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Tiempos modernos

Cuando Charles Chaplin filmó su película “Tiempos modernos”, con tono burlesco y sarcástico, creo que nunca pensó en realidad, en las atrocidades que los seres humanos haríamos, después de 1936 (fecha de la exhibición de la película). Luego filmó  “El dictador”, haciendo chota del tirano Adolf Hitler: seis millones de judíos masacrados; veinte millones de ciudadanos soviéticos muertos defendiendo a su país; como tres millones de franceses, medio millón de norteamericanos, y el resto, hasta llegar a veinticinco millones de seres humanos entre todos los países europeos que no mencioné…

Cuando Charles Chaplin filmó su película “Tiempos modernos”, con tono burlesco y sarcástico, creo que nunca pensó en realidad, en las atrocidades que los seres humanos haríamos, después de 1936 (fecha de la exhibición de la película). Luego filmó  “El dictador”, haciendo chota del tirano Adolf Hitler: seis millones de judíos masacrados; veinte millones de ciudadanos soviéticos muertos defendiendo a su país; como tres millones de franceses, medio millón de norteamericanos, y el resto, hasta llegar a veinticinco millones de seres humanos entre todos los países europeos que no mencioné…
Pasado el tiempo entre los años 1970 y 2000, guerras intestinas en toda Latinoamérica (excepto Costa Rica) (en donde perdieron la vida alrededor de unos diez millones de personas, entre torturas, desapariciones, lanzamientos al mar desde helicópteros de esas personas mismas). En el ochenta por ciento, poco más poco menos, del Continente Africano (quién sabe qué tipo de muertes), y alrededor del setenta u ochenta por ciento del Continente Asiático.
Pero ahora en Costa Rica, hay un montón de situaciones que tal vez no pueden ser comparables con las mencionadas anteriormente pero que son preocupantes: estamos acabando con nuestros campesinos (hay una preocupante  situación respecto a ellos, de tal manera que no tendremos hortalizas, granos…), de nuestro hato ganadero que cada vez se destruye más, por lo cual no tendremos carne. Los señores  que dirigen el país  afirman que basta tener plata para comprar los granos, las hortalizas y la carne… ¡je je je!.
La educación va de mal en peor. Parece que está decreciendo exponencialmente desde hace varios años atrás. El paradigma de nuestros estudiantes actuales no es saber, no es aprender, sino pasar. Nuestros estudiantes universitarios cada vez más sólo quieren el diploma (el papel) sin importar ser eficientes, o no;  en sus correspondientes profesiones (interesa el papel, para conseguir dinero, es decir me conformo con colgarlo en la pared diciendo que sé hablar inglés, por ejemplo, o que sé matemáticas, por ejemplo, pero no sé ni costra, y eso es lo que les enseña el sistema a los jóvenes actuales: costra).
En nuestras calles, no podemos andar con seguridad; los jóvenes, las personas adultas, las personas mayores, no pueden subirse a un autobús (a veces ni a un taxi), no pueden caminar tranquilamente por la calle por el temor a ser asaltados, quitándoles las pocas cosas que consiguieron con mucho esfuerzo. La droga está a la luz del día, tanto así que ha llegado a “iluminar” a diputados, fiscales, magistrados, etc., etc., sólo por el afán del dinero.
Vemos a policías y administrativos de cárceles trasegando armas, drogas, dinero, a los que nosotros les decimos privados de libertad. La verdad es que son reos convictos.
Aquí ya no importa el honor, la nobleza, la decencia, la humildad. Sólo interesa el dinero. Por eso hemos entregado a nuestro país a las grandes transnacionales de la industria, de la agricultura, de la ganadería.
Hemos cambiado nuestras tierras por un plato de babas.
La corrupción de los burócratas, esos cuadros intermedios de los diferentes partidos tradicionales que han asumido el poder en los últimos tiempos es realmente increíble: policías que roban armas y chalecos antibalas; funcionarios vendidos que entregan placas de forma ilícita a aquellos infractores confesos, abogados que deberían ser llamados “abogansters”…
¿Quo Vadis Costa Rica?

  • Rutilio Herrera
  • Opinión
Hitler
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