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La satisfacción en la UCR se siente de forma generalizada, gracias a la visión y las gestiones de sus autoridades, quienes legan a las nuevas generaciones la seguridad de una educación superior pública de calidad, manifestada en espacios, recursos e infraestructura para albergarla. Las noticias recientes, que nos hablan de terrenos, fideicomisos y megaproyectos, nos renuevan la lealtad con la educación pública y el agradecimiento con quienes sentaron las bases y fundaron una universidad estatal, autónoma y laica, y sobre todo con quienes, como las actuales autoridades, han sabido preservarla, defenderla y enriquecerla.
Y ahora, nuestro compromiso es honrar esta herencia y, respetando la historia y las raíces que traen consigo, elevarla a la altura de los tiempos. Se impone garantizar la coherencia entre el diseño de los espacios educativos por una parte, y por otra, con los recientes hallazgos en aprendizaje y neurociencias y tendencias en docencia universitaria, que se derivan de las necesidades y capacidades de las nuevas generaciones. No nos es dado devaluar el esfuerzo que han hecho las autoridades universitarias, haciendo más de lo mismo, y diseñando espacios que promueven el pensamiento lineal y la fragmentación del conocimiento. Las tendencias de las universidades en el mundo, que transitan hacia la transdisciplinariedad y el pensamiento complejo como imperativos en la educación superior del siglo XXI, así lo demuestran.
Por ejemplo, el Laboratorio de Medios (Media Lab) del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) encargó el diseño de su nuevo edificio al arquitecto japonés Fumihico Maki, maestro de la precisión, la delicadeza y la sutileza. Los académicos y académicas del Media Lab le pidieron al grupo de Maki un edificio transparente, flexible, fácil de transitar de manera que las miradas, los saberes y las personas se encuentren, las ideas fluyan y los espacios puedan ser rápidamente reconfigurables. Hay pocas aulas, un (pequeño) auditorio, muchas salas para reuniones de grupos pequeños, y muchos espacios que se reorganizan de acuerdo con las necesidades emergentes.
El arquitecto costarricense, Benjamín García Saxe, ganador del primer lugar en el Festival Mundial de Arquitectura en Barcelona en noviembre de 2010, recientemente de visita en la UCR, ha demostrado cómo un diseño innovador, bello y cómodo puede ser más barato que las construcciones tradicionales. Tanto así, que la Organización de Naciones Unidas (ONU) lo ha contactado para llevar sus diseños a poblaciones en riesgo en África.
Recientemente la Cátedra U de Transdisciplinariedad, Complejidad y Ecoformación organizó un panel con el Arq. Omar Quesada, profesor de la UCR y coordinador en Costa Rica del área de Educación de la empresa de arquitectura Gensler, y con la M.Ed. Silvia Chacón Ramírez, especialista en Planificación Curricular y Directora de METICS. En el panel, titulado Diseño de espacios para el aprendizaje complejo, Quesada propuso tres grandes patrones arquitectónicos para que el espacio de aprendizaje sea flexible, responda a las nuevas realidades y a las necesidades de los y las aprendices actualmente: espacios para el aprendizaje formal; informal y permanente. Por su parte, Chacón afirmó que un diseño del espacio innovador, sin divisiones y centrado en el aprendizaje, más que en la enseñanza, daría la oportunidad al aprendiz de tomar la responsabilidad que le corresponde ante su propio desarrollo.
Tenemos las condiciones para realizar los megaproyectos que permitan a la UCR enfrentar las necesidades de albergar más estudiantes, más docentes e investigadores, más personal administrativo, proyectos, programas; y de encubar la innovación.
El reto ahora es emprender un Metaproyecto para hacer coincidir las necesidades y potencialidades de los y las aprendices; las tendencias educativas y curriculares, el avance social, cultural, científico y tecnológico, con el diseño de espacios apropiados que rompan con la linealidad del pensamiento y la fragmentación del conocimiento y promuevan la transdisciplinariedad y la complejidad.
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