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Lo más probable es que el Vaticano deje por un tiempo más a monseñor Hugo Barrantes como arzobispo de San José, pese a la renuncia que el religioso presentó hace dos semanas al Papa, en cumplimiento del Código Canónico que solicita a los obispos la dimisión al cumplir 75 años de edad, consideraron fuentes cercanas a la Iglesia Católica.
En momentos en que la Iglesia enfrenta graves problemas, una coyuntura política complicada y ausencia de figuras destacadas para la sucesión en la Arquidiócesis de San José, la Santa Sede preferiría dejar por uno o más años, en vez de remplazar al actual arzobispo, una figura respetada y leal al Vaticano, según algunos observadores de la situación eclesiástica.
Tanto miembros del clero como exsacerdotes que conocen la institución, coincidieron en que la escogencia del arzobispo es también una decisión política y el Vaticano tiene que hacer sus valoraciones. Ante preguntas que les formuló UNIVERSIDAD, monseñor Barrantes y el obispo de Limón -José Rafael Quirós-, impugnaron ese parecer (ver notas aparte).
Preguntado la semana pasada, el propio Barrantes dijo que no había recibido aún respuesta del Papa a su carta de renuncia. “Seguro está consultando”, dijo. “Probablemente vendrá una primera respuesta del Papa donde me va a indicar que espere; en eso no se sabe nunca”.
Explicó que la costumbre es que la respuesta no se da rápidamente, aunque tampoco se deja más de tres años. “A veces en seis meses o en un año ya proceden; depende de lo que el Papa considere y decida; seguro está consultando”, comentó.
“Esto no va a salir antes del próximo año por lo menos”, y una señal es que el propio Barrantes anunció la celebración de sus bodas de oro como sacerdote (50 años) para el próximo 23 de diciembre, por lo que él debe de haber negociado y sabe que va a estar en el cargo, consideró un presbítero. Recordó que el anterior Arzobispo, Román Arrieta, pactó el apoyo del gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, y estuvo cuatro años más en la Arquidiócesis, ocasión en que -igual que ahora- no había candidato para la sucesión.
Fuentes vinculadas al clero y que prefirieron no ser citados con sus nombres, señalaron que los sacerdotes arquidiocesanos aspiran a que el próximo arzobispo salga de la propia Arquidiócesis, pues están cansados de que los últimos nombramientos hayan sido obispos de otras diócesis, como fue el caso de Enrique Bolaños, que era obispo de Alajuela, Román Arrieta, obispo de Tilarán y Hugo Barrantes, obispo de Puntarenas. Eso ha provocado cierto resentimiento, ya que es como decirles que no sirven o tienen “cola que les majen”, como para no nombrar a ninguno.
Respecto al procedimiento usual para estos nombramientos, señalaron que a falta de un concordato que regle las relaciones entre el Estado y la Iglesia, hay un “modus operandi”. Y es que Roma presenta a la Cancillería una terna a partir de los nombres que remite el Nuncio Apostólico, para que el Gobierno opine sobre el nombre que le parece mejor, y Roma decide tras hacer un balance de los problemas que podría tener con el nombramiento que haga.
De acuerdo con los analistas, para nombrar nuevo arzobispo el Vaticano no se va a arriesgar; tiene que ser gente probada que no vaya a dar sorpresas. Ese perfil lo cumplen el obispo de Limón y Francisco Ulloa, obispo de Cartago, quien han mostrado interés y no serían problema para el Gobierno; el problema es de liderazgo interno dentro de la Iglesia, y en el caso de Ulloa, por la edad es difícil que lo nombren.
Mientras tanto, el presbítero y teólogo dominico, Miguel Picado, señaló que dentro del clero hay tendencias y algunos quieren cambios; pero, el problema es que hay una ausencia de liderazgo.
Respecto al nombramiento del arzobispo, dijo que “a algunos nos preocupa lo que puede estar haciendo (el exdiputado Fernando) Sánchez como embajador en el Vaticano, donde debe estar haciendo lo imposible para conseguir apoyo de obispos que favorezcan todo el plan de la neoliberalización completa del país y entonces estén presentando candidato. Lo que queremos otros es que, en momentos en que el Consenso de Washington, los tratados comerciales y la políticas de Arias están fracasando, la Iglesia no sea tan torpe de amarrarse a un carro ya atascado”.
