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La crisis en los países desarrollados “obliga a los países emergentes a ampliar sus vínculos. Veo grandes ventajas si avanzamos en integración; nuestras economías sufrirán menos con estos problemas”, aseguró el expresidente de Brasil (2003-2010), Luis Inácio “Lula” da Silva, en una conferencia pronunciada en San José, el pasado miércoles 31 de agosto.
En el escenario de esta crisis, “las naciones desarrolladas dejaron de ser el centro dinámico de economía mundial y me siento orgulloso al constatar que países de América Latina estaban mejor preparados para enfrentarla”, dijo Lula, ante un auditorio reducido, integrado principalmente por líderes políticos nacionales y empresarios.
Lula vino a Costa Rica invitado por la empresa brasileña OAS –líder del sector de la construcción pesada en Brasil y en plena expansión hacia otros países de América Latina y de África–, para hablar de la integración regional y el desarrollo social y económico de los países latinoamericanos.
AMÉRICA LATINA Y LA CRISIS
En San José, pasó revista a la situación internacional, a la crisis financiera que afecta a los países desarrollados y al papel que América Latina podría jugar en ese escenario.
“América Latina puede contribuir con la solución de la mayor crisis económica de las últimas décadas, que no surgió en los países emergentes ni en la periferia, sino en el corazón del mundo desarrollado”, aseguró Lula.
Una crisis provocada, “en gran medida, por la falta de regulación del sistema financiero, por obra de la anarquía del mercado y la irresponsabilidades de gobernantes que no supieron regularlo”.
Los mercados financieros, altamente especulativos, quedaron en evidencia mucho antes de la quiebra de Lehman Brothers, en el 2008, en el inicio de esta crisis, dijo Lula. Aun así, agregó, fue de perplejidad la reacción de los gobernantes.
Especialistas que nos dieron lecciones para enfrentar nuestras dificultades fueron incapaces de encontrar soluciones a los problemas de sus propios países. Dejaron desprotegidos a millones de usuarios que creyeron en la promesa de créditos baratos para comprar casas. El crédito desapareció y la crisis se extendió, enfatizó el expresidente brasileño.
Refiriéndose a las medidas adoptadas para hacerle frente, Lula aseguró que los países desarrollados no enfrentaron sus causas. Los Gobiernos aflojaron su política monetaria y fiscal, provocando una ola de liquidez, sin atacar las causas que crearon esta crisis. Los problemas estructurales no fueron enfrentados y una nueva onda de choque amenaza las economías desarrolladas, estimó.
Por otro lado, agregó, “el exceso de liquidez actual afectó todo el mercado cambiario y amenaza la estabilización de nuestras economías: aumentó el desempleo y surgieron medidas antimigrantes, a veces con carácter xenófobo”.
El expresidente brasileño señaló también que “los gastos para apoyar a los bancos afectaron las políticas fiscales y la deuda de esos bancos se transformó en una creciente deuda pública”. Los intereses de los banqueros fueron protegidos y se descargó el peso de crisis en otros sectores de la sociedad, se lamentó.
“La falta de liderazgo para enfrentar la nueva recesión, que amenaza Europa y Estados Unidos, puede afectar a toda la economía mundial”. “No es justo –añadió– que los países en desarrollo paguen la cuenta de la inflación y el desempleo, consecuencia de esa política en la que todo parece estar justificado. El mundo desarrollado debe acudir a una nueva agenda, que incluya una política de desarrollo, y no solo estimular el gasto fiscal”.
Lula destacó que los países latinoamericanos y del Caribe registran hoy tasas de crecimiento muy superiores a la de los países desarrollados, con un promedio de crecimiento del PIB de 4,7%. Pero esas cifras, advirtió, podrían ser revisadas hacia la baja ante el fantasma de la recesión que resurge y puede afectar a todos.
“No estamos inmunes al efecto de una nueva recesión en el mundo capitalista, hay que diversificar relaciones comerciales, ampliar nuestras relaciones, fortalecer nuestro mercado interno”.
Lo cierto, concluyó, “es que el mundo de la precrisis, sostenido por escenarios arriesgados de crédito, no existe más”.
