A propósito del artículo “Escasez de Orientación vocacional limita escogencia de carrera” publicado en “La Nación” el pasado 5 de abril , expresando “La falta de información dispara las dudas que invaden a muchos estudiantes al momento de escoger una carrera universitaria”, es importante destacar lo siguiente:
Nuestro  sistema educativo se nutre de  un marco jurídico, técnico-pedagógico, el  cual está sustentado en la  Constitución  Política; asimismo, está la Ley  Fundamental de Educación, Convenio Centroamericano de Educación, entre otros.
Dentro de este marco referencial, la especialidad está apoyada en la Ley Fundamental de Educación; en su artículo 22 es concebida como “un Servicio de Orientación educativa-Vocacional, que facilita la exploración de sus aptitudes, intereses, ayudándole en la elección de sus planes de estudios y permitiéndole un buen desarrollo emocional y social”.
Asimismo, la misión es “Coadyuvar en el desarrollo de potencialidades, fortalezas y destrezas del educando, con la finalidad de que alcance en cada una de las etapas en que se encuentra, un desarrollo vocacional autónomo y, por ende, una mejor calidad de vida personal y social que se concrete en un proyecto de vida”.
Los profesionales en Orientación están mayormente contratados por el Ministerio de Educación Pública, especialmente en Educación Secundaria, escasamente en   Educación primaria, dejando descubierto Educación preescolar, esta última, relevante, ya que  en esta etapa de aprendizaje están en capacidad además de socializar ,  desarrollar competencias a nivel conceptual-lingüístico, importantes para configurar su proyecto de vida.
La labor Orientadora es una labor en equipo, es decir,  participan los distintos actores educativos como son niñez, la juventud,   padres y madres de familia, los educadores, entre  otros.
En el  plano técnico-pedagógico, la  Orientación es un Servicio, no es una asignatura, la cual está sustentada en el enfoque de Educación Preventiva -“Habilidades para vivir” y el círculo de “Bienestar Integral”-, desde una perspectiva de educación  inclusiva, es decir los valores, equidad de género, están implícitos. Desde esta postura epistemológica-científica, hay una total correspondencia en Ética, Estética y Ciudadanía.
El profesional en Orientación realiza su trabajo con ética y responsabilidad a pesar de las dificultades, especialmente en  materia de infraestructura, material  didáctico,  acceso a la tecnología, según lo refleja el último Informe del Estado de la Educación.
Otro elemento reciente, fue la eliminación del Departamento Central de Orientación Educativa y Vocacional; según decreto N. 36451, el MEP, plantea una nueva organización administrativa de las Oficinas Centrales.
Lo anterior, me parece un grave error de parte de las autoridades del MEP, por lo siguiente:
-Ignoraron las propuestas dadas por los especialistas en el ramo, por ejemplo el  panel realizado en la UCR y otros.
-A pesar de los 47 años de existencia en el Sistema Educativo, la suprimen de la estructura organizativa de las Oficinas Centrales-MEP, no existiendo elementos técnicos-pedagógicos que lo fundamenten.
Dudas razonables:
-¿Por qué, si el Departamento de Orientación Central, conformado por especialistas de Orientación, Trabajo Social y Psicología, se ha venido encargando del  tema, ahora funciona una nueva estructura (Dirección de Vida Estudiantil, conformada mayormente por Psicólogos) ¿Dónde está el estudio técnico que lo justifique?
-¿Por qué se utiliza un principio  erróneo, como fundamento, sin que a la fecha se haya reconocido que nuestra especialidad no es una materia del Plan de Estudios, sino un Servicio de apoyo educativo?
Lo anterior, nos pone de cara a un reto ineludible: Sentarse realmente a dialogar con los documentos técnicos en mano, tanto del MEP  -como  la Comisión tripartita (Colegio de Orientadores, Sindicato de Orientadores y la comisión de Orientadores-APSE), única forma de solucionar el conflicto tan lamentable.
Asesora en Investigación-Orientadora.