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Conversemos…

La ausencia de diálogo (a lo interno de las instituciones, coordinación de sectores, sociedad civil, comunidades y empresariado) es el origen de los problemas más profundos de nuestro país. El diálogo que combina redes sociales y medios masivos puede servir en la tarea de superar esa muralla que nos hemos impuesto los costarricenses a través de nuestras concepciones y que hemos traducido en estructuras, en pilotos automáticos que no sabemos desconectar.

La ausencia de diálogo (a lo interno de las instituciones, coordinación de sectores, sociedad civil, comunidades y empresariado) es el origen de los problemas más profundos de nuestro país. El diálogo que combina redes sociales y medios masivos puede servir en la tarea de superar esa muralla que nos hemos impuesto los costarricenses a través de nuestras concepciones y que hemos traducido en estructuras, en pilotos automáticos que no sabemos desconectar.
La serie de microprogramas Conversemos con Antonio Álvarez Desanti, tiene un concepto dinámico e innovador por la interacción con redes sociales. Aparece como una puerta que se abre en un momento en el que se ciernen amenazas a la esfera de lo público llena de hermetismos, negociaciones a puerta cerrada y llamadas escandalosas.
Alguien dijo en esta misma sección de Semanario UNIVERSIDAD, que Antonio Álvarez “no es superman”; no creo que pretenda serlo. En estos tiempos la transparencia en política hace una gran diferencia y es lo que permite tener acceso a la intimidad de nuestros hogares a través de la televisión. No es fácil presentarse en medios, pues el valor más importante para hacerlo es una trayectoria ejemplar tanto en lo público, lo privado y aun más en lo personal.
Constantino Láscaris en su libro El costarricense, planteaba que la base tradicional de nuestra mentalidad patria ha sido el enmontañamiento, la timidez, el autismo: una elección que implica equivocadamente a no interactuar en pos de una vida pacífica.
Antonio Álvarez rompe con ese molde y nos invita a conversar, a superar la gran barrera entre nosotros mismos y nuestro entorno. Esta cualidad de Antonio no surge ahora; desde hace más de veinte años ha compartido columnas de opinión y publicado sus libros, el más reciente sobre la experiencia del accidente. En los micros se habla de valores: buenas costumbres, respeto y familia. Más importante que lo que pueda decir Antonio, es que su vida es buena muestra de ello.
Preocupa en estos tiempos las ambiciones de perpetuar a lo interno de Liberación, una forma de acción política “Rodriarismo”, que adolece de buenas prácticas políticas y más aun de una visión de desarrollo sostenible. El “Rodriarismo” se extiende y prolonga subrepticiamente en las instituciones, poderes del Estado e incluso en sectores de otros partidos políticos. Quién más crítico ante esa forma de hacer política, que el movimiento desantista que hoy procura aglomerar a la socialdemocracia fundacional y al progresismo emergente.
Hay aspectos programáticos de Antonio Álvarez Desanti que no se ven reflejados en los microprogramas y que estoy seguro saldrán a través de otras vías: un programa para una democracia social moderna, ideología que él ha definido en su trayectoria como centro izquierda, un modelo de país orientado hacia un Estado Regulador, pero ya habrá tiempo para eso.

  • Juan Alberto Corrales Ramírez
  • Opinión
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