POLÍTICAS OSADAS
El líder político brasileño defendió aquí la promoción de “políticas públicas osadas: eso hicimos en Brasil. El mercado, por si solo, no es capaz de resolver los graves problemas de la economía”, aseguró. “Yo aprendí que el Estado no puede ser empresario, pero tiene que ser fuerte”.
“Durante mi gobierno, hicimos una corrección en nuestra diplomacia, para ampliar los vínculos con naciones de América Latina, del Caribe, Asia, África y Oriente medio”.
“Yo no tenía interés de pelear con Estados Unidos ni con Europa, añadió, pero era necesario ser menos dependiente. Brasil adoptó una nueva política externa para fortalecer vínculos con países emergentes y construir un orden político más equilibrado, sin volver las espaldas a los Estados Unidos y a la Unión Europea”.
Lula defendió, en su conferencia, la idea de que “el mercado tiene que ser libre de verdad”. “No hay nadie más proteccionista que los europeos”, enfatizó. “Les encanta hablar de libre comercio cuando es para comprar sus productos; pero, para comprar los nuestros, cuando pueden crear problemas, lo crean”.
Recordó haber sido el único presidente de Brasil que visitó todos los países de América Central, toda América Latina, “pero mucha gente me criticaba por andar viajando por la región, por África o el Caribe”. El resultado es que el comercio entre Brasil y América Latina y el Caribe pasó de casi 20 mil millones de dólares a 80 mil millones, cuadruplicándose.
“No entiendo como los empresarios mexicanos tienen miedo de los empresarios brasileños y no tienen miedo de empresarios norteamericanos. Le propuse al presidente de México una alianza entre PEMEX y Petrobrás (las empresas petroleras de ambos países). “Pero nadie logra convencerlos de la bondad de esto”, se lamentó.
Lula recordó, también, que con Costa Rica había firmado diversos acuerdos y sugirió una nueva cooperación. “Podríamos desarrollar juntos, por ejemplo, un satélite meteorológico para América Central”, sugirió.
MERCADO INTERNO
Finalmente, el expresidente brasileño se preguntó cuál fue le milagro para sacar 28 millones de personas de la línea de pobreza en Brasil, durante sus ocho años de gobierno.
Fortalecimos el mercado interno brasileño, respondió. En Brasil, el milagro fue generar 15 millones de empleos formales en ocho años, llevar comida a más de 50 millones de personas. Muchos creían que eso era asistencialismo. Pero el resultado fue que “esta clase pobre, de la región más pobre del país, consumió más que las clases A y B de la región más rica”.
Setenta millones de brasileños tenían cuenta bancaria en 2003. Hoy 118 millones las tienen. Nunca los ricos ganaron tanto en Brasil, pero los pobres quedaron menos pobres, explicó. Diez millones de jubilados recibieron préstamos para transformarlos en consumidores. El dato concreto es que la rueda de la economía giraba con más consistencia, con más gente comprando y con más gente vendiendo.
“Conquistaron, además de un mejor nivel de vida, autoestima. Se sentían ciudadanos de segunda clase y nosotros los hicimos sentirse de primera clase”.
El otro milagro, añadió, fue el crédito y el microcrédito. “Brasil era un país capitalista sin capital. Fue necesario que un socialista llegara a la presidencia para transformar el país en capitalista”.
Si Ud. le da un millón de dólares a un rico, explicó, esos dólares se van a cuenta bancaria, para vivir de la especulación. Divida ese millón de dólares entre mil personas y esos dólares volverán al consumo, en los supermercados.
“Promovimos el programa de aceleración del crecimiento, invirtiendo miles de millones en obras de infraestructura y descubrimos petróleo. Petrobrás va a invertir 224 mil millones de dólares hasta 2014 para desarrollar la explotación del petróleo recién descubierto. Eso es lo que permitirá que en 2016 Brasil sea la quinta economía del mundo”, enfatizó el dirigente brasileño.
Lula concluyó asegurando que “la integración regional será mi obsesión de ahora en adelante. ¿Qué Brasil puede hacer por Costa Rica, y qué Costa Rica puede hacer por Brasil? El Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) es mucho más poderoso que el Banco Mundial, debe abrirse a financiar proyectos de infraestructura en otros países”, aseguró.
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