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Sale en la televisión, se escucha en la radio y se lee en los periódicos… ¿Lo has visto, oído o leído? Nos habla de: memoria histórica, Estadio Nacional, pobreza, trabajo, salud física, entre otras cosas. No es Abel Pacheco ni Laura Chinchilla, no es Superman o la Mujer Maravilla, tampoco es un ángel omnipresente ni un ente del más allá. Aunque puede ser algo parecido.
Es Antonio Álvarez Desanti, que está promoviendo una campaña política -camuflada- desde ya, con miras a la elección presidencial del año 2014.
Es impresionante cómo el “memorándum del miedo” decía una frase muy particular a la hora de referirse a los personajes del NO de la siguiente manera: “…Hay que darle presencia en medios a algunas caras del solidarismo y ello mismo los irá convirtiendo en líderes. ¿Quién era Eugenio Trejos en el país hace 6 meses? Es la exposición en medios la que lo ha convertido en un líder nacional…”. De seguro estas páginas también las conocía Antonio y las está aplicando con cautela y con estrategia política –barata, pero estrategia al fin-.
Con razón, con razón –dijo un compañero- Abel Pacheco se estuvo mostrando por muchos años en los medios publicitarios, para ganar fama y llegar a ser presidente; lo mismo y en igual medida está aplicando este señor. Pues sin duda alguna tenía razón. Es fácil mostrarse en los medios de la (des)información nacional, cuando tú tienes dinero y respaldo financiero para pagar cada anuncio, para hablarnos sobre cómo comer bien y hacer ejercicio por las mañanas. Es fácil ganar legitimidad con temas meramente de demagogia, argumentando cosas y criticando a la presidenta actual y del golpe de Estado del pasado primero de mayo. Es fácil ganar legitimidad después de un accidente de tránsito y crear un libro que fue promovido y leído por muchas personas en el país, como si fuera la Biblia misma. Es fácil hacerse la víctima después de un accidente, es fácil morir en carreteras; pero no es fácil que todas las personas que han tenido un accidente y hayan sobrevivido, tengan la capacidad (financiera, entre otras) de escribir tan solo un reglón y contar su historia de vida. Es impresionante cómo muchas personas leyeron ese libro, y la misma “comunicación política” transformó un accidente de tránsito en una campaña política.
Solo espero que recordemos lo que pasó con Abel Pacheco en los años 2000-2001, donde él mismo salía hablando por los medios de información de Costa Rica, y ganando legitimidad con solo poner su cara frente a una cámara. Después ya ustedes saben lo que pasó. ¡MUCHAS GRACIAS! Diría Pacheco…
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