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Foro de bioseguridad señala ausencia de legislación sobre organismos transgénicos

Científicos y académicos costarricenses debatieron acerca de la regulación legal nacional de los organismos genéticamente manipulados (OGM) -comúnmente denominados como transgénicos-, en el foro “Situación de la Bioseguridad en Costa Rica”.

Científicos y académicos costarricenses debatieron acerca de la regulación legal nacional de los organismos genéticamente manipulados (OGM) -comúnmente denominados como transgénicos-, en el foro “Situación de la Bioseguridad en Costa Rica”.
La actividad formó parte de la Conferencia Regional Centroamericana de Bioseguridad. Esta fue realizada en el marco de la implementación del proyecto latinoamericano LAC-Biosafety en el país, en cooperación con Perú, Colombia y Brasil, con el objetivo de analizar y fortalecer el acatamiento del Protocolo de Cartagena.
El foro fue presidido por Javier Espeleta, director ejecutivo del Centro Científico Tropical, y por Alex May, de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Costa Rica (CTNBio).
 
Los especialistas señalaron que pese a no existir una ley propiamente dicha para reglamentar la manipulación y trasiego de OGM, la regulación que existe es suficiente.
“Hay un marco más que adecuado en Costa Rica, porque es un marco dado por tres leyes muy importantes que cubren tres ámbitos diferentes: la biodiversidad, la producción agrícola y la producción pecuaria. Desde ese punto de vista tenemos un marco suficiente y claro”, explicó el presidente de la Academia Nacional de Ciencias, Gabriel Macaya.
Las mencionadas tres leyes nacionales son: Ley de Biodiversidad, Ley de Protección Fitosanitaria y Ley del Servicio Nacional de Salud Animal, además de un marco normativo internacional denominado Protocolo de Cartagena en Bioseguridad, que regula -en los 152 países que lo firmaron- el movimiento transfronterizo de los OGM.
Macaya aseguró que a pesar de esta cobertura, existe una “desconexión” con la regulación sanitaria, la cual contempla el uso de productos biotecnológicos en la industria farmacéutica, más no en productos de consumo humano.

VACÍOS LEGALES Y DE INFORMACIÓN

Por otra parte, los científicos sostienen que existen vacíos de información para que todas las personas involucradas en el tema puedan deliberar y tomar decisiones fundamentadas, especialmente cuando se trata del uso de productos transgénicos de consumo alimenticio.
“Me parece que es fundamental tener una adecuada regulación, para que exista la información completa respecto al origen de ese alimento o los componentes que lleva”, opinó Macaya.
El académico señaló que aunque hay una cobertura legal tradicional en el uso masivo de organismos biotecnológicos en vacunas y medicamentos, existe un vacío legal e informativo en materia de salud, donde actualmente no ha se ha discutido el tema de las implicaciones del empleo de semillas u organismos transgénicos para consumo.
A la fecha, Costa Rica no produce organismos para consumo nacional, sino que produce semillas para exportarlas a países donde sí consumen este tipo de variedades.
Mientras tanto, el director ejecutivo del Centro Científico Tropical, Javier Espeleta, afirmó que más que existir una limitación formal a la producción de transgénicos, no se ha dado la necesidad de sembrarlos y consumirlos dentro del territorio nacional.
“Las aplicaciones (que se han hecho) han sido específicamente para implementar semilla para exportación; no lo impide la legislación si alguien quiere solicitarla para el desarrollo de un proyecto”, puntualizó.
Actualmente el Centro de Investigación de Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la Universidad de Costa Rica (UCR) prepara los primeros resultados de una investigación, la cual profundiza en las implicaciones de bioseguridad que tiene el desarrollo de cultivos transgénicos en el país.
La iniciativa forma parte del proyecto de cooperación LAC-Biosafety que se lleva a cabo simultáneamente en Brasil, Colombia y Perú, donde se estudia igualmente las implicaciones de seguridad de estos productos, con miras a fortalecer la capacidad de cumplimiento de los cuatro países del Protocolo de Cartagena en Bioseguridad.
El proyecto, el cual comenzó en el 2005, contempla el estudio de la siembra de productos transgénicos y su impacto socioeconómico, con un análisis de las características propias de cada país.
En Costa Rica se centra el estudio en el algodón transgénico y para este año se lograrán los primeros resultados de recopilación de información geográfica y genética, para contabilizar la cantidad de agricultores que usan estas semillas.

  • Natalia Díaz Zeledón 
  • Universitarias
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