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Benedicto Fonseca, de la cancillería brasileña: Televisión digital revolucionará comunicaciones e introducirá el telegobierno

Doce países ya adoptaron este el sistema digital nipón-brasileño, lo cual representa un mercado de más de 550 millones de personas, afirmó Benedicto Fonseca (Foto: Gilberto Lopes)

Doce países ya adoptaron este el sistema digital nipón-brasileño, lo cual representa un mercado de más de 550 millones de personas, afirmó Benedicto Fonseca (Foto: Gilberto Lopes)
Costa Rica inició, la semana pasada, el proceso de transición hacia la televisión digital, que deberá culminar dentro de seis años, cuando desaparecerá la actual señal analógica.
Demasiado complicado, quizás, vislumbrar desde ahora las dimensiones de este cambio, las posibilidades que el nuevo sistema ofrece. Una de las decisiones que se debía tomar era qué modelo adoptar entre los tres presentes en el mercado: el norteamericano (ATSC), el europeo (DVB-T) o el japonés (ISDB-T).
Este último cuenta con un agregado de tecnología brasileña, que consiste en poderosos recursos de interconectividad. Estos permitirán, a cualquiera que tenga acceso a un aparato de televisión, conectarse con oficinas públicas, recibir y enviar datos, y realizar trámites. Fue el elegido por Costa Rica.
La semana pasada se celebró en San José la primera Expo TV Digital, a la cual asistieron representantes de Gobiernos y empresas. Entre ellos, el director del Departamento de Temas Científicos y Tecnológicos de la cancillería brasileña, Benedicto Fonseca, que explicó a UNIVERSIDAD las perspectivas de este nuevo sistema.
Fonseca destacó no solo las ventajas técnicas del sistema, sino también la preocupación por “no dejar desamparadas las clases más desfavorecidas” cuando se produzca el “apagón analógico”.
¿Cuáles son las ventajas técnicas del sistema brasileño-japonés que lo hicieron el preferido de diversos países, incluso Costa Rica?
–En Brasil, hicimos una evaluación técnica con base en la calidad de imagen, sonido, fortaleza de la señal y otros aspectos. Esas pruebas fueron hechas en diversos ambientes, tanto urbanos como rurales, y la conclusión fue favorable al sistema japonés.
Brasil hizo después un ajuste a ese sistema, una adaptación a nuestras necesidades. La gran contribución brasileña fue el desarrollo del middleware que llamamos GINGA. Se trata de la mediación entre la señal del emisor y el aparato de TV del receptor.
El GINGA es una solución tecnológica respetada mundialmente, que resolvió algunos problemas presentes en otros países. Este middleware proporciona una gran interactividad, que puede ser vista de dos maneras. Una es la que tenemos actualmente en uso comercial. Usted puede ver un programa de TV, interactuar entrando a una ventana, viendo, por ejemplo, la situación de los equipos que están jugando el partido, su lugar en la tabla de clasificación, ver la historia del equipo, etc.
La otra posibilidad es de interactividad plena, donde me permitiría no solo recibir información, sino también enviarla. Por ejemplo, podría enviar a un doctor los resultados de mis exámenes. Técnicamente esto ya es posible, gracias al GINGA, pero todavía no está operando.
Otro aspecto que vale la pena destacar es que todo el servicio estará disponible también en dispositivos portátiles, en el carro, en el celular. Otros sistemas no ofrecen esa portabilidad y eso, para algunos países, de América Latina o de África, es muy importante.
 
El middleware GINGA, el primero de su tipo desarrollado íntegramente en las universidades brasileñas, es el fundamento de la interactividad de este patrón nipón-brasileño. ¿En qué consiste esto, cuál es el aporte tecnológico brasileño?
 
