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No soy una persona de autoridad o de credibilidad. No saben quién soy. Pero me resulta alarmante la actitud de nuestra población. Específicamente y como un ejemplo ya muy trillado, voy a hablar de la Inauguración del Estadio Nacional.
Si bien todos sabemos el magno evento de la Inauguración era el partido entre Argentina y Costa Rica, el público abarrotaría el estadio por las estrellas sudamericanas, en especial por Mecí, llamado exhaustivamente por la prensa como “El mejor jugador del mundo” (no voy a discernir en si esto es cierto o no). La afición quería ver a Messi driblar a los defensas y anotar, aunque fueran nuestros defensas y nuestra selección; pues claro, este es el talento del muchacho.
La prensa sacó incontables notas sobre Messi, la mayoría de ellas prescindibles. Gracias a los medios, la población estaba más pendiente de Messi que de sus vidas. No solo se hizo una publicidad cansona y poco útil, sino que nos pusimos por debajo de Argentina. Sabemos por cultura general, por conocidos, por chistes, etc., que los argentinos tienden a ser arrogantes y darse más valor del necesario (no generalizo, pero esa es la percepción). Y nosotros los costarricenses los colocamos en un pedestal en el cual solo podíamos mirarlos viendo hacia arriba, nos rebajamos.
Personas aglomeradas recibiendo a “La Pulga”. Cámaras por doquier y periodistas literalmente rogando por unas pocas palabras nos dieron el papel de idólatras, de intimidados. Nos prestamos para que las “potencias” hagan lo que quieran con nosotros, en este caso una potencia futbolística. Las estrellas vinieron, pero no jugaron. Resultaba humillante ver a Zanetti, Burdisso y a Cambiasso calentar posterior al juego.
Y no solo eso, en la rueda de prensa al entrenador argentino lo entrevistaron medios nacionales solamente para sacarle unas cuantas palabras de lo bueno de Costa Rica, nunca para criticar el trato desinteresado y descarado que tuvo. “Me gustó como jugó el 16” dijo Batista; ni siquiera con el nombre se pudo referir. Muy profesional para compartir sus ideas con nosotros, aunque claro, la prensa se lo puso fácil desde el inicio.
La Volpe fue entrevistado solo por medios ticos. Los periodistas argentinos no consideraban importante su opinión; yo no soy periodista, pero creo que el captar la mayor cantidad de información de los dos lados de la moneda es algo importante; en ese caso, qué clase de profesionales son, en caso de que lo sean. Esto en cuanto a entrenadores.
El partido termina, y jugadores ticos se acercan al 10 argentino para pedirle un autógrafo en su camisa. Mi experiencia es poca, pero no creo que en otra parte del mundo se vea esto: dos supuestos rivales en la cancha (por ende dos iguales), en el que uno le pida un autógrafo al otro. Eso dice mucho de nosotros, y el hecho de darnos por menos ante “los mejores”. Si el autógrafo era necesario o para un amigo no es importante, es la imagen que se dé de ello. En los camerinos, de un colega a otro se puede pedir ese autógrafo, no desesperado como un aficionado más.
Termina el partido, sucedió todo lo malo que sucedió (sin contar el partido en sí, porque la Sele jugó muy bien) y ahora el villano de la fiesta es Messi (Sergio Batista, según Mario Segura). Seamos críticos, es un muchacho de unos 20 años que hace lo que le pidan nada más; claramente no es un hombre espectáculo (solo juega muy bien el fútbol), no supo qué cara poner a los medios y los medios lo tachan de estafador; aunque puede que se dé el hecho de que solo haya venido a visitar nuestro hermoso país, que tampoco podemos reprochárselo. Solo no juzguemos sin saber y no acabemos con la reputación de un jugador que ha hecho más cosas memorables que no jugar un partido.
Pensemos por cuenta propia y no dejemos que los medios nos laven el cerebro con sus propias ideologías. Seamos críticos y discernientes en cuanto a la información que captamos, darnos cuenta de si es útil o no porque nos hacemos de ideas, sin antes reflexionar en lo que nos benefician o perjudican.
Y fueron estas acciones de la prensa las que nos hicieron tener una mala concepción de términos: una cosa es admirar algo y reconocer que es bueno, y otra cosa es idolatrarlo y ponernos por debajo. Argentina venía grande y con actitud arrogante y Costa Rica estaba “humildita” y cayendo bien. No somos inferiores, no somos superiores. Tenemos lo nuestro al igual que todos, y nunca llegaremos a ser grandes si seguimos colocando a países como Argentina en estos pedestales.
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