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“Tenemos una gran preocupación por la falta de justicia social”, sostiene el diputado brasileño, Luiz Alberto dos Santos.
El gobierno de Dilma “es la continuidad de un proyecto político que no es de Lula (Luis Ignacio Da Silva, exmandatario brasileño), es del Partido de los Trabajadores (PT), con otros partidos aliados”, dijo a este Semanario, el diputado brasileño Luiz Alberto dos Santos.
Dos Santos, que representa el PT en la asamblea legislativa en Brasilia, asistió en San José a un encuentro preparatorio para una gran cumbre sobre la situación de los afrodescendientes en América Latina, el cual se llevará a cabo en noviembre próximo, en Salvador, capital del estado de Bahia, de donde es originario.
“Dilma es la continuidad del gobierno de Lula. Tiene sus propias características, pero me parece que es un mismo proyecto”, aseguró al referirse a un debate que ciertos sectores de la prensa brasileña promueven. Esta trata de mostrar las diferencias entre el Gobierno actual y el de su antecesor.
“La prensa trata de destacar las peleas con Lula. Lo cierto es que no hay nada de eso. Ella lo hace a su manera, pero sin cambiar lo fundamental”, agregó.
Y cuando se habla de que Lula está en campaña para volver a la presidencia el 2014, Dos Santos asegura que si está en campaña, “no es para volver, sino para garantizar el triunfo de Dilma el 2014”.
REFORMA POLÍTICA
“Ella tiene sus formas de encaminar el Gobierno, al enfocar el mismo proyecto de Lula, de desarrollo con distribución de renta. En el Gobierno anterior, se sacó de la pobreza a más de 30 millones de personas. Dilma lanzó recientemente otro programa, que busca rescatar de la pobreza extrema a 16 millones de personas más”, destacó.
Según del diputado, “la gran prensa solo habla del programa ‘Bolsa Familia’. Dicen que es asistencialista, pero la realidad es que hay un conjunto de medidas, como ‘Luz para todos’ o ‘Agua para todos’. El programa ‘Luz para todos’ incendió la venta de electrodomésticos en el país. El combate a la pobreza extrema es la combinación de varios programas para crear nuevas condiciones que permitan a las personas salir de la condición de miembros de ‘Bolsa Familia’. La prensa no ve ese conjunto”.
“Ese es un proyecto exitoso que protege a Brasil de la crisis internacional, aunque, ciertamente, enfrenta nuevos desafíos”, dijo.
“Para eso, necesitamos reformas políticas. El diagnóstico es que el poder económico en Brasil determina la composición del Congreso. No es posible seguir así si se quiere profundizar la democracia. El poder económico no puede tener ese peso tan exagerado que tiene actualmente”.
El PT quiere acabar con el financiamiento privado de las campañas, y estima que el financiamiento público permitiría a los liderazgos sociales tener una mayor representación política.
Además, “hay que hacer una reforma partidaria profunda para acabar con el caciquismo, con los partidos con dueños. Hay que democratizar las relaciones partidarias”.
Pero, agregó, “me parece muy difícil que tengamos una reforma política ahora. No es posible que los 513 diputados y los 81 senadores quieran cambiar el sistema si fueron elegidos con financiamiento privado. Para eso necesitamos una asamblea constituyente que discuta las reformas políticas y una reforma tributaria”.
Dos Santos destacó, también, la necesidad de una reforma agraria. “Es un combate ideológico muy grande. Cada día más la cuestión de la reforma agraria está sobre la mesa y la tendremos que enfrentar”.
Sobre la situación económica del país, dos Santos estimó que “estamos en un momento de gran expectativa. Los analistas estiman que Brasil será en breve la quinta economía del mundo, pero tenemos una gran preocupación por la falta de justicia social”.
En su opinión, el problema económico brasileño tiene que ver en estos momentos con la cuestión cambiaria, con un dólar débil y un real muy valorizado. “Los productos brasileños quedan muy caros y sale muy barato salir del país, viajar. El Gobierno brasileño está tomando medidas que no han dado resultados inmediatos. Hoy tenemos un ingreso muy grande de dólares”.
