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La U está carísima

Aún hay que profundizar el dedo en la llaga (para los incrédulos). El fuerte de las “universidades” privadas es su captación de matrícula; el nuevo Estado de la Educación calcula, sospecha, que ronda los 84.000 estudiantes (en comparación las universidades públicas cuentan con 88.000). Falta averiguar cuántos de estos estudiantes se endeudan con todo tipo de entidades financieras para sufragar con mucho esfuerzo su titulación, de dudosa calidad en la mayoría de los casos, y aún a la espera de ver la retribución de esta inversión; en Estados Unidos el endeudamiento de estudiantes llega a niveles alarmantes; se sabe ya de jóvenes que estarán endeudados (o embargados) por toda su vida profesional, para amortizar los préstamos asumidos.

Aún hay que profundizar el dedo en la llaga (para los incrédulos). El fuerte de las “universidades” privadas es su captación de matrícula; el nuevo Estado de la Educación calcula, sospecha, que ronda los 84.000 estudiantes (en comparación las universidades públicas cuentan con 88.000). Falta averiguar cuántos de estos estudiantes se endeudan con todo tipo de entidades financieras para sufragar con mucho esfuerzo su titulación, de dudosa calidad en la mayoría de los casos, y aún a la espera de ver la retribución de esta inversión; en Estados Unidos el endeudamiento de estudiantes llega a niveles alarmantes; se sabe ya de jóvenes que estarán endeudados (o embargados) por toda su vida profesional, para amortizar los préstamos asumidos.
Además, muchas de las “universidades” privadas tienen condiciones de hacinamiento dentro y fuera de las aulas, no cuentan con suficiente tecnología, no hay bibliotecas, hemerotecas, discotecas, mapotecas, bases de datos, o laboratorios dignos de una institución de educación superior, y en las que sí hay la tendencia es condicionar estos recursos para las carreras cuya matrícula es más cara, y se trata especialmente de carreras del sector salud, precarizando las disciplinas que irónicamente son las que cuentan con mayor titulación en el sector privado (carreras de educación y ciencias sociales).Casi con la misma cantidad de estudiantes y con mayor proporción de estudiantes provenientes del 40% con más ingresos de la población, es decir, de los estudiantes con más recursos; las “universidades” privadas (todas las 51), no alcanzan ni en broma las 1300 iniciativas de extensión y acción social de las universidades públicas, y menos todavía se acercan a los diversos centros de investigación.
Esto se agrava todavía; según los datos más recientes el sector privado titula poco más de dos terceras partes de todas las personas graduadas, es decir proporcionalmente la titulación es mayor en las privadas y también más rápida, hay una prisa hebefrénica por titular como en línea de montaje; ya se ha dicho en otro momento, el sector privado se toma muy en serio sus carreras y las cabalga con velocidad. Es altísimo el costo cultural y material de las universidades privadas.
Todavía falta. La docencia es lo único que estimula el sector privado ¿bajo qué condiciones? Es sumamente inestable, es de presumir una altísima rotación (fuga) de docentes en el sector privado, y con condiciones precarias, salarios que se pueden corroborar menores a los que se reciben en niveles inferiores de educación, además, sólo se paga la hora presencial en la gran mayoría del sector privado, obnubilando todo el gran trabajo docente extra aula, atender estudiantes, calificar, planificar, etcétera.
Es evidente, las luchas de los sindicatos de educadores, y otras instancias, aún no hacen mella en la educación superior, tampoco los colegios profesionales se pronuncian de manera decidida al respecto, y es en la ecuación: matrícula cara + docentes baratos, donde el sector privado lucra de manera desproporcionada, explotando profesionales, a costa de empobrecer al país. Aquí tienen que intervenir los Sindicatos y el Ministerio de Trabajo. Pero hay otras descargas de responsabilidad: el CONARE, el CONESUP, la OPES, el SINAES, el MEP, y todavía otras instancias, no pueden aceptar estas circunstancias educativas, sino a costa de hacer más abusiva la educación superior.
Tales condiciones son repudiables, y se escuchará con mayor frecuencia entre estudiantes que la “universidad” está carísima, la tendencia dominante en el sector privado es que no produce conocimiento ni lo aplica, es parasitario, y esto se debe finalmente a que las universidades privadas mantienen con sus estudiantes y el resto del país una relación clientelar, mercantil, no educativa.

  • Diego Chaverri Chaves
  • Opinión
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