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La Iglesia Católica ha difundido una campaña en contra de la fecundación in vitro cuyo eje transversal es el miedo, lo que hace que no haya educación sobre el tema, aseguró el especialista en bioética José Matarrita.
El profesional comentó que la religión es una de las aristas con las que se puede discutir el tema de la fecundación in vitro, pero no la única ni mucho menos la dominante, ya que su debate debe llevarse mediante un diálogo de disciplinas.
Este teólogo, filósofo, exsacerdote aseguró que en la actualidad hay mucha información acerca de esta técnica de reproducción asistida, pero que mucha es errónea o cargada de prejuicios, por lo que los datos que se difunden hacen que se reproduzca una idea imprecisa en relación al tema.
En entrevista con UNIVERSIDAD, Matarrita señaló que el papel que ha tenido la Iglesia Católica en su afán de que el procedimiento siga prohibido ha llevado a que se utilice una campaña con poco interés educativo y basada en el miedo. Este es un extracto de la conversación:
¿Cómo valora la discusión que se ha dado en el país sobre la fecundación in vitro?
En esta última etapa se ha estado polarizando, quizás un primer momento quedó reducido a círculos de expertos y conforme hemos avanzado se ha socializado más el tema; sin embargo, considero que no se ha democratizado el conocimiento porque si se va a la calle a preguntarle a la gente qué es la fecundación in vitro, se va a encontrar a unos que están totalmente a favor, otros en contra, pero dudo que la gran mayoría de la población domine al dedillo todos los aspectos técnicos, éticos y científicos relacionados con esto. Hay mucha información, pero posiblemente no tanta formación.
¿Qué pasa con esta carencia de información precisa sobre el tema? Sucede que muchas personas opinan sin los conocimientos suficientes para poder emitir una posición.
Hablar de fecundación in vitro no es solamente un asunto de obstetras, médicos o expertos en teoría ética, es inter y transdiciplinario; tanto tendrá que decir el teólogo como el especialista en una de las ramas de la medicina, el filósofo o abogado. La variable religión tiene que ver en esta temática pero no es la única, es una entre tantas, aquí lo que conviene es un diálogo entre disciplinas.
En tanto estemos ante una vida humana, merece respeto, y la mejor manera de garantizarlo es con una técnica practicada de la mejor manera, con la mejor regulación posible, evitando por ejemplo una implantación masiva de óvulos fecundados, que es violatorio de los derechos de la mujer y hasta los mismos del niño. Los partos múltiples lejos de ser un avance de la ciencia son un retroceso, creo que la técnica que tenemos hoy no es la misma que la del 2000 cuando fue derogado, ha evolucionado. Lo que se requiere es una ley marco donde se contemplen todos los temas relacionados con el principio y fin de la vida, sí es posible una ciencia con conciencia.
¿Hasta dónde debe llegar la discusión religiosa?
Siempre será válido que el tema religioso tenga un espacio, sea esta visión de cualquiera de las confesiones que hay en el país, pero en el entendido de que es una voz entre otras voces, no la única. Si solamente hablo yo, como religión “X”, sería un monólogo, y estaríamos eventualmente ante una arbitrariedad e imposición.
Hay que hacer una salvedad ante el público de hasta dónde está el discurso técnico, científico, y el plano de las creencias y la fe personal. Es importante democratizar el conocimiento bioético, ir formando sujetos morales que puede forjar opiniones, no que crean lo que creo ni imponer mis criterios.
¿Cuál es el límite entre lo público y lo privado?
La cuestión pública y privada están directamente conectadas, por más privado que uno quiera abordar el tema, finalmente va a tener repercusiones en el ámbito público. Un tema como este tiene un gran impacto social, habría que garantizar elementos básicos como el manejo de los embriones. No se trata de aprobar cualquier proyecto de ley que irrespete la dignidad de la mujer, que irrespete a los embriones y simplemente después lavarse las manos y decir “usted lo practica o no lo practica”.
Hay que recurrir a ciertos elementos técnicos, el gran tema que se discute es lo mismo vida humana y persona humana, estamos totalmente claros que en un embrión hay vida humana, esto implica tomar conciencia del correcto manejo de esos principios de vida humana que vamos a tener allí, y una vez que hemos garantizado una buena educación en el tema, entonces sí, queda al fuero interno de las parejas si lo practican o no, pero en un estado de derecho como el nuestro la ley debe garantizar el mayor de los manejos y usos, y acto seguido dejemos esto a la conciencia de cada uno.
¿Cómo valora la posición que ha tenido la Iglesia Católica?
En noviembre del 2010, en la Diócesis de Alajuela por primera vez se habló públicamente ante presencia masiva de personas de este tema, y el manejo que se dio no fue neutral, pero sí equilibrado, objetivo, no se abogó por decir sí o no; hubo espacio para las dos tendencias, y finalmente la iglesia expone sus propias doctrinas, pero sin violentar el fuero interno de la conciencia de nadie, así es que dentro de todo el manejo que se ha hecho en el país, creo que hay que sacar de esa lista un poquito reprochable a esa Diócesis.
¿Entonces considera que en general el papel de la Iglesia ha sido reprochable?
Considero que esta campaña (la de Radio Fides en la que una niña contaba que para que sus papás la tuvieran sus siete hermanitos debieron morir en un laboratorio) tuvo poca dimensión educativa; el eje transversal que ha mediado esto es el miedo, y el miedo nunca ha sido buen pedagogo; estas estrategias no son válidas desde ningún punto de vista, son enemigas de la autonomía. Son situaciones que deberían llevar a quienes están detrás de esto a replantear ese tipo de campañas.
¿Qué camino debería tomar entonces?
La Iglesia tiene todo el deber y el derecho de expresar su opinión, promover su catequesis y doctrina. Entonces en ese sentido puede oponerse perfectamente a esta práctica pero precisamente siguiendo otra metodología, más participativa y educativa, en la que se evite a toda costa recurrir al miedo y a poblaciones vulnerables como la infantil. Soy muy desconfiado del tipo de sentimientos que pueden desarrollar los muchachos y muchachas que han nacido a través de la fecundación in vitro dentro o fuera del país escuchando este tipo de información, es hasta anticristiano que un jovencito o jovencita vaya a desarrollar un sentimiento de culpa por una campaña poco feliz.
Parejas preparan demanda ante CorteIDH
Las parejas que demandaron al Estado costarricense ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por prohibir la fecundación in vitro preparan otro documento para solicitar una indemnización por los costos y daños morales, con miras al eventual juicio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).
La última prórroga que la CIDH concedió al Estado para aprobar una ley con el fin de regular la técnica vencerá el 31 de julio, y se vislumbra que la petición no se cumplirá, por lo que la primera instancia procedería a entablar la demanda ante la Corte para iniciar el proceso del juicio. El representante legal de estas personas, Gerardo Trejos, mencionó que es probable que el organismo eleve la demanda en agosto, lo que daría pie a que el juicio inicie.
Tal y como lo adelantó UNIVERSIDAD meses atrás, en caso de realizarse este proceso, las parejas solicitarán a través la reactivación de la técnica como medida cautelar. (Ver edición 16 de febrero: “Parejas pedirán medidas cautelares para reactivar fecundación in vitro”).
El objetivo de esa solicitud es que la técnica se instaure lo más pronto posible, ya que cuando se dé una posible sentencia -aproximadamente puede durar tres años- muchas de las mujeres actualmente afectadas tendrán una edad en la que les sería riesgoso procrear.
Además de esa petitoria, se buscará que la Corte le ordene al país brindar la técnica como un servicio gratuito por medio del sistema de seguro social.
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