Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
En la edición del Semanario UNIVERSIDAD 1895 del 27 de abril de 2011, el catedrático Miguel Rojas publicó una nota llena de insultos a los pueblos autóctonos del territorio costarricense y a nuestros hermanos nicaragüenses, titulada “Nicaragua y sus ínfulas de imperio”, donde expone al menos cuatro cuestiones: la teoría de la conspiración imperialista nicaragüense; el cinismo juéguense; la juventud nazisandinista y la identidad de la nación boruca. En esta primera parte nos referimos a las dos primeras.
La Teoría de la Conspiración Imperialista Nicaragüense. Según Miguel Rojas, Nicaragua ejecuta una sistemática estrategia de agresión contra Costa Rica, cuyo propósito es: gobernarla y anexarse el territorio de Nicoya y Guanacaste.
Dice Rojas: “el 29 de octubre de 1821, comienza un proceso sistemático de agresiones por parte de los nicas, pues querían seguir dando órdenes”, “se inventaron la historia que todavía se la creen para ellos y sus fines militares expansionistas, de que Costa Rica les había robado el territorio de Nicoya y de Guanacaste”.
Según Rojas, Nicaragua cuenta: Con un ejército militar de quince mil hombres: “se creen dueños de Costa Rica y son tremendamente ingeniosos para torcer y tergiversar cualquier palabra, acuerdo o estrategia maquiavélica de que cualquier medio justifica el fin de apoderarse a la brava, por fuerza de las armas de su ejército profesional de quince mil hombres, con doctrina militar señalada en la recuperación de sus “territorios”.
Y: “Un millón de nicaragüenses viven en Costa Rica en forma mayormente ilegal, primero los asesoran allá para que se vengan sin nada, luego vayan a la embajada en San José y saquen documentos. Primero invadan, segundo manden dólares y tercero pónganse a derecho medianamente curvilíneo. Y si no los apoyamos desde aquí en Managua, porque los ticos tienen que respetarles sus derechos humanos”.
Nos gustaría que Rojas enumere exhaustivamente las “órdenes” que Nicaragua ha querido imponer a Costa Rica en los últimos 200 años, las declaraciones de representantes nicaragüenses invocando su soberanía sobre el territorio costarricense y cuántas veces hemos sido invadidos y cuántos miles de kilómetros ha perdido Costa Rica por medio de invasiones militares nicaragüenses. El silencio de Rojas será obvio, sus afirmaciones son falsas, “tan ingeniosas, torcidas y tergiversadas como las maquiavélicas estrategias” de quienes él ataca.
Más fantasiosa es la insinuación de que la conspiración incluye una invasión de un millón de civiles (también esperamos que citara la fuente autorizada de esa cifra). Eso es tan inocente como decir que El Salvador está invadiendo a USA con su millón y pico de ciudadanos en California.
Las razones que hacen a Nicaragua un país que expulsa población, y a Costa Rica en receptor de población migrante son diversas, históricas, sociales, políticas y económicas. En nuestro caso, la ausencia de suficiente mano de obra en diversas actividades agrícolas, trabajo doméstico, seguridad, transporte, etc. nos hace demandar mano de obra migrante. Hasta hoy no he escuchado a ningún tico quejarse de que los nicaragüenses nos quitan el empleo como guachimanes, cogedores de café, empleadas domésticas o albañiles. También le recuerdo a Miguel Rojas, que no existen seres humanos “ilegales”.
El Cinismo Güegüense. Para Miguel Rojas, esta conspiración es resultado del cinismo güegüense, dice: “ese güegüense que se acomodó corruptamente al poder colonial español en vez de combatirlo a muerte”.
Sólo para no olvidar, la obra del Güegüense sintetiza la fusión de las culturas españolas e indígenas y es considerada una de las expresiones folclórica y literaria más sobresalientes de la era colonial. Se transmitió oralmente durante muchos siglos hasta que fue escrito y publicado en un libro en 1942. «El Güegüense» representa el folclore de Nicaragua, la UNESCO lo proclamó «Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad» en el 2005 (fuente Wikipedia).
Miguel Rojas ofende el patrimonio oral e inmaterial de la humanidad y el folclor nicaragüense gracias a sus galimatías entre folclor y conspiración. Le falta autoridad para hablar sobre sometimiento colonial, pues hasta donde puedo observar, su idioma, su dios y costumbres occidentales, coinciden bastante armoniosamente con la herencia de los invasores.
En la próxima entrega continuaremos refiriéndonos a: La juventud nazisandinista y la identidad de la nación boruca.
Este documento no posee notas.