–Nuestra contribución fue atender la demanda de un país en desarrollo para que, al hacer la transición, no dejara desamparadas las clases más desfavorecidas. Esa preocupación no existía en otros países, porque las circunstancias eran diferentes. La interactividad es lo que hizo la diferencia, ese es el aporte brasileño al sistema.
El objetivo es favorecer la inclusión social. En Brasil, ocurre que el 98% de la población tiene acceso a la TV abierta, pero menos del 30% tiene acceso a Internet. La idea es usar la TV abierta, con el GINGA, para dar a toda la población acceso a los recursos que esta interactividad permitirá, a través de la televisión abierta (no de cable y tampoco de Internet).
Los otros sistemas –el norteamericano y el europeo– no ofrecen esa posibilidad. No lo hacen porque, en Europa o en Estados Unidos, prácticamente todo el mundo tiene acceso a Internet y, por lo tanto, no necesitan ese acceso por televisión. En América Latina no toda la gente tiene acceso a Internet y la TV digital, con ese modelo de interactividad que el GINGA proporciona, hace toda la diferencia en países como los nuestros.
Como casi toda la población tiene acceso a un aparato de TV, este puede transformarse en un instrumento poderoso de política pública, poniendo a disposición de la población aplicaciones interactivas en áreas de telegobierno, como teleducación, telesalud o t-banking. Para los sectores más pobres de la población, que no tienen acceso a computadores, eso puede hacer toda la diferencia. Vamos a ver próximamente el impacto de esta tecnología en las políticas públicas.
Además, por estar basado en un código abierto, al que los desarrolladores tienen libre acceso, todos tienen posibilidad de contribuir a desarrollarlo.
Ya existe, incluso, un foro internacional de armonización técnica que discute temas como la organización del espectro, la convivencia de señales o superar obstáculos topográficos.
 
¿Cuál es la situación actual en Brasil en cuanto a la implementación de la TV digital? ¿Cuántos países ya han adoptado este sistema de TV digital?
 
-Nuestro apagón analógico está previsto para dentro de cinco años, en 2016. Empezamos este proceso en 2006. O sea, estamos en la mitad del período de transición. En este momento, el Gobierno brasileño está discutiendo la reglamentación que obliga el uso del GINGA, un proceso que todavía está en construcción, pero la meta está clara.
Hoy, en Brasil, conviven los dos sistemas, el analógico y el digital. Quien tiene TV digital puede recibir la señal digital, y vamos sustituyendo eso poco a poco.
Queremos que en el 2016 tengamos una cobertura de señal digital en todo Brasil y que toda la población se haya preparado adecuadamente para recibirla.
Todos los Gobiernos, que hicieron esta transición de lo analógico a lo digital, tuvieron una transformación escalonada. Ayer (el pasado 6 de septiembre) la presidenta, Laura Chinchilla, hizo el encendido digital en Costa Rica, dando inicio a un proceso que deberá concluir en diciembre de 2017, cuando se producirá el apagón analógico en el país. Este es un proceso complejo, caro, hay que instalar torres de transmisión, equipos, etc. Aquí, como en otros países, hay una campaña de difusión, un plazo de adaptación. No habrá sorpresas.
En cuanto a quienes tienen aparatos de TV digital del modelo norteamericano, por ejemplo, estamos trabajando en una solución económica, que les permitirá adaptarse al sistema nipón-brasileño adoptado por Costa Rica, a un costo muy reducido.
 
Desde un punto de vista de integración regional, ¿qué podría significar la adopción por otros países de América Latina de este modelo de TV digital?
 
–Ese es un aspecto de la mayor importancia. Para el Gobierno brasileño, este tema es señalado como aspecto exitoso de la cooperación sur-sur.
En América del Sur, todos los países, excepto Colombia que adoptó sistema europeo, han adoptando este sistema. En América Central, tenemos esperanza de que otros países, además de Costa Rica, se sumen al grupo. Es una herramienta muy importante de integración regional, que abre perspectivas interesantes, también, en los contenidos, en la medida en que la interactividad permite al usuario participar.
Con un mismo aparato, se puede ver la programación en todos los países. Eso tiene repercusión en la parte económica, industrial, abre perspectiva de integración al tenerse un mercado único entorno al mismo modelo, mueve una economía que dialoga una con la otra.
 
 

  • Gilberto Lopes 
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