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Ministro Manuel Obregón: “La cultura sigue siendo prescindible”

El nombramiento de Manuel Obregón como máximo jerarca del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) provocó muchas reacciones positivas en un sector que criticó duramente las acciones de la administración Arias Sánchez en el área cultural.

El nombramiento de Manuel Obregón como máximo jerarca del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) provocó muchas reacciones positivas en un sector que criticó duramente las acciones de la administración Arias Sánchez en el área cultural.
A un año y dos meses de estar frente al despacho ministerial, Obregón conversó con los periodistas de este Semanario, Vinicio Chacón y Eduardo Muñoz, previo a las celebraciones del aniversario número 40 del MCJ.
Con actitud abierta, llana, sin poses políticos ni declaraciones rebuscadas, Obregón expuso sus impresiones durante este periodo, habló de lo realizado y de los retos de esa dependencia estatal. A continuación se ofrece extracto de la entrevista.
 
 
 

UN AÑO DE CRÍTICAS
Antes de su nombramiento como ministro de Cultura y Juventud, Manuel Obregón tenía una intensa vida artística como pianista y productor musical, y es precisamente eso, uno de los aspectos que ahora más resiente en su posición como funcionario público.
“Este año lo más difícil ha sido la relación con los medios, porque pasaron de ser amigos a ser enemigos. Cuando uno es un artista es inofensivo, pero entrás a un puesto público y ya todos tus amigos ya no lo son; son los que te cuestionan, te persiguen. Esto tiene una parte saludable, pero también una parte muy fregada, cuando hay una invisibilización de la labor y solo se resalta los errores”, comentó Obregón.
Además, aclaró que su preocupación no es trabajar para lograr una buena imagen pública, aunque sí censuró que hay mucho prejuicio hacia la parte pública, y eso desestimula a mucha gente valiosa de involucrarse, porque siempre se está bajo el juicio de la prensa.
Se defendió de las críticas que se le han hecho en las redes sociales sobre sus viajes al extranjero y los conciertos que ha ofrecido durante esas giras internacionales.  En primera instancia, responde a sus detractores que todos los ministros de cultura del mundo tienen que viajar a encuentros y foros, y argumentó que “si los viajes son justificados y tienen resultados, no solo son inevitables sino importantes”.
Respecto a lo segundo, rebatió diciendo que “ha habido un poco de mala intención de informar en redes sociales, que hay un afán del ministro de pasar por encima de otros artistas; en mi caso y del Viceministro hay un interés genuino de compartir y no vamos a imponer nuestro interés”.
Asimismo, enfatizó que estas presentaciones artísticas no rozan con la normativa vigente y que “aunque en Costa Rica esté mal visto que su ministro toque piano fuera, en muchos países es usual, y considero que es un herramienta positiva para compartir con otros”.
Pese a estos aspectos, destacó que este año ha sido muy intenso. “Sentimos un avance  bastante positivo en los objetivos iniciales de la democratización cultural, con la descentralización, el tema de la identidad nacional que sentimos que se ha posicionado bastante desde la Dirección de Cultura y Patrimonio, con diferentes acciones. El tercer eje, el de juventud, hemos hecho bastantes actividades de apertura de ese sector hacia el ministerio y, por último, la gestión de recursos y cooperación internacional”.
Obregón comentó que se realizaron 36 giras, llevando como punta de lanza el Sistema Nacional de Educación Musical (SINEM), para conocer la verdadera situación de las comunidades y tratando de involucrar más a la juventud en los proyectos ministeriales.
Ha sido “mucho más trabajo de lo que uno se imagina como artista independiente; es un compromiso fuerte, que significa muchos sacrificios de índole personal y artístico”.
ENFRENTAMIENTOS Y PROPUESTAS
El jerarca aseveró que se topó con la oposición de algunos sectores, los cuales se sienten representantes de toda la cultura nacional. “El más complejo y conservador ha sido el de la música y es, curiosamente, donde se ha sentido más oposición, por ejemplo, a incluir obras de nacionales en el repertorio de la Orquesta Sinfónica Nacional. Esto responde a una visión de la cultura más tradicional-europea. Directores y músicos dicen que no hay suficiente producción; es un círculo vicioso que estamos tratando de romper. La propuesta va más allá de imponer”.
Otros de los que le han manifestado su disconformidad son exjerarcas que aspiran que el sector teatral vuelva a una época que ya pasó. Concretamente, Obregón mencionó que el exministro Alberto Cañas sigue siendo muy crítico del trabajo de las últimas administraciones en el MCJ.
