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Con “El oso” y “Pedido de mano”, Andrés Gamboa debuta como director de teatro en Costa Rica, luego de su estadía en México, y lo hace con dos obras de Antón Chéjov, lo que para él significó todo un reto y un estímulo.
Las obras, que se unieron en un solo espectáculo, son presentadas desde el pasado 9 de julio en el Teatro Óscar Fessler y estarán en cartelera hasta el próximo 28 de agosto.
“Para mí, que venía de estudiar de México, donde llevé unos textos de la dramaturgia costarricense, era todo un reto hacer un montaje de Chéjov y apegarme estrictamente a lo que buscaba el autor”, dijo Gamboa.
El montaje corresponde al grupo Tiliche y forma parte del programa “Teatro en el Taller” del Taller Nacional de Teatro.
Chéjov (1860-1904) estudió medicina en la Universidad Estatal de Moscú, pero en el campo en el cual brilló fue en la literatura, al ser uno de los autores más admirados de su país. Fue un magistral escritor, sobre todo de cuentos, y con excelentes resultados en su dramaturgia.
Las piezas que se representan en esta oportunidad de Chéjov duran media hora cada una y cuando una de ellas finaliza, hay un cambio de vestuario y escenario muy rápido, de modo que el público mantenga la atención y no perciba interrupciones.
Tanto el director como el elenco de las dos obras son actores jóvenes, pero ambos tienen un compromiso con el buen teatro, destacó Gamboa.
“Yo las monté, porque cuando tuve que leerlas en mi etapa de estudiante me reí mucho y quería transmitir eso al público”, recordó.
Los horarios en los que se puede apreciar el montaje son los sábados a las 8 p.m. y los domingos a las 5 p.m.
LAS OBRAS
Para Gamboa, tanto “El oso” como “Pedido de mano” tratan temas que mantienen una extraordinaria vigencia, y de ahí que no hubo necesidad de “manosear” los textos de un autor que era un maestro no solo en el cuento, sino también en el teatro.
“En mi caso era muy importante apegarme a los escritos originales. Lo contemporáneo se percibe, sobre todo, en los elementos escenográficos y en el uso de la luz”.
Hasta ahora los comentarios, aseguró Gamboa, son muy positivos, y uno de los objetivos era que la gente gozara con base en lo que plantean las obras.
Respecto a “El oso”, se trata de una discusión en la que prevalen los gritos, los duelos, los desafíos y en medio de ese ambiente caótico un exoficial de artillería reclama una deuda a la viuda, que en ese momento no puede pagarle, lo que desencadena un serio desencuentro entre las partes.
Hay, por ende, humor, ironía y discusión, que retratan de alguna manera ciertos valores que prevalecían en la sociedad rusa de entonces, y que no son ajenos a las sociedades actuales de Occidente.
En cuanto a “Pedido de mano”, es una clásica comedia rusa, en la cual el terrateniente Ivan Vasilievich busca a Stephan Stepanovich, quien está arruinado económicamente, para pedirle la mano de su hija Natalia.
Stepanovich ve en ese pedido una señal para salir del despeñadero económico y una forma de que su hija tenga una seguridad futura.
El terrateniente, no obstante, es torpe y tímido, por lo que los pequeños accidentes que conforman su pedido hacen que la obra esté llena de humor y gracia.
Uno de los objetivos del director es que al apegarse al texto original, los actores se vieran en la obligación de mostrar toda su categoría, a pesar de su inexperiencia y juventud.
Ese desafío de la buena actuación les corresponde a “Andrea, Manolo, José Luis, Mario y Priscilla”, quienes trabajan dirigidos por Gamboa, que es tan joven como ellos y da sus primeros pasos en el mundo del teatro.
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