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El desarrollo del Partido Comunista de Costa Rica (PCCR), a partir de 1931, se produce en cierta forma vertiginosamente.
La primera preocupación de sus fundadores y dirigentes fue desarrollar el partido como un organizador colectivo, en términos políticos, como una organización guía de la lucha social y electoral que iban a enfrentar.
Su segunda preocupación fue el desarrollo de una estrategia que les permitiera ser este guía y conductor político.
Su tercera preocupación: señalar un planteamiento estratégico de lucha por socialismo y el comunismo condicionado a una situación internacional favorable que hiciera posible dicho triunfo.
Mientras tanto, tratar de crear las condiciones para ello. Por eso su Programa Político se define como Programa Mínimo del PCCR. Esto correspondía a una interpretación de que el Programa Máximo era aquello común a todos los comunistas del mundo esbozado en el capítulo segundo del Manifiesto Comunista para lograr finalmente la sociedad comunista, en tanto el Programa Mínimo era el que cada partido comunista, en cada país, de acuerdo con sus condiciones particulares de lucha, debía impulsar para lograr sus objetivos finales. El programa mínimo era el elemento táctico de esta lucha mundial y el eje de su lucha central. El objetivo máximo casi ni se plantea. Está subyacente, pero no es el elemento aglutinador inmediato.
Como organizador colectivo y político el PCCR desarrolla su lucha en una doble perspectiva: la lucha mediática, para la cual elabora e impulsa su periódico TRABAJO, surgido en agosto de 1931, que circula hasta las primeras semanas de 1948, y la lucha parlamentaria que se traza en dos objetivos, la municipal y la legislativa, es decir la que llevarían a cabo los regidores y diputados que el PCCR elegiría en los procesos electorales que iba a enfrentar y en los cuales trataría de participar. El periódico, además, como un único medio que permitiera unificar los intereses de los distintos grupos laborales, sociales para lograr sobre todo unidad en la acción, en una visión de lucha por el poder, de acumulación de fuerzas para lograr el gobierno.
En estos dos campos, prensa y trabajo parlamentario municipal y legislativo, tres objetivos impulsan su actividad: agitación de los problemas sociales, laborales y políticos de los trabajadores, en primer lugar, y de los ciudadanos y habitantes en segundo lugar, movilización de estos sectores alrededor de esta agitación y discusión pública de estos problemas y la organización partidaria y social de los trabajadores resultado de este debate y movilización, que debía realizarse hacia el partido o a los sindicatos y organizaciones laborales existentes que el PCCR dirigía. La movilización, igualmente, se asociaba al apoyo concreto a estos debates o a proyectos o iniciativas municipales o legislativas que los representantes del PCCR hacían.
Estos elementos estaban claramente definidos en la teoría, discurso político, y práctica de los dirigentes del PCCR, en sus regidores y diputados y en sus líderes sindicales.
Su cuarta preocupación fue conocer el país y el entorno regional e internacional de este. Esto hizo que sus principales dirigentes conocieran con detalle los datos nacionales de la situación económica y social, en que actuaban, y al mismo tiempo conocieran el contexto internacional que les vivían, con sus respectivas contradicciones y posibilidades de insertarse en ellas para su lucha política y social. Un sentido de realidad nacional fue dominante en estos años. Esto fue parte de su éxito político, su capacidad de interpretar la realidad costarricense con perspectiva costarricense, lo que después se le ha endilgado de comunismo a la tica. Un detalle de esto es quizá el hecho de que su principal dirigente, Manuel Mora Valverde, y algunos de los fundadores, nunca acudieran a poner en su discurso, como criterio de verdad, citas de teóricos del marxismo o dirigentes del comunismo internacional, y no porque no los conocieran sino porque tuvieron la capacidad de asimilarlos en su discurso en lenguaje sencillo y absolutamente nacional.
Elemento importante en estas condiciones es la capacidad de adaptación a las circunstancias locales e internacionales que les toca enfrentar para llevar a cabo estas luchas, y de aceptación de las que les imponen para su trabajo político, sabiéndolas usar.
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