El ministro alegó que dichas valoraciones no son justas, ya que el MCJ del año 2011 es muy distinto al que era en 1970, y dentro de unos años también lo será con respecto al actual. “Las instituciones tienen vida propia. Hoy el reto es que sea tomado por la juventud y debe usarse el ministerio como un herramienta para el cambio social”.
Otro de los fuertes cuestionamientos hechos a la actual administración son los cambios propuestos para la asignación de premios nacionales, especialmente por la reducción de categorías en literatura. Obregón enfatizó que los premios actuales son insostenibles en lo económico, ya que superan la totalidad del presupuesto de la Dirección General de Cultura, e incluso pagan algunos que no le corresponden al MCJ, como el deporte, ciencia y tecnología, y mérito civil.
Asimismo, y quizás el mayor problema de la actual estructura de los premios nacionales, es que la gran cantidad de categorías no los hacían inclusivos, ni representaban la identidad nacional, porque se concentraban en San José.
“Los jurados no tiene ningún tipo de incentivo; entonces no se mueven por el país, y los premios se venían repitiendo con argollas en música y literatura: siempre ganan los mismos porque ya saben como participar”.
A su parecer, el punto vital no es financiero, pues “se podría hacer gestiones para tener más dinero para repartir, pero no es la solución; dando más dinero no se crean más incentivos”.
Como parte de ese objetivo, el nuevo premio a la Cultura Tradicional estará al mismo nivel del Magón, “porque por ejemplo, cómo un indígena de Talamanca podría tener acceso al reconocimiento por sus saberes y tradiciones”, cuestionó el ministro. “Siento que se puede hacer una crítica a la reforma, pero lo cierto es que hay que ver la realidad de lo que se está haciendo y como eso representaba un incentivo”.
Otra de las luchas que debe abanderar el MCJ es la defensa de los derechos de los artistas. “Creo que el MCJ debería ser el representante real de los Derechos de autor y conexos, como estuvieron hace mucho tiempo, que es desde donde se puede defender realmente los derechos de los artistas”.
En cuanto al canon que se ha pretendido cobrar por el uso comercial de obras musicales, el ministro de Cultura y gran promotor de dichos cobros durante las actividades previas a su nombramiento público aseguró que ha afectado mucho a los artistas, debido a que hay muchos intereses económicos.
“El acuerdo entre los medios de comunicación y artistas, como ha sido en otros países, debe ser de alianza y beneficio mutuo, y hemos llegado a un alto nivel de intransigencia. La cuota que están pidiendo las asociaciones de gestión colectiva es básica, es menos del 1%; llegar al 3% sería lo ideal”.
Las últimas decisiones le corresponden a Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia; pero, desde su anterior puesto como Ministro de Turismo mantuvo enfrentamientos con la Asociación de Compositores y Autores Nacionales de Costa Rica (ACAM), respecto al cobro por el uso de música en espacios públicos.
LA REFORMA NECESARIA
Uno de los proyectos que más entusiasma a Obregón es la transformación institucional que requiere el MCJ. “Se ha avanzado con una reforma profunda en la parte administrativa, de modo que se eliminen los feudos desarticulados, que cada uno tiene su propia ley y lo han enmarañado todo… Cada una de las 27 adscritas tiene su propia administración, lo cual es sumamente inoperante, además de un gran gasto para el Estado. Hay mucha gente en lo administrativo y poca gente en la parte operativa”.
Agregó que un equipo de trabajo, encabezado por Giancarlo Protti, elaboró un proyecto de ley ante la Asamblea Legislativa, para la creación del Instituto Nacional de las Artes Escénicas. Este funcionaría como una sombrilla para varios que actualmente se concentran en el Teatro Melico Salazar, lo cual es inapropiado. Otro es el fortalecimiento del Instituto Nacional de la Música y la creación del Instituto Nacional de Patrimonio, que incluiría a los museos y el Centro de Patrimonio.
Se le preguntó al jerarca cuál es su propuesta para trascender las políticas de los Gobiernos de turno y diseñar un plan de desarrollo cultural a largo plazo. Sin embargo, alegó que hasta que no haya una ley general de cultura, dicha tarea no será posible.
No obstante, “a pesar de todo hay cosas que se mantienen en el tiempo en este ministerio; a pesar de tantas administraciones diferentes, ha mantenido los ejes primordiales estos 40 años; algunos han aportado más en infraestructura, otros en contenido; nosotros, al tema de la identidad nacional y nuestra experiencia como artistas. Que luego vengan otros más administrativos dependerá de lo que venga, pero es la realidad del sistema democrático; es muy difícil hacerlo perdurable, a menos que se haga a través de valores que creemos que perduran en el tiempo, y posicionar temas básicos como patrimonio, ya que ha habido tanta destrucción; solo generando una cultura nueva”.
 

