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¡Final de zoológico en el fútbol nacional!

Después de una semana con miles de especulaciones, análisis y vaticinios para descubrir el par de sobrevivientes, Liga Deportiva Alajuelense (los leones) se quitó en una noche de ensueño el 2-4 que le pesaba desde el juego de ida con el Herediano.

Después de una semana con miles de especulaciones, análisis y vaticinios para descubrir el par de sobrevivientes, Liga Deportiva Alajuelense (los leones) se quitó en una noche de ensueño el 2-4 que le pesaba desde el juego de ida con el Herediano.
 
Mientras que San Carlos (los toros) dio la campanada al hincar 2-0 al Saprissa en su propio estadio. Con esto, borró el 3-2 que le endilgaron los morados en Ciudad Quesada.


Si bien es cierto, los seguidores del Alajuelense confiaban que el equipo se quitara la desventaja de dos goles rojiamarillos, y los aficionados de San Carlos solo guardaban una respetable prudencia, conocedores en su corazón del favoritismo del Saprissa en estas instancias.
 
El resto del mundo futbolero costarricense se apuntaba más a una final por el título entre Saprissa y Herediano que a esta que se jugará en los siguientes domingos, entre los vecinos de la provincia de los mangos.
En teoría, el director técnico del Herediano, Alejandro Giuntini, presentaría una estrategia apoyada en el tecnicismo y buen manejo del balón de varios de sus jugadores (como Cancela, Ramírez, Sánchez, Obando y Núñez).
 

Con el fin de dar un buen trato a la pelota y no cederla tan gratuitamente a los manudos, como sucedió en el juego de vuelta donde el anfitrión los arrolló. En el otro caso, se esperaba que el Saprissa, a cargo del estratega mexicano Juan Manuel Alvarez, al presentarse en “La Cueva”, procurara meter un gol como mínimo. Esto hubiese puesto a los toros contra las cuerdas.

Se comentó hasta el hartazgo que la Liga y San Carlos urgían de un gol tempranero para treparse a la sobrevivencia y no morir en el intento. Ambos los dos equipos lo metieron, uno un poco más tarde que el otro.
Un bombazo del sancarleño Kenny Cunninghan —quien prendió la pelota centrada por su compañero Álvaro Sánchez—, sin que tocara el césped, rompió las redes del marco defendido por Víctor Bolívar. Esto apenas al minuto 4. En ese momento, el Saprissa quedó ubicado contra la pared.

En el otro escenario, los manudos llegaron a los cordeles de Leonel Moreira en el minuto 26, tras aprovecharse de un error de Marvin Obando y capitalizado por la figura de la noche: Jonathan McDonald, quien remató a la red y puso a soñar a la fanaticada eriza sobre la real posibilidad de la remontada. Esta llegaría media hora después.


FLORES MARCHITAS


El representativo de la Ciudad de las Flores no supo cuidarlas; ni siquiera tuvo tiempo de ir por el balde, llenarlo de agua y regarlas. Desde el primer minuto de acción, el león erizo se metió en el jardín y sin ningún respeto destrozó la siembra. Herediano se topó con una avalancha, un huracán, un tornado combinado con tsunami que arrasó con todo. Fue impresionante la actitud y sed de revancha presentada por los futbolistas rojinegros en la brega.
El campeón exigía dos cosas: respeto hacia su corona (humillada en el juego de ida) o morir como todo un monarca al dejar la sangre en la cancha (si es que se iba a perder el trono). Los once leones que Óscar Ramírez mandó a la refriega se partieron el alma. Presionaron al rival, lo arrinconaron, lo asfixiaron y mutilaron sus pensamientos e ideas.

Así, el Herediano, aferrado al 4-2 de ida y confiado en que el reloj haría el trabajo por ellos, se vio avasallado por un ciclón uniformado de rojo y negro, un estadio caliente y una afición excitada. Después del gol inicial de McDonald, solo era cuestión de tiempo para que las flores se marchitaran por falta de cuido y el Herediano se derrumbara como equipo.
El desplome llegó seguido en los minutos 50 y 52, cuando Alajuelense metió un par de goles más, inspirados en el buen fútbol de Pablo Gabas. El 4-0 posterior selló la brillante remontada en una noche donde el capitán de la Liga, Luis Antonio Marín (a punto del retiro), hizo su deseo realidad: prolongarlo un par de semanas más, quizá con otra Copa de Campeón en sus manos.
El rey de la selva hizo valer su condición. Se suponía que su rival sería el Saprissa, con un pie en esa instancia: un par de clásicos en el cierre del certamen no le caen mal a nadie, pero San Carlos tenía otros planes.


FRACASO MORADO


El gol en madrugada de Cunninghan metió al Saprissa en un dilema. Si perdía 1-0, clasificaba por mejor puntaje en la clasificación general; si empataba, el partido amarraba la final; si San Carlos metía el segundo, quedaba eliminado. ¿Le convenía al anfitrión dormirse en sus laureles y sostener la pírrica ventaja?
Bajo ese drama y tensión, se desarrollaron 80 largos minutos donde nadie tuvo paz. Daniel Casas, brillante técnico sancarleño, sin nada que defender presentó en el estadio Ricardo Saprissa una oferta ofensiva con cuatro hombres metidos en la parcela local. Los precaristas fueron Manfred Russell, Álvaro Sánchez, Erick Scott y Kenny Cunninghan. Un típico 4-2-4 pero en posición ofensiva.
Después de tomar ventaja 1-0, San Carlos siguió presionando y jugó 45 minutos de un nivel altísimo hasta llegar al receso. Avisado el Saprissa, apuró las acciones en la segunda etapa, dejó ir un par de oportunidades de conquista y alargó el dramatismo hasta el cierre.
Se jugó al filo de la navaja. Un gol en alguna de las dos porterías volcaría la balanza. La historia, la tradición, el repaso de la estadística favorecía al local; sin embargo, en el redondel, el toro se movía a la espera de meter el cuerno y desangrar.
Minuto 82; el balón se abre al costado derecho de la retaguardia morada. El mejor jugador del campeonato va por ella: se llama Álvaro Sánchez y es el 10 de San Carlos. El veterano capitán del Saprissa, Víctor Cordero, acude al cierre.
Bola en alto, Sánchez dibuja un remate que como un globo hace un viaje perfecto y la bola vuela rauda y en curva hacia el segundo palo del marco de Bolívar. De forma perfecta y preciosa se incrusta en la red.
¡Saprissa queda eliminado!
Los toros van a la final.
Los espera el león.
El rey de la selva contra el rey de Zapote.
¡Final de animal!

  • Gaetano Pandolfo Rímolo 
  • Deportes
FootballLiga Deportiva AlajuelenseRicardo Saprissa
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