La violencia es uno de esos males sociales sobre los que muchos discrepan, proponen y escriben miles de páginas, para acabar con un problema que ha acompañado a los grupos humanos desde sus inicios.
Aunque parece un tema sobre el cual parece que todo está dicho, para el grupo teatral Sotavento es una discusión inacabada, pues ofrece la oportunidad para llevar al escenario un montaje que recurre a diversos recursos escénicos, tendientes a inquietar al público con su visión de esta temática.
“Mi vida alrededor de 500 metros” es la producción de dicha agrupación, la cual se está presentando en el Teatro 1887 desde el pasado 28 de abril.
 
Dicha obra es un texto original de la española Inmaculada Alvear y con ella Sotavento ganó el certamen Escena Viva 2011, convocado por el Ministerio de Cultura y Juventud, el Teatro Popular Melico Salazar, la Compañía Nacional de Teatro (CNT), la Embajada de España y el Centro Cultural de España en Costa Rica.
“Este espectáculo es una apuesta al arte ecléctico y contemporáneo que combina artistas y técnicas de distintas manifestaciones estéticas como teatro, danza, video, música en vivo, action painting y performance; la puesta en escena es del joven director Gustavo Monge”, explicó Lady Montero, productora de Sotavento.

“Mi vida alrededor de 500 metros’ es un poema dramático escrito con sangre, tierra, un geranio rojo y muchas palabras dentro. A través de los ojos de María, la niña, se narra la vida de una familia con problemas de violencia doméstica y se ofrece un espacio de reflexión acerca del maltrato y abuso que reciben las mujeres por su condición cultural de género en nuestra sociedad”, ha dicho Alvear sobre su propia obra.
Las funciones de “Mi vida alrededor de 500 metros” se presentarán en el Teatro 1887 de jueves a domingo a las 8 p.m. La entrada tiene un valor de ¢4.000 general, ¢2.000 ciudadanos de oro y estudiantes, y los jueves dos por uno. Se pueden hacer reservaciones por el teléfono 8812-3566. La obra estará en cartelera hasta el 21 de mayo.
UN DRAMA MUY “TICO”
Aunque el texto de Inmaculada Alvear fue escrito en el contexto español, su historia se repite mundialmente en los miles de casos de mujeres y niñas, que viven bajo la sombra de la violencia ejercida contra ellas por aquellos hombres que un día prometieron amarlas y respetarlas.
“Mi vida alrededor de 500 metros” relata cómo Antonio comete el mayor acto de violencia que un ser humano ejerce contra otro: el asesinato de Chiqui, su compañera y madre de María, la hija de ambos.
Alvear dibuja el ciclo de la violencia doméstica en su pieza dramática, en el cual el agresor golpea físicamente, humilla y cercena la libertad de Chiqui, a quien luego acosa para forzar una nueva oportunidad. Finalmente, una pulsera electrónica se convierte en parte de su vida, y un pequeño botón le indica a la policía si Antonio viola la restricción judicial de no acercarse 500 metros a la redonda. Así, irónicamente, para Chiqui su vida misma se transforma en una cárcel que culmina con su asesinato.
Desde su estreno en octubre del 2006, esta obra ha sido representada en España y América, y se suma a las voces de denuncia que exigen una intervención inmediata de los Estados, para erradicar las prácticas culturales que reproducen los patrones de la violencia doméstica.
Previamente, en el 2005, por este trabajo Alvear recibió el premio María Teresa León para autoras dramáticas, que concede la Asociación de Directores de Escena, en España. Además, ese mismo año también fue galardonada con el Premio Calderón de la Barca, del Ministerio de Cultura de España, por su obra “El sonido de tu boca”.
En el caso del grupo Sotavento, esta obra coincide con los intereses de la organización, que tiene como objetivo “promover la gestión, producción, educación, investigación y extensión artística no sexista, contra cualquier tipo de discriminación y violencia”, detalló Lady Montero.
Al respecto, puntualizó que “somos un grupo multidisciplinario que experimenta con lenguajes escénicos contemporáneos, desde mediados del 2003. Entre nuestras creaciones se encuentran performance, danza, teatro, musicales y experimentaciones multimedia”.
“Además de nuestra labor escénica –agregó Montero-, trabajamos en las bases del primer Centro Nacional de Investigación Escénica Contemporánea, un proyecto que reúne a profesionales que van desde la sociología, teología y arquitectura, hasta las tecnologías de programación informática”.
Sotavento lo integran Gustavo Monge, quien dirige esta puesta en escena, Sally Molina y Montero. A ellos se unieron en el elenco Antonio Rojas, Alejandra Jarufe y Ana Lara.