 
Cenicienta sí, pero sin hada madrina
Durante años se ha calificado a la cultura como la Cenicienta en temas presupuestarios. Y mientras el país promueve en distintos foros el emprendedurismo en esos rubros, en las últimas décadas Costa Rica solo invierte alrededor del 0.50% del Producto Interno Bruto (PIB); situación similar se experimenta en el estimulo a las ciencias y las tecnologías.
“De lo que hablamos al principio de la gestión, de llegar al 4% para el 2012, este año logramos un avance significativo, si bien apenas se estaría acercando al 1% incluyendo el presupuesto extraordinario”, afirmó el ministro.
Este año, la partida presupuestaria del MCJ representaba el 0.59% del PIB, pero tras un severo corte del 20% aplicado por el Ministerio de Hacienda bajó. En total, a Cultura le quedaron ¢28.331 millones para atender las necesidades de casi una treintena de instituciones adscritas y programas.
El ministro Manuel Obregón aseguró que la perenne situación presupuestaria del MCJ se debe a que “todavía no es demostrable ni palpable el impacto de la cultura en el PIB. Quizás se intuye, pero hasta que tengamos un medición se complica un poco luchar por ese aumento”.
El desarrollo de esos indicadores económicos, como primer punto de partida, ha sido tema de las dos administraciones pasadas del MCJ, pero a la fecha no se ha generado ni uno solo para enfrentar a las autoridades del Ministerio de Hacienda.
A criterio de Obregón, la cultura genera cambio social, por lo que se ha invertido mucho en centros cívicos, “porque consideramos que son puntos de distensión, enfocados a romper el círculo de la inseguridad ciudadana. Su objetivo es fomentar una cultura de paz, porque lo contrario a la inseguridad no es más seguridad, sino una sociedad más tolerante, respetuosa y que genere nuevas formas de convivencia”, señaló el jerarca.
El ministro considera que urge una nueva visión para abordar lo cultural y lo creativo. Sin embargo, “tanto dentro del Consejo de Gobierno como en la sociedad en general no está posicionado para nada el tema de cultura y sigue siendo prescindible”, dijo.
La propuesta de Obregón es que para alcanzar el 4% del PIB se puede emular la experiencia de otros países, como Brasil, donde el “Estado aporta el 1%, la gestión privada otro 1% y el emprendedurismo artístico el 2%. Ese sería un panorama ideal, aunque somos muy optimistas para que nos dejen generar ingresos propios”.
Actualmente, existe prohibición para cobrar alquileres y producir actividades con el fin de obtener ganancias. Por ejemplo, “La Casa del Cuño y La Aduana tienen vacíos legales, no se pueden generar contenidos propios con ese complejo. La ley no permite alquilar; solo se cobra un canon por el uso de las instalaciones. Lo que se cobra por día por cederlas son ¢120.000, y esta es la misma situación del Estado Nacional; son espacios públicos que sirven para hacer negocios privados”.
Ante tal contradicción, el ministro de Cultura propone que mediante la producción de discos, publicaciones, espectáculos y otros proyectos, dicha institución logre captar más recursos.

  • Eduardo Muñoz 
  • Cultura
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