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Regulación en investigación con tejidos humanos debe ser rigurosa

En la mesa redonda “Tejidos Humanos como fuente de investigación en Biomedicina”, participaron Alejandro Leal, Gustavo Gutiérrez (moderador), Gabriela Arguedas, Henriette Raventós y Martín Varela. (Foto: Katya Alvarado)

En la mesa redonda “Tejidos Humanos como fuente de investigación en Biomedicina”, participaron Alejandro Leal, Gustavo Gutiérrez (moderador), Gabriela Arguedas, Henriette Raventós y Martín Varela. (Foto: Katya Alvarado)
La necesidad de que haya regulaciones rigurosas en el uso de tejidos humanos en la investigación fue destacada en la mesa redonda “Tejidos Humanos como fuente de investigación en Biomedicina”, que se realizó el 30 de agosto pasado en la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El debate contó con la participación de Gabriela Arguedas Ramírez, farmacéutica y especialista en bioética; Alejandro Leal Esquivel, biólogo genetista; Henriette Raventós Vorst, médica y genetista; Martín Varela Vindas, médico; y del director de la Escuela de Biología, Gustavo Gutiérrez Espeleta, como moderador.
“Esta práctica tiene que estar rigurosamente regulada; es obligación del Estado establecer un marco regulatorio”, enfatizó Gabriela Arguedas, para quien la regulación no tiene porqué ser sinónimo de prohibición ni restricción, mientras se realice en beneficio de la sociedad.
Costa Rica carece de regulación jurídica en esta materia; actualmente, se encuentra en discusión en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa,  el proyecto número 17 777 de la Ley Reguladora de Investigación Biomédica.
Según explicó Henriette Raventós, la investigación biomédica abarca varios aspectos en cuanto a tejidos vivos, muertos y de fluidos; pero, el que más controversia desata es el de las células vivas, que incluye las células madre, los gametos y los embriones.
Esta controversia se centra especialmente en el conflicto ético y moral que implica -para muchos- esta técnica, sobre la cual Martín Varela resaltó que debería de orientarse siempre hacia la dignidad humana.
Por su parte, Alejandro Leal lamentó que ante el debate actual sobre la regulación de las investigaciones en el país, se han abandonado estudios importantes. “El proyecto de regeneración de piel, que desarrollaban el Instituto Tecnológico de Costa Rica y el Hospital de Niños, cayó en el baúl de los recuerdos; no se ha seguido un proyecto que tiene más 30 años de llevarse a cabo en muchos países”, lamentó.
ECONOMÍA DE LOS TEJIDOS
Para Arguedas, estamos entrando en la “era de la economía de los tejidos”, debido a la comercialización que se viene dando de los tejidos en el mercado privado de la biomedicina. “Hay que ver los tejidos como propiedad privada; las personas son propietarias de su cuerpo”, apuntó Arguedas, quien recalcó que ver el derecho de la propiedad sobre el cuerpo es incompatible con la visión de los tejidos como materia prima.
En este sentido, Raventós comentó que en el ámbito de la investigación científica se ve el aporte de tejidos como una “donación”, así mismo que se usa las muestras sin controles bajo el supuesto que son “estudios sin riesgo”; esto prevale en las muestras clínicas, como las biopsias.
Al respecto de esta economía de los tejidos, Gustavo Gutiérrez ejemplificó cómo el mercado de la biomedicina implanta supuestos en la población. “Ya van 16 casos de personas que llaman a la Escuela de Biología consultando sobre casos extremos; una mujer llamó porque su hijo perdió un dedo y había guardado el cordón umbilical de su otro hijo, así que me preguntó si con dicho cordón podía restaurarle el dedo a su otro hijo”, relató.
“Es bueno que la gente conozca del desarrollo del campo de la biotecnología, pero aún no se tiene claro el alcance que en verdad tiene esta tecnología”, puntualizó Varela.
Mientras tanto, Raventós aseveró que en la biomedicina se tiene que tener presente siempre que al utilizar tejidos se hace uso del participante y de su información.  Por lo que en el momento de regular esta práctica, se debe de tener claro quién es el beneficiario y quién es el verdadero dueño de esa muestra, quién dona o quién hace el uso.
“Hay que valorar el objetivo que se plantea al recolectar la muestra, si el uso que se hace de la misma es igual o diferente al objetivo, cambios en las condiciones del donante, sus probables beneficios económicos”, detalló la investigadora acerca de los aspectos por considerar para el donante, a la hora de firmar un consentimiento.
De acuerdo con Arguedas, el consentimiento se ha visto como un mero trámite administrativo. “Dentro de la regulación se debe de tener claro qué actividades podrían desarrollarse en el área pública y privada de la práctica, tener claro qué objetivo busca cada uno”, recomendó.
Si bien el debate sobre la regulación ideal para este tipo de prácticas en la investigación biomédica continúa, Arguedas instó a no obedecer presiones políticas ni económicas. “Hay que buscar un enfoque utilitarista y un conjunto de variables que se aproximen a acuerdos mínimos en el marco de los derechos humanos”.

  • Emanuel García Jiménez 
  • Universitarias
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