Por su parte, el presbítero Ronal Vargas, director de Pastoral Social de la Diócesis de Tilarán, dijo que entre el clero diocesano la expectativa no es tanta como para el clero arquidiocesano, porque “estamos contentos con el obispo que nos ha tocado”.
“Personalmente creo que al Arzobispo de San José lo van a dejar un buen tiempo, porque pareciera que de salud él se siente bastante bien, y ha manifestado públicamente que por él está dispuesto a aguantar un poco más de tiempo al frente del Arzobispado”, comentó.
Monseñor Hugo Barrantes: Tesis de presiones políticas es prejuiciada
El Arzobispo Hugo Barrantes calificó de tesis “prejuiciada y pobre” sobre lo que es la realidad de la Iglesia, la versión sobre presiones políticas para el nombramiento del nuevo arzobispo, entre otros puntos que le consultó UNIVERSIDAD:
Teólogos, exsacerdotes y miembros del clero dicen que debido a que usted es una persona de trayectoria intachable y respetada en el país, es muy probable que el Vaticano tome en cuenta esos atributos para que usted se mantenga como Arzobispo de San José, habida cuenta de que en la Iglesia hay problemas por escasez de clero y falta de candidatos para la sucesión, entre otras razones. ¿Cuál es su opinión al respecto?
-En rigor de la verdad, el Canon 401 del Derecho Canónico dice, textualmente: «Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”. Como se desprende de esta lectura, el Papa es quien, en definitiva, “proveerá” o sea, resolverá, atendiendo razones, exclusivamente, pastorales; cuáles son las circunstancias oportunas para aceptar mi renuncia y designar un nuevo Arzobispo. En Costa Rica, dichosamente, contamos con gran cantidad de sacerdotes que, tanto por su formación espiritual y académica, sus probadas virtudes, como por su talante pastoral, bien podrían ser considerados como eventuales obispos.
También se comenta que los sectores ligados al Opus Dei y al poder económico y político del país, como el círculo de los hermanos Arias, impulsan una figura conservadora y cercana a ellos, que sería el señor obispo de Limón, José Rafael Quirós, y que es parte de la misión del embajador Fernando Sánchez en el Vaticano presionar por ese nombramiento. ¿Usted cómo ve ese tema?
-Esta tesis responde a una visión medieval, prejuiciada y pobre de lo que realmente es la Iglesia. Un obispo es antes que nada un pastor… y la génesis de su vocación se funda en el servicio y no en el poder.
El Código de Derecho Canónico es claro al decir que la decisión de nombrar a los Obispos en la Iglesia corresponde al Papa: Canon 377 § 1: El Sumo Pontífice nombra libremente a los Obispos, o confirma a los que han sido legítimamente elegidos. Es el Papa, por lo tanto, quien designa libremente a los sacerdotes que han de ser consagrados Obispos.
Igualmente, al margen de las “Teorías de conspiración” y la supuesta maquinaria política y económica a favor de un “candidato” al episcopado, la Sede Apostólica sopesa la idoneidad de los mismos a partir de estos elementos: Insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata; de buena fama; de al menos treinta y cinco años; ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años; doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.
Así mismo, el Código de Derecho Canónico previene que no se conceden a las autoridades civiles ningún derecho en lo que se refiere al nombramiento de obispos: Canon 377 § 5: En lo sucesivo no se concederá a las autoridades civiles ningún derecho ni privilegio de elección, nombramiento, presentación y designación de obispos.
¿Es verdad que usted se ha impuesto la tarea de sacar adelante el caso de la investigación que realiza el Ministerio Público en relación con las actividades financieras de la Iglesia, a fin de evitar una condena a los obispos, y que una vez logrado ese objetivo, estaría listo para dejar el cargo?
-Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), en pleno, queremos que se llegue a fondo en la investigación sobre la actividad financiera de la Iglesia; por eso algunos de nosotros, en calidad de testigos, con total apertura, disposición y acatamiento a las instancias legales, nos presentamos ante la Fiscalía con la intención de exponer nuestros argumentos, que básicamente apuntan a que los obispos no teníamos conocimiento, y menos aun participación, de irregularidades y que, además, existen estudios jurídicos y contables que hacen recaer la responsabilidad de los actos en la administración de turno. Estos hechos constituyen un evidente fraude en perjuicio de la CECOR pero, para nuestro pesar, la tesis que, algún sector ha pretendido imponer en la opinión pública, es que la CECOR es autora y no víctima.
Hemos oído que hay descontento entre en el clero por la forma como la Conferencia Episcopal maneja las finanzas de la Iglesia, sin rendir informes. ¿Qué nos puede decir sobre el particular?
-Paradójicamente, los obispos reconociendo en los sacerdotes a nuestros más cercanos colaboradores, dirigimos una misiva a fin de informales, una semana antes, que algunos de nosotros en calidad de testigos nos presentaríamos ante la Fiscalía, con la intención de exponer nuestros argumentos con relación a la causa de supuesta intermediación financiera que, actualmente, se tramita en ese fuero. En la misma, explicamos, con detalle, el estado del proceso y nuestra posición al respecto. Nosotros comprendemos que esta situación haya suscitado inquietud, particularmente, en los sacerdotes quienes, en su inmensa mayoría, han reiterado su confianza y espíritu de comunión.
Obispo de Limón: “Ideología e influencia no son aplicables al quehacer de la Iglesia”
Cuando se elige o traslada a un obispo de sede, se hace en el ámbito propio de la fe, señaló el obispo de la Diócesis de Limón, José Rafael Quirós, ante las siguientes preguntas que le remitió UNIVERSIDAD:
1.- A usted se le menciona como la persona con mayores posibilidades en este momento de ocupar el cargo de arzobispo una vez que monseñor Barrantes deje esa función. ¿Qué opina al respecto? ¿Se ha planteado esa propuesta?
2.- Encontramos una opinión generalizada, dentro y fuera del clero, de que usted es muy cercano a los hermanos Arias y al Gobierno, por lo que los círculos del poder del país verían con buenos ojos su nombramiento como próximo arzobispo. Incluso algunos creen que un cometido del embajador Fernando Sánchez en el Vaticano es hacer “lobby” para que lo nombren a usted. ¿Qué comentario le merecen estas afirmaciones?
Mons. Quirós: -“Con todo respeto, ambas preguntas se formulan tomando como fundamento comentarios tendenciosos que, me atrevo a decir, no es una opinión generalizada sino la opinión de alguien, que nunca entendió el ser y quehacer de la Iglesia, por lo que me permito responderlas de manera conjunta.
Los obispos, que por institución divina, son los sucesores de los apóstoles, en virtud del Espíritu Santo que se les ha dado, son constituidos como pastores de la Iglesia para que también ellos sean maestros de la doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros para el gobierno” (Código de Derecho Canónico, canon 375 § 1). Con esto se afirma de manera clara dos cosas: los obispos cumplimos una misión eminentemente espiritual, que mira al bien total del ser humano, conforme a la visión integral del mismo; y, cuando se elige o traslada a un obispo de sede, se hace en ese ámbito propio de la fe.
En este caso particular, se aplica exactamente lo mismo que para la elección de un nuevo obispo, el Sumo Pontífice ejerciendo su potestad suprema y plena, sin influencia de ningún poder, económico o político, nombra en la sede vacante a la persona idónea, luego de una minuciosa y estricta consulta (cfr. Código de Derecho Canónico, canon 377 § 1). De manera que toda esta materia se rige por las normas propias que tienen su fundamento en la naturaleza misma de la Iglesia, donde no cuentan las encuestas, influencias o aspiraciones personales, sino, aquellas cualidades requeridas (cfr. Canon 378) para el desempeño fiel de la misión que el Señor encomienda. Los esquemas de “ideologías”, poder e influencia de los poderes temporales, no son aplicables al ser y al quehacer de la Iglesia, “porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano,” (Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 1).
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