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“Cuando yo era niña vivía en esta misma comunidad. El agua era muy limpia, nosotras nos íbamos a bañar a las pozas, incluso utilizábamos el agua del río para tomar y para lavar los trastos y la ropa”.
Así describe Nelsy Martínez Tencio, de la Asociación Agropecuaria Familias de Quebradillas de El Guarco, cómo era el río Purires antes de que sus aguas sufrieran los efectos de la contaminación ambiental.
En esta microcuenca, que comprende varias comunidades de los cantones de El Guarco y Cartago, en esta provincia, el Programa Institucional de Gestión Ambiental Integral (Progai) de la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrolla un trabajo de investigación y acción social en apoyo a las acciones locales para el manejo del recurso hídrico.
Para ello se creó la Comisión de la Microcuenca del Río Purires (ComPurires), integrada por diversas instituciones públicas, municipalidades, asociaciones de desarrollo, Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (Asadas), organizaciones de mujeres y otros líderes comunales.
Los logros alcanzados como grupo organizado en la protección del recurso hídrico fueron reconocidos este año con el Galardón Bandera Azul Ecológica que otorga el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) en la categoría de Microcuencas hidrográficas.
El río Purires nace en la zona montañosa al sur de Tobosi y es un afluente del río Reventazón.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
Según lo explicó la M.Sc. Yamileth Astorga Espeleta, bióloga y coordinadora del Progai, desde hace cuatro años la UCR impulsa el trabajo conjunto en la zona, el cual incluyó la realización de un diagnóstico biofísico y socioeconómico de la microcuenca, el estudio de la calidad de las fuentes de agua captadas por las Asadas y la valoración de los riesgos de las zonas de recarga del agua.
Asimismo, se ha evaluado la calidad físico-química y biológica del agua del Purires y se ha promovido el uso de tecnologías limpias, como los biodigestores, para la disminución de la contaminación del río.
“En la zona, el índice de inequidad de acceso al agua era muy elevado y la calidad del líquido muy deficiente. Después de una lucha muy fuerte para cambiar esta situación, ahora hay nuevas captaciones y el acueducto de El Guarco lo administra el AyA”, detalló Astorga.
Las fuentes de contaminación de la microcuenca del Purires son muy diversas, a criterio del también biólogo M.Sc. Jean Baptiste Livenais, vecino de El Guarco y colaborador de la ComPurires.
“Es una microcuenca compleja –indicó–, porque reúne actividades industriales, agrícolas y centros de población importantes”.
En la parte alta se concentran las actividades agrícola y ganadera, aunque existen también algunas empresas industriales dedicadas al procesamiento de alimentos y a la fabricación de cerámica, mientras que en la zona baja se encuentran los asentamientos humanos y cultivos de plantas para la exportación, además de la Zona Industrial de Cartago, ubicada muy cerca del río Coris, afluente del Purires.
Otra fuente de contaminación la constituyen los residuos sólidos que la población lanza al cauce del río, entre estos objetos de metal, papel, plástico, vidrio, madera y tela.
En uno de los recorridos habituales de los miembros de la ComPurires por las márgenes del río para realizar labores de limpieza y tomar muestras del agua, se constató que los desechos fecales son otra importante causa de contaminación. Estos provienen principalmente de los centros de población y son vertidos a los riachuelos y quebradas que desaguan en diferentes puntos del río, aseguró la M.Sc. Astorga.
EROSIÓN E INUNDACIONES
A criterio de la coordinadora del Progai, al ser el agua uno de los mayores causantes de inundaciones y deslizamientos, este ha sido un tema atendido como parte del trabajo de la ComPurires.
En primer lugar, se ha hecho una valoración de los riesgos y amenazas de deslizamientos en la microcuenca, que tiene un área de 76, 25 km2, y labores de sensibilización de la población, la cual supera los 100 000 habitantes.
Y es que según Livenais, el nivel del río ha subido debido a la acumulación de sedimentos, tanto en sus orillas como en el fondo, producto de la fuerte erosión del suelo que se origina principalmente por las prácticas agrícolas en las zonas altas.
De acuerdo con los especialistas, esta situación favorece que ocurran inundaciones, ya que durante la época lluviosa y ante aguaceros muy fuertes el río se puede desbordar con mayor facilidad.
“Este es uno de los problemas principales de esta microcuenca”, opinó el biólogo.
Astorga informó de que la UCR realiza dos estudios relacionados con este problema: uno sobre la delimitación de la zona de recarga de las aguas y la evaluación de riesgos y otro que evalúa los sistemas de saneamiento y la capacidad de resiliencia de las comunidades en caso de un desastre natural.
TRABAJO INTERINSTITUCIONAL
La ComPurires aspira a convertirse en la experiencia piloto del país, que demuestre que “sí es posible trabajar de forma interinstitucional y con la participación de líderes comunales para mejorar las condiciones ambientales, el recurso hídrico y las condiciones de vida de las poblaciones locales”, afirmó Astorga.
Para la bióloga, la respuesta local en función de la microcuenca es una forma de recuperar la confianza en la gobernabilidad, de tal manera “que organizados podamos responder a la lógica del comportamiento de las aguas y de nuestro ambiente natural y no ir en contra de ella, como ha sido la tendencia en las últimas décadas”.
El presidente de la Asada de Tobosi, Luis Chacón Fuentes, está convencido de que se deben generar cambios en la población, principalmente en los niños, niñas y jóvenes.
“Yo soy educador y creo que la escuela y el colegio son fundamentales para la formación de nuestros niños y muchachos. Ellos son los que pueden hacer un cambio y si nuestros abuelos nos dejaron el río limpio, nosotros podemos mantenerlo igual para las próximas generaciones”, expresó el dirigente comunal.
Desde el 2008, esta Asada lucha para que la población aprenda a valorar el agua, pero la tarea no ha sido fácil, razón por la cual “nos hemos visto en la obligación de medir el agua, para que la gente la cuide más y gaste menos”, expresó Chacón.
La protección del agua incluye también el cuidado de las nacientes, que se encuentran en potreros y propiedades privados. “Tratamos de reforestar y de mantener protegida la zona de las nacientes”, comentó.
A juicio de Astorga, “el monitoreo del río tiene que ir acompañado de un proceso de gestión. Nuestra intención es seguir trabajando en educación ambiental e incorporar en esta tarea a los adultos mayores, para que ellos se conviertan en capacitadores y repliquen el mensaje en sus comunidades”.
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