presente desde hace varios años.
Como primera medida, indicó Mexzón, los productores recurren al uso de insecticidas, pero hay que tomar en cuenta que los cítricos no son tan rentables como para financiar varios ciclos de fumigaciones al año.
Además, la fumigación puede ocasionar desbalances en las poblaciones de otros artrópodos que no son plagas, como ácaros, cochinillas harinosas, áfidos, escamas y el minador de la hoja, cuyas poblaciones están bajo control natural.
El investigador aseguró que “el fracaso en los programas de manejo integrado del insecto transmisor en países como Estados Unidos y Brasil, se debe a que no se proveen plantas nectaríferas como sitios de refugio, vías de tránsito y fuentes de alimento a los insectos benéficos que necesitan el néctar como combustible para volar, tampoco a los hongos entomopatógenos se les brinda condiciones de microclima adecuadas y huéspedes alternos, para que puedan permanecer en el ambiente del cultivo de cítricos”.
El problema de las plagas nace desde el momento en que se siembran las plantaciones de cítricos y se elimina la vegetación, lo cual interrumpe las cadenas alimentarias y todas las interacciones entre los organismos que formaban parte del ecosistema, expresó el Ing. Mexzón.
¿Cómo detectar la enfermedad?
El insecto succiona la savia en los primordios foliares, lo que causa deformación de las hojas. Estas crecen con apariencia saludable, pero exhiben dobleces o roturas en las orillas.
El mal se nota en las hojas adultas por lo siguiente:
-Un moteado amarillento de forma asimétrica, extendido más de un lado de la vena central que del otro.
-Las venas adquieren un color amarillo y se sienten gruesas y levantadas al tocarlas, con una consistencia como la del cuero.
-Esos síntomas pueden aparecer en pocas hojas y ramas, pero luego se extienden a toda la copa del árbol.
-En la naranja dulce produce frutos pequeños, que si se parten de arriba hacia abajo se aprecia un eje central curvado y con un lado más ancho que el otro. En mandarinas o limones no se da este síntoma.
-El árbol muestra una apariencia enferma y es más pequeño, similar al síntoma del estrés hídrico.
Fuente: Ing. Ramón Mexzón.
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