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Inisa avanza en estudio de Helicobacter pylori y cáncer gástrico

La bacteria Helicobacter pylori está presente en un 90% de los casos de gastritis atrófica y del 100% de las úlceras pépticas y duodenales encontradas en población dispéptica (con problemas digestivos) del Hospital Calderón Guardia, según análisis realizados en el Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

La bacteria Helicobacter pylori está presente en un 90% de los casos de gastritis atrófica y del 100% de las úlceras pépticas y duodenales encontradas en población dispéptica (con problemas digestivos) del Hospital Calderón Guardia, según análisis realizados en el Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En esa misma población encontraron un 93%  de pacientes positivos para esa bacteria, igual que un 87% de los analizados en el Centro de Detección Temprana del Hospital Max Peralta de Cartago y un 51% del personal analizado de la Facultad de Microbiología, del Inisa y de otras entidades de la UCR.
Además, se realizó un estudio con adultos mayores del país, en el cual el 73% resultaron positivos por Helicobacter pylori.
Esos son algunos datos aportados por el Dr. Clas Une, investigador del Inisa, quien informó de que aunque la bacteria se descubrió en 1982, se cree que ha estado ligada a la humanidad unos 60 000 años o más, prácticamente desde que el ser humano salió de África, según la teoría predominante sobre el origen de la humanidad. En realidad, se trata de varias cepas, unas más virulentas que otras, que infectan a las personas en los primeros años de vida y se mantienen en el estómago por muchos años.
El avance en la investigación científica ha permitido identificar que al menos dos factores de virulencia: CagA y VacA se expresan en algunas cepas de Helicobacter pylori y las vuelven más “agresivas”, lo que ocasiona mucho daño en el tejido del estómago.
Por lo general, la bacteria se ubica en el antro (parte distal del estómago) y a lo largo de los años va afectando el tejido hacia arriba o hacia abajo. En el primer caso puede generar atrofia, metaplasia, displasia y adenocarcinoma, o puede seguir hacia abajo del antro y afectar el píloro y el duodeno, y generar una úlcera duodenal. Las investigaciones revelan que una persona con este tipo de úlcera raramente desarrolla el cáncer gástrico.
Los científicos aún no han terminado de dilucidar el por qué a veces dicha bacteria genera cáncer y en la gran mayoría de las personas infectadas no pasa de algunas molestias, aunque ya conocen “la hipervirulencia” de algunas cepas.
En los últimos años –según informó Une– también han encontrado una asociación de la Helicobacter pylori con una enfermedad de anemia por deficiencia de hierro.

DOS DÉCADAS DE TRABAJO
Desde hace 21 años, en el Inisa se creó el Programa de Especial Interés Institucional sobre la Epidemiología del Cáncer y durante los últimos ocho años se han desarrollado las pruebas para detectar anticuerpos contra la Helicobacter pylori, entre estas un ensayo enzimático llamado Elisa, que les ha permitido desarrollar diferentes investigaciones.
Una de ellas midió la presencia del factor de virulencia CagA de Helicobacter pylori en la población dispéptica del Calderón Guardia y mostró un 49% de los casos positivos, igual que un 55% de la población analizada en el Centro de Detección Temprana de Cáncer de Cartago y un 26% de la muestra analizada en la UCR.
En ese estudio se descubrió que existe una relación directa entre la presencia de la bacteria con el factor de virulencia  CagA y la gastritis atrófica del antro (daño severo del estómago provocado por la bacteria) y la úlcera duodenal.
Una complicación que presentan estos estudios es que cuando se produce la atrofia, la bacteria muchas veces ha desaparecido y no es posible aislarla, explicó el Dr. Une.
Por su parte, la Dra. Vanessa Ramírez Mayorga, también del Inisa, trabaja para crear una “bacterioteca” con las bacterias aisladas en pacientes del Hospital Calderón Guardia. Asimismo, estudia otros factores de virulencia de la Helicobacter pylori, entre estos: VacA, Dep, Oip, BabA, Ice y sitios Epiya. Algunos resultados preliminares muestran que no hay asociación entre Dup, Oip y VacA con la gastritis atrófica.
Por su parte, el Dr. Une trabaja en colaboración con la Universidad de Bergen, de Noruega, y el Dr. Warner Alpízar Alpízar, del Laboratorio Finsen, de Dinamarca, en el estudio de la uroquinasa Receptora Activador de Plasminógeno (uPAR), que es inducida por la bacteria Helicobacter pylori. Esta uroquinasa es un indicador de la presencia de un tumor.
OTROS PROYECTOS
En el futuro, los investigadores del Inisa continuarán con las líneas de investigación existentes, pero también se dedicarán a estudiar la formación de cáncer en modelos animales.
La Dra. Cecilia Díaz Oreiro desarrolla un proyecto que pretende analizar la regulación de unas proteínas que participan en el proceso inflamatorio, llamadas citoquinas, en ratas infectadas con Helicobacter pylori.
Asimismo, la M.Sc. Wendy Malespín Bendaña indaga sobre cómo afecta la infección con Helicobacter pylori la producción de metaloproteinasas en un modelo in vitro. Este trabajo lo hará en coordinación con investigadores de Portugal.
En  conjunto con la Dra. Carmen Villagrán, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, se analiza, por medio de la genómica comparativa, la isla de patogenicidad de CagA, con 15 aislamientos de pacientes con gastritis atrófica y 15 no atróficos de Costa Rica y Guatemala. La idea es secuenciar diez genes y montar un sistema para comparar los datos.  En este estudio, las doctoras Blanca Zelaya y Marcela Suárez Esquivel, de Guatemala y Costa Rica, respectivamente, también esperan analizar perros para tratar de aislar la Helicobacter pylori, pues sospechan que los canes podrían actuar como posibles reservorios.
La Dra. Silvia Molina Castro, en conjunto con la Dra. Eliette Touati, del Instituto Pasteur de Francia, planean investigar con modelos de inflamación in vitro y en biopsias, para  saber cómo es que se genera la producción de ciertas citoquinas y otras moléculas que afectan el proceso cancerígeno.
De acuerdo con el Dr. Une, los científicos de la UCR continuarán los estudios genéticos sobre la bacteria para tratar de identificar el origen de las cepas que circulan en Costa Rica.
También esperan investigar la Helicobacter pylori en relación con el cáncer de esófago, porque con base en la experiencia internacional los investigadores sospechan que es uno de los cánceres que comenzará a aumentar en el futuro.
“Si conocemos más de la Helicobacter pylori podemos tomar decisiones en materia de salud pública y en los casos particulares”, expresó Une.

  • Lidiette Guerrero Portilla 
  • Crisol
France
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