Dos Santos explicó que, cuando el Gobierno brasileño descubrió el potencial petrolero del Presal, modificó la legislación para esa área. El expresidente Fernando Henrique Cardoso había quebrado el monopolio de la explotación del petróleo. Lula promovió una nueva legislación; acabó con el sistema de concesiones y lo sustituyó por el de licitaciones, y Petrobrás tiene un mínimo de 30% en el consorcio que va a explotar el petróleo y es la única operadora. Además, se creó un fondo social para invertir en salud, educación, cultura, ciencia y tecnología. Quizás por eso, añadió, Obama, cuando visitó Brasil, se manifestó contra las regulaciones adoptadas para administrar el Presal.
POLÍTICA INTERNACIONAL
En materia internacional –añadió-, “sin dejar las relaciones con los socios tradicionales, Lula fortaleció las relaciones con vecinos de América Latina, con los países africanos, construyó el grupo de los BRICS (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), para quebrar la hegemonía de Estados Unidos y Europa. Brasil surgió entonces como una potencia emergente”.
“Dilma mantiene eso, pero abre un diálogo con Estados Unidos. En mi opinión, es por eso que el presidente Barack Obama no visitó Brasil en gobierno de Lula, pero sí lo hizo en el gobierno de Dilma. Ella creó esa marca de su Gobierno”.
El tema de los derechos humanos, en particular el voto de Brasil sobre la situación en Irán –que Brasil condenó–, provocó polémica y renovó las especulaciones sobre un cierto distanciamiento entre las políticas de Dilma y Lula.
Dos Santos no ve, sin embargo, grandes cambios. Sobre derechos humanos, destacó, el actual Gobierno piensa que no tiene porqué no criticar, por ejemplo, la situación en los mismos Estados Unidos. Allí, de cada cinco jóvenes negros, uno está preso”, afirmó el diputado brasileño.
Diputado brasileño:
“Lo racial tiene un papel muy destacado en las desigualdades sociales”
“En todos los estudios sobre desigualdades en la región, lo racial tiene un papel muy destacado. Nuestra idea es que los parlamentos se metan en ese debate y promuevan legislación para combatir las desigualdades étnicas y raciales”, dijo a UNIVERSIDAD el diputado brasileño Luiz Alberto Dos Santos, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
El diputado participó en San José, la semana pasada, en un encuentro regional de mujeres afrodescendientes, preparatorio del que se realizará en noviembre próximo en Bahía, su estado natal.
Con casi cien millones de afrodescendientes, que representan el 51% de su población, Brasil reconoció oficialmente la existencia del racismo en el país en la Conferencia Mundial realizada en Durban, Sudáfrica, el 2001.
Como una continuidad de esas actividades, Naciones Unidas declaró el 2011 como el Año Internacional de los Afrodescendientes. Del 17 a 19 de noviembre habrá un encuentro mundial sobre el tema en la ciudad brasileña de Salvador, capital del estado de Bahía, con la presencia de representantes de poblaciones afrodescendientes y jefes de Gobierno de países de la región.
“Hay una perspectiva de que los jefes de Estado anuncien la creación de un fondo para promover políticas públicas en favor de afrodescendientes en la región. Hemos promovido un encuentro de parlamentarios negros latinoamericanos y del Caribe, para influenciar ese debate y definir qué puntos en común se podrá desarrollar en la región, respetando las particularidades de cada país”, informo Dos Santos.
A partir de la reunión de Durban, Brasil comenzó a proponer políticas más agresivas para hacer frente a esas desigualdades y el presidente Luis Ignacio “Lula” Da Silva (2003-2010) creó un ministerio especial para atender esa situación, recordó dos Santos. “Solo 6% del Congreso brasileño es negro. Eso es absurdo”, ejemplificó.
Entre otras cosas, se establecieron cuotas para estudiantes negros en las universidades públicas, incluso en el Instituto Rio Branco, donde se forman los diplomáticos brasileños. Unas 52 universidades brasileñas han adoptado algún sistema de cuotas, dijo el diputado.
Dos Santos destacó como parte importante de esas luchas, la política nacional de desarrollo de las comunidades “quilombolas”. Estas son comunidades del interior, de población negra, que ocupan lugares empobrecidos, aislados, pero “con una capacidad inmensa de consolidar relaciones sociales”, señaló.
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