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La violencia vestida de civil

No  quiero creer pero es real: la violencia en este país está vestida de civil; puede ser una persona en cualquier esquina, automóvil o restaurante, dispuesta a tomar la decisión de quitar vidas, ajena esa violencia de nuestras vidas, de quienes somos sus víctimas, que hemos pasado, que sueños o frustraciones, estamos arriando en la vida o que trabajo hemos cumplido en esta sociedad, porque, a esta violencia globalizada,  nada le importa y de pronto puede llevarse lo más preciado, lo más humilde, lo indefenso  o a lo único que nos sostiene: un hijo, una novia, una madre.

No  quiero creer pero es real: la violencia en este país está vestida de civil; puede ser una persona en cualquier esquina, automóvil o restaurante, dispuesta a tomar la decisión de quitar vidas, ajena esa violencia de nuestras vidas, de quienes somos sus víctimas, que hemos pasado, que sueños o frustraciones, estamos arriando en la vida o que trabajo hemos cumplido en esta sociedad, porque, a esta violencia globalizada,  nada le importa y de pronto puede llevarse lo más preciado, lo más humilde, lo indefenso  o a lo único que nos sostiene: un hijo, una novia, una madre.
Ya la violencia no es un fantasma que asusta en lugares solitarios y oscuros ¡No! Está a la luz del día en el diario vivir, en cualquier lugar, dispuesta a desaparecer la vida de alguien, es muy irreflexiva ya toda la violencia, es intolerante. Y esta violencia va cambiando nuestro entorno y cultura: ya un campo de juego está ausente de niños, no se puede ir solo a la escuela o con su amiga o amigo, ya eso es del pasado, porque la violencia es un presente constante, cotidiano.Ya los jóvenes no desean tener hijos, porque ese reto los presiona; tanta corriente en contra, para cuidar algo tan preciado, que se lo puede llevar esa corriente de violencia, mejor que no existan. Así, lamentablemente, los ha puesto a pensar esta sociedad.
Esa violencia de las carreteras donde muchos quieren llegar primero en contra de lo que sea, ya no hay tiempo ni ánimo de frenar por un anciano, un niño, joven; por nadie frena esa violencia, la cortesía no es lo que abunda, ni siquiera el derecho, porque esta violencia salta las señales y no le importa a quién dejó ni como lo dejó, parece solo que es la época de romper leyes de quitar vidas y sueños, lo que decía el poeta Saramago: “Empezando por el respeto humano y siguiendo con un sentimiento de bondad ”,  lastimosamente este principio, este valor humano, ahora parece muy lejano.
Entre estas víctimas de violencia, Jaquelín es una amiga, con la que me reuní este viernes 24 de junio y con Edy, para organizar un recordatorio a su hijita que cumpliría 15 años, pero la violencia se la arrebató y ahora solo podemos darle, el apoyo que debemos dar los amigos en estos momentos pero saben… no imaginaba que a otro preciado amigo le pasaría lo mismo que a Jaqui.
Demos calor humano a nuestros amigos, a las víctimas de ese fantasma, porque la bondad y el respeto no pueden convertirse en un sueño, deben ser reales, palpables demostrables, mi sentimiento a todas las víctimas, a los que conozco y a los que no también.

  • Nidia Rivera González (Educadora)
  • Opinión